El regreso de una discípula de Bocca

La bailarina de contemporáneo, becada hace seis años por Julio Bocca, cuenta hoy como ha sido el devenir de sus experiencias. El aprendizaje en el IUNA, los distintos directores que quedaron en su memoria, el trabajo comunitario y el individual. “Hoy sien

El regreso de una discípula de Bocca
El regreso de una discípula de Bocca

Con el lenguaje de la danza contemporánea, María Sol Gorosterrazú Vera convive. En una conversación telefónica, saltan del aparato las imágenes que sus palabras generan. Transgresión, libertad, improvisación, ruptura sesgan el relato de esta bailarina. Después del 2008, cuando recibió la beca de la Fundación Julio Bocca para artistas del interior, su formación no hizo más que dispararse. "Cuando terminé mi año de beca ingresé a la Compañía de danza contemporánea del IUNA, ahí estuve tres años durante los que me formé con distintos directores de Buenos Aires, internacionales y participé de distintos festivales".

Llena de nuevas experiencias y conocimientos hoy regresa a Mendoza. Su camino no se detiene: "Recién ahora estoy en la búsqueda de un lenguaje más propio, a pesar de que ya está todo hecho. Trato de investigar en lo que más me interesa, siempre con hambre".

Da clases en Luján de Cuyo y se prepara para volver a presentar su solo 'Roto', el 19 de julio en Yrigoyen 276 de Godoy Cruz. Un trabajo que plasma en la carne y en el movimiento su visión de la vida real, cruda "Roto está basado en una cueva de imágenes, de historias que tienen muy presente el dolor, considero que el ser humano es oscuro por naturaleza". Talento y fuerza se combinan en esta bailarina mendocina fuera de lo común, que con la creatividad de la danza contemporánea se atreve a fracturar límites.

-Sabemos que sos bailarina de contemporáneo, pero no cómo ni porqué.

- Mi gusto por bailar empezó de más grande. Pero de chica mi mamá daba clases de yoga y yo estaba entre salones, así que por una sugerencia mi madre me empezó a mandar a danza y me encantó. Arranqué con jazz más como un hobby y cuando salí de la secundaria, me decidí. Después me pasé al contemporáneo, empecé a tomar clases,  me enamoré de la danza y dije: yo me voy a dedicar a bailar. Siempre me postulaba a las becas de Julio Bocca, y en el 2008 me gané la media beca. Así que me fui a Buenos Aires a aprovecharla.

- ¿Cómo fue la experiencia de la beca de Julio Bocca?

-Allá estuve un año con esa beca que era más de comedia musical. Inmediatamente me metí en el IUNA, que es el Instituto Universitario Nacional del arte, a la Carrera de Danza, licenciatura en composición coreográfica porque a mí lo que más me interesa es esa parte de composición e investigación.

Cuando terminé mi año de beca ingresé a la Compañía de Danza Contemporánea del IUNA, ahí estuve tres años durante los que me formé con distintos directores de Buenos Aires, internacionales y participé de distintos festivales. La verdad es que esa experiencia con la compañía ha sido una de las más íntegras y contundente que viví. Tenías que ser dúctil, por que cada director que nos visitaba venía con su lenguaje y había que adaptarse a sus pautas de improvisación, composición y búsqueda. Fueron años muy fructíferos con una formación súper enriquecedora.

- ¿Cuál fue la experiencia que más te marcó?

- En la Compañía éramos un grupo de veinte personas que convivíamos de lunes a sábados, todos los días cuatro horas. Esa fue una experiencia muy rica, no sólo a nivel formación o sino también por una cuestión grupal, era una familia. Conocí directores como Miguel Robles, Edgardo Mercado, Pablo Rottemberg que fue el que más me interesó en cuanto a su lenguaje, su trabajo, su búsqueda, su visión de la danza.

- ¿Cómo definirías tu visión y tu lenguaje?

-Recién ahora estoy en la búsqueda de un lenguaje más propio, a pesar de que ya está todo hecho. Trato de investigar en lo que más me interesa, siempre con hambre. Hice una obra para un trabajo de tesis con el Grupo del Patio de autogestión para la facultad, con el que nos fue muy bien, empecé a hacer un solo. Este trabajo en un momento se llamó Roto, hoy no tiene nombre.

- Contame un poco sobre tu solo.

Arranca como de estados. “Roto”, que se llamó en un momento, tiene mucho de imagen difícil de explicar. Tiene mucho vestigio, de plasmar en el cuerpo esas sesiones solitarias en las que me ponía a improvisar. Está mucho presente la calle en él, mi visión, tiene mucho que ver con el imaginario que se me armó en ese tiempo en Buenos Aires, con la decantación de imágenes de la vida misma.

Basado en una cueva de imágenes, de historias que tienen muy presente el dolor por que considero que el ser humano es oscuro por naturaleza. Me llama mucho la atención esa faceta del humano; no puedo entender que la gente viva tan mal, el nivel de violencia que tenemos, la soledad, los cuerpos abandonados que vi en los neuropsiquiátricos en el Borda. Entro como en un estado que pasa a ser un mecanismo físico. Lo voy a estar presentando el 19 de julio en Yrigoyen 276 de Godoy Cruz.

- ¿Cuál es tu perspectiva ahora de la danza?

-Ha cambiado mucho mi visión, cuando era chica era un conjunto de movimientos inacabables basado en un entrenamiento físico, demasiado del movimiento en sí. Ahora ya no lo veo así, sino que hoy hago danza cuando pateo la calle, con la calle me refiero a ver la realidad que se digiere y termina en la danza. La estética de lo bello me cansó, eso de lo lindo, lo aceptable sobre todo en la mujer me ha dejado de interesar.

La imaginación, la imagen y el patear la calle tienen que estar. Este último tiempo que viví en Constitución, estuve conviviendo con la gente del Frente de artistas del Borda una de las experiencias más hermosas que tuve. Todo eso fue tiñendo mi corporalidad, mi danza, es como estar tomando la clase de danza todo el día. Hay que decantar en la danza lo que uno es, su visión, lo que uno come y mama todos los días.

- A partir de todo esto ¿cómo te imaginás fluyendo hacia el futuro?

Mi idea ahora es empezar a componer más a nivel obra, montar algo a nivel grupal. Y seguir trabajando mucho más en la improvisación y en el solo que estoy haciendo, laburarlo más en formato obra.

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