En el discurso de su debut como senadora por cuarta vez, la dos veces Presidenta Cristina Fernández de Kirchner acusó al Gobierno de supuestamente extorsionar a legisladores de la oposición para “alterar la voluntad” del Congreso; defendió el memorando con Irán y al respecto sostuvo que el Senado no requiere tratar en comisión su desafuero solicitado por la Justicia, y definió sin medias tintas el alcance de su papel de opositora desde la Cámara alta.
“Voy a discutir todo, señora presidenta”, dijo dirigiéndose a la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien presidía la sesión extraordinaria del Senado en la que ayer se convirtieron en ley el Presupuesto 2018 y la reforma tributaria. “¿Sabe por qué? Porque para eso me votaron. Es posible que al Presidente y al oficialismo no le guste el tipo de oposición que nosotros hacemos. Pero yo quiero decirle algo: a mí no me gusta el Gobierno que ustedes hacen. Pero no por eso van a dejar de ser Gobierno. No me gusta nada su Gobierno, pero los votaron y tienen que gobernar”, lanzó la ahora senadora por la provincia de Buenos Aires.
Tras cartón, y como al paso, prosiguió con una primera crítica al bloque Acuerdo Federal que preside el rionegrino Miguel Pichetto, que responde a la mayoría de los gobernadores peronistas. “Esto de andar reclamando oposiciones de diseño no me parece acertado de las instituciones y fundamentalmente del derecho de representación que cada uno de nosotros tiene que ejercer”, lanzó la senadora, integrante del bloque Frente para la Victoria-PJ, de apenas ocho miembros. Pichetto, desde su banca, a unos diez metros hacia abajo y hacia la derecha de donde estaba ella, en la penúltima fila, junto al pasillo central del hemiciclo, gesticulaba su desacuerdo con su brazo derecho en alto y su mirada hacia abajo.
Cristina habló poco después de iniciada la sesión tras plantear una cuestión de privilegio a propósito de la resolución del juez federal Claudio Bonadío de dictar su prisión preventiva y pedir su desafuero por el memorando con Irán a comienzos de este mes.
Su ausencia en dos reuniones previas de la Comisión de Presupuesto y Hacienda había concitado la expectativa desde temprano y su ingreso al Congreso fue tumultuosa.
Durante su casi media hora de discurso, la ex jefa de Estado excedió con creces el tiempo otorgado para cuestiones de privilegio (10 minutos por reglamento).
Al referirse al fallo de Bonadío, la ex Presidenta negó que el pedido de su desafuero sólo pueda tratarse por la Comisión de Asuntos Constitucionales, cuya formación reclamó Cambiemos y rechazó el justicialismo, sino que puede hacerse directamente en el recinto con dos tercios de los miembros.
Denunció que hay una “utilización del Poder Judicial para perseguir, estigmatizar y desprestigiar dirigentes” y sostuvo que el memorando con Irán “fue firmado de acuerdo a las atribuciones que marca la Constitución y fue remitido al Parlamento para su tratamiento, debatido y aprobado en sesiones públicas”.
Cristina equiparó el memorando a actos de gobierno de la administración Cambiemos, que tampoco deberían ser judiciables, como el memorando con Qatar para operaciones financieras con fondos de la Anses, en el que involucró a Michetti. La vice se encargó de aclararle que nada tuvo que ver con ese hecho.