Tras convertirse en uno de los documentalistas más notables - y taquilleros - en Estados Unidos, Michael Moore estrena mañana en Argentina su último documental, una obra más divertida, relajada y con un tono de ironía crítica menos afilado y más turístico.
Estrenada en octubre de 2015 y con un plan de recorrido por las salas del mundo que se ha movido muy despacio desde entonces, "¿Qué invadimos ahora?" es una road trip que en síntesis se podría resumir en una sola frase: "problemas norteamericanos, soluciones europeas".
Quizás cansado de tanta militancia, Moore prefirió obviar diferentes crisis que Europa lleva sufriendo años y ha elegido lo mejor de cada país, viajando como un observador y comparando en casa paso distintos modelos a seguir para presentarlos para su país.
Estamos hablando de un filme que ya tiene un año de estreno y que ha coincidido - no sabemos si se trata de una estrategia de los distribuidores locales - con el estreno de "Michael Moore in Trump Land" en el IFC Center de Nueva York, semanas antes de las elecciones en Estados Unidos.
Comparaciones
El director de "Fahrenheit 9/11" y "Bowling for Columbine" se recupera de una de sus peores películas, "Capitalism: A Love Story" y seis años después vuelve a las salas de cine con una nueva mirada renovada en la que viaja por diferentes países, sobre todo europeos, presentando un conjunto sorprendentemente entrañable de sugerencias para mejorar USA comparando sus distintos sistemas educativos, penitenciarios y laborales, entre otros ámbitos.
En tono de comedia subversiva en “¿Qué invadimos ahora?” Moore interpreta el papel de "invasor". "Me he convertido en este optimista loco", confiesa Michael Moore aquí. Es una frase que puede sonar radical para uno de los documentalistas más polémicos de los últimos, aunque hay que decirlo, lo ha afirmado en una de sus películas menos radicales de su filmografía.
Si bien venía haciéndole jaque a sagas de presidentes, la cultura armamentista y las empresas de medicamentos, Moore en esta ocasión se descentra, cambia de dirección y se propone narrar un ensayo más antropológico sobre la sociedad norteamericana y les sugiere cómo ser, en todo caso, mejores ciudadanos para encarar un mejor futuro.
El filme es un cuaderno de viaje cargado con una idea: comienza a preguntar en distintos países en los que sus habitantes actualmente viven mejor que los estadounidenses y va tomando nota de ello: las regulaciones en las leyes laborales, las reformas penitenciarias y el sistema educativo y los va compilando en una lista.
En Italia, el director observa cómo se legalizaron las vacaciones pagas; en Finlandia, cómo es su educación progresiva; en Francia, cómo aprenden los estudiantes de la Secundaria a comer bien; en Noruega, le presta atención a sus particulares sistemas penitenciarios que permiten a los presos su derecho al voto; en Alemania, el hecho de que los estudiantes más jóvenes aprendan sobre el pasado dictatorial de su país.
En todos los casos, Moore concluye en cada visita un parámetro de comparación con temas semejantes en su país.
De todas maneras, la línea argumental desde ese punto de vista planteado expuesta por el director experimenta un enfoque naif, miope, ya que deja de lado las causas de una enorme cantidad de países que todavía pelean contra la censura, la guerra y otras formas de represión debilitante.
De todas maneras, el filme no tiene mayor intención de no ir más allá de aquellas consignas primarias y queda claro que Moore no presume de omnisciencia.
Europa vs Estados Unidos
En su filmografía Michael Moore siempre ha buscado socavar en las más profundas dificultades culturales e ideológicas de su país que ya son parte de la vida cotidiana del ciudadano tipo.
Recordemos que Estados Unidos tiene actualmente 47 millones de personas en situación de pobreza y sobresalen las enfermedades cardiovasculares como de las primeras causas de muerte en la gente, aunque la obesidad no hace más que aumentar, alcanzando al 30% de los adultos.
Por otro lado, un norteamericano medio gasta cerca de 9 mil dólares al año en servicios de salud, superando sustanciosamente los sueldos promedio de la clase media.
Según Michael Moore en todo el documental no hay una sóla toma rodada en Estados Unidos, pero parte de su problemática social y política para para ir en búsqueda de soluciones coyunturales fuera del país.
A lo largo de 119 minutos, el director propone una fusión de sátira y comedia con muchas dosis de ironía, para plantear esa necesidad casi obsesiva de su país por encontrar siempre un enemigo al acecho y su recorrido por Túnez, Finlandia, Italia, Francia, Islandia y Portugal, le sirven de pretexto.
Por ejemplo, en Eslovenia él comprueba los beneficios de una universidad gratis para todos y en Túnez observa el resultado de supervivencia de una revolución para conseguir un cambio positivo en su país.
A pesar de ese rescate de lo más positivo de Europa, Moore esquiva decir o mostrar ni un ápice sobre crisis política y sociológica europea. Pasa de largo exponer los rescates económicos, el desempleo sistemático, las deudas estatales y la crisis de refugiados.
Aquí vemos a un Moore que recorre el Viejo Continente como un turista relajado y patológicamente divertido y en la suma de sus observaciones está a millas de distancia de ser todo lo crítico y mordaz que una vez fue recorriendo su propio país.
“¿Qué invadimos ahora?” es la cuarta película de Michael Moore estrenada en Argentina, la tercera es “Sicko” de 2007.