Por Fabián Galdi fgaldi@losandes.com.ar
El fútbol es una herramienta formidable de socialización, quizás única por sus características de inserción en las comunidades de todo tipo de desarrollo a escala planetaria. Su penetración en cualquier capa social es tan inclusiva como ilimitada. Se adapta, además, al biotipo promedio del ser humano, sin la necesidad de que la estatura se acerque o supere los dos metros o que el físico corpulento resulte determinante para la práctica de la actividad. Y, sobre todo, permite que se interactúe con el otro - compañero o adversario - a través del fenomenal lenguaje simbólico que se establece entre la pelota y el pie.
El futbolista profesional, de todos modos, responde a parámetros culturales que hoy pueden acercarlo o alejarlo respecto de la función socializadora propiamente dicha. Supo explicarlo Javier Mascherano a la revista Rolling Stones con una economía de palabras digna de quien tiene claro qué se siente y de qué se trata: "Está el jugador que quiere ser estrella y quiere vivir como una estrella, y hay otro al que le toca estar en ese lugar y sigue manteniendo una vida normal. Más que juzgar a las personas, trato de imitar a aquellos que dignifican la profesión, que viven la profesión con orgullo, que tratan de dejar algo en el camino, que dejan una enseñanza. Trato de elevar a aquellos que dan el ejemplo".
Entre la evaluación del gran referente de la Selección y del Barcelona hay claramente marcada una relación simétrica con un hecho bisagra que ha traspasado fronteras hasta tocar las fibras más íntimas del sentimiento de base humanitaria: la zancadilla que la camarógrafa Petra László le dio a un padre que llevaba a su pequeño hijo en brazos para escaparse de la represión policial en un espacio de refugiados sirios en suelo húngaro y cerca de la frontera con Serbia. Y fue el fútbol el que reaccionó casi espontáneamente sin importar nacionalidades ni raíces religiosas para abrir una mano generosa y ofrecer soluciones en vez de mirar hacia el costado y lamentarse en un sillón frente a la pantalla de TV.
El fútbol: dador de paz, inclusivo y solidario. El fútbol en estado puro, ajeno a los mercenarios que lo infiltraron y lo acosan disfrazados de barrabravas mercenarios, representantes inescrupulosos e instigadores de la violencia en beneficio propio. El fútbol: fiel a la identidad de sus orígenes en los que compartir vale más que excluir.
La contundencia de las imágenes en el campo de refugiados despertó un rechazo masivo a nivel globalizado pero las soluciones llegaron desde el desvalorizado socialmente campo del fútbol. En este caso, una escuela ubicada en España: el Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe). Su presidente, Miguel Ángel Galán, se enteró de que el sirio Osama Abdul Mohsen había sido el DT de Al-Fotuwa, de la primera división del país árabe. Así, le ofreció establecerse en la ciudad de Getafe junto a sus hijos Zaid (7 años) - quien cayera tras la zancadilla aberrante - y Mohammed (18 años), quien había emigrado antes.
La familia Mohsen decidió escaparse de Siria tras una guerra desatada en 2011 y que - entre otras situaciones desgraciadas - provocó que Osama fuera torturado por el régimen de Bachar el Asad. La indefensión se había agravado cuando al pueblo en el que habitaban estaba en condiciones de ser sitiado por el Estado Islámico. La esposa de Mohsen y dos de sus hijos aún están en Turquía, en Mersin, una ciudad del sur cercana al Mediterráneo. El #Cenafe intenta que durante esta semana pueda volver a reunirse todo el grupo familiar.
Uno de los alumnos del establecimiento formativo, Mohammed Labrouzi, quien es marroquí y habla árabe, fue quien ofició de acompañante para trasladarse desde Madrid a Múnich y desde allí iniciar el recorrido en tren rumbo a España. La llegada de Osama y Zaid a la estación ferroviaria de Atocha alcanzó picos de alta intensidad emocional y fue cubierta por la prensa española. Ahora, el Cenafe les ha destinado una partida de publicidad para que la familia pueda costearse el departamento en el que se alojan en Getafe.
"La patada de la periodista fue inquietante y dura. Mi sensación fue de sorpresa. Y después fue de dolor cuando vi el miedo y el pánico en la cara de mi hijo. Zaid lloró durante dos horas. Estaba aterrado. Tras ello nos tomaron las huellas digitales, nos amenazaron con la cárcel", expresó Osama al diario español El Mundo, en una entrevista publicada la semana pasada. En esos momentos, pasaba uno de sus dos días en Múnich gracias a la solidaridad del nadador árabe Anas Mahmmod, quien le dio alojamiento en su domicilio.
Por otro lado, Osama cumplió su sueño de ver al Real Madrid - su equipo preferido - y lo concretó en dos momentos. Primero, fue recibido por el presidente Florentino Pérez, quien luego lo invitó a conocer al plantel de futbolistas. Allí, #OsamaAbdulMohsen y sus hijos fueron saludados por los jugadores y aprovecharon para sacarse fotos con Cristiano Ronaldo, su ídolo. Este sábado pasado, concurrieron a ver el juego en el Santiago Bernabéu entre los "merengues" y el Granada. Inclusive, Zaid saltó al campo de juego y de la mano de CR7. Además, el club comunicó que donará un millón de euros para la causa de los refugiados.
Desde el #Barça también llegaron mensajes de aliento y a la vez de esperanzas para que se solucione de una vez por todas la problemática de los refugiados. Uno de éstos fue el tuit que publicó Leo Messi en la cuenta oficial de la @fundacionmessi . Por otra parte, lanzó el proyecto "Tant se val don venim" (Da lo mismo de donde procedamos) con el objetivo de organizar campañas de recaudación a través de subastas de camisetas de los futbolistas, a las que se agregarán las donaciones a través de Internet y durante los partidos.
A la iniciativa también se sumó el Bayern Munich de Pep Guardiola, que donará un millón de euros a la causa y organizará un campamento de entrenamiento para jóvenes refugiados en territorio germano. Los chicos y adolescentes se entrenarán en la ciudad deportiva del club bávaro donde además recibirán alimentación, indumentaria deportiva y clases de alemán.
Bienvenida la decisión de los futbolistas de nivel premium. Demasiadas alfombra roja y glamour estaba convirtiendo su imagen en íconos para el mundo del consumismo. Así, con actitudes humanitarias, recuperan su rol fundamental como espejo social. "Creo que la falta de compromiso es lo peor que puede haber. El tema es cuando uno no se compromete con la causa y jode a otros. No es un tema del fútbol, es un tema de la vida en general", dijo también Mascherano con las palabras justas y necesarias. Que así sea.