El régimen penal de las personas jurídicas incorporado por la Ley 27.401, juntamente con el régimen penal cambiario, penal aduanero y penal tributario, coinciden en uno de los objetivos subyacentes que es la lucha contra la corrupción.
Esta realidad implicará que las organizaciones, sean privadas, públicas o asociaciones civiles, revisen la gestión y control del cumplimiento de normas internas y externas para evitar que se les impongan sanciones y, lo que es más relevante, preservar su reputación por malas conductas empresariales o por los propios incumplimientos a la normativa.
Esto es así porque si bien puede ser nuevo en nuestra legislación, en el mundo hace décadas que los Estados y las empresas vienen trabajando en políticas de integridad, transparencia y anticorrupción.
Por lo tanto, es necesario observar a las empresas u organizaciones desde su interior con la intención de identificar lo que sería su "talón de Aquiles".
Si asociamos a las empresas u organizaciones con el personaje de la leyenda de Aquiles se pueden rescatar dos símbolos representativos: uno, el poder y fuerza para enviar el mensaje de que está todo controlado. Es la imagen pública que todos quieren transmitir.
El segundo símbolo es el punto débil que todo empresario, gerente o director conoce de su organización.
Ahora bien esta Ley, que implementa el Régimen Penal de las Personas Jurídicas, da inicio a una nueva forma de hacer negocios, una nueva manera de gestionar, de evaluar actos y estrategias comerciales. Es decir que esta legislación abre la puerta al análisis de cómo fue la toma de decisión, más que la decisión en sí misma.
Lo más importante de la Ley es que otorga la herramienta para que los responsables de la empresa, organización, asociación estén preparados y, además de conocer su “talón de Aquiles”, trabajen sobre él, lo que permitirá conocer más en detalle a su empresa, partiendo desde el siguiente razonamiento: si siempre se hicieron las cosas así, hoy es necesario cambiar para ser sostenible.
Es importante resaltar que, en principio, el espíritu de la Ley es sancionar los actos de corrupción y, paralelamente, incentivar a las personas jurídicas a que trabajen internamente por una cultura de transparencia e integridad.
La ley no obliga a la implementación de programas de integridad, pero sí los incluye como requisito indispensable para eximir de pena. Su artículo 9 dice: “Quedará eximida de pena y responsabilidad administrativa la persona jurídica, cuando concurran simultáneamente las siguientes circunstancias: ... b) hubiere implementado un sistema de control y supervisión adecuado...”.
Por lo expresado, es importante tomar conocimiento de los beneficios de la implementación de los programas de integridad y, con ello, ganar camino a uno de los mayores males de todo hombre de negocios: el desconocimiento de la legislación.
¿Qué le otorga el programa de integridad a la persona jurídica?
w Claridad para identificar las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos.
w Poder establecer los protocolos o procedimientos que concreten el proceso de formación de voluntad de la persona jurídica, de adopción de decisiones y de ejecución de las mismas.
w Poder disponer de los modelos de gestión de los recursos financieros adecuados para impedir la comisión de los delitos.
w Poder implementar un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el incumplimiento de las medidas que establezca el modelo.
w Poder exigir una verificación periódica del modelo.
Las organizaciones que implementan programas de compliance aseguran la identificación de sus riesgos, toman más control y, en caso de incumplimiento, pueden eximir a los empresarios de responsabilidad penal.
Éste es un camino que para algunos recién comienza, para otros no es nuevo y, tal vez, la mayoría lo ignora. El conocimiento es lo único que nos permite tomar mejores decisiones y asumir los riesgos de esas elecciones.
La leyenda
Comienza cuando un oráculo revela que el hijo de Tetis sería mucho más poderoso que su padre. Ante semejante premonición cuando finalmente nace Aquiles, su madre decide sumergirlo en la laguna infernal Estigia para hacerlo inmortal pero, al sostenerlo desde el talón, su mano hacía que la poción infernal no recubriera esa parte del cuerpo del niño.
En efecto, Aquiles sería invencible… a menos que lo hirieran en el talón.
Precisamente, en la Guerra de Troya, el guerrero Aquiles fue herido mortalmente por una flecha venenosa lanzada por Paris, hermano de Héctor, que fue a dar precisamente en su talón desamparado.