El 9 de septiembre de 1981 fallecía en La Plata el entonces Presidente del Comité Nacional de la UCR, Ricardo Balbín.
Para quienes tuvimos el privilegio de tener una amistad y admiración por su lucha en favor de las instituciones política de la República, representó un faro de luz en las convulsionadas aguas de la década del 70 signada por la violencia de aquel tiempo.
Es que Balbín fue protagonista de todos los “entreveros” desde 1930 hasta su muerte.
A raíz de la alianza de la UCR con la Unión Demócratica (frente opositor a la candidatura de Perón), Balbín, junto a Frondizi, Lebensohn, Larralde, entre otros, fue fundador del movimiento interno Intransigencia y Renovación, lo que le permitió, elecciones internas por medio, acceder a una banca de diputado nacional por su provincia. El famoso bloque de los 44 diputados radicales por su enjundia, coraje civil, conducta partidaria lo ungió en el cargo de presidente del bloque de su agrupación. Allí comienza el Balbín opositor al gobierno de Perón, pero no en los temas sociales que la UCR votaba conjuntamente con el peronismo.
La lucha era por la negación de las garantías individuales, lo que le valió ser desaforado en 1949 por el cargo absurdo de decir en una tribuna que “la UCR le debía una revolución social al país”. Fue encarcelado en la cárcel de Olmos donde convivió con presos de máxima peligrosidad durante 9 meses hasta que Perón lo indultó. Balbin rechazó el indulto. Su lucha le posibilitó ser candidato a Presidente de la Nación en 1952, perdida por la UCR y en 1957 al dividirse la UCR, con Frondizi, fundó la UCR del Pueblo que posteriormente ungió como Presidente de la Nación al insigne Arturo Illia.
Pero su legado más importante fue posterior, ya que comprendió como pocos que la unión nacional era posible con las fuerzas nacionales y populares que representaba el peronismo. En tal sentido fue uno de los fundadores de la Hora del Pueblo (unión programática de partidos populares) y luego visitó a Perón en su casa de Gaspar Campos terminando con el antagonismo peronismo-antiperonismo que animaba al radicalismo. Su discurso en 1974, ante el féretro Perón y su frase (“este adversario despide a un amigo”) fue un intento de reconciliación nacional para terminar con las graves brechas que lamentablemente aún existen.
Ocurrido el golpe militar en 1976 fue encarcelado varias veces por su prédica de retorno a la democracia que se recuperó en 1983, luego de su muerte que hoy recordamos, con el triunfo de su principal discípulo, Raúl Alfonsín.
Por eso en estos tiempos de “grietas”, nos llama el recuerdo de Balbín que, junto con Perón intentaron unir a los argentinos para una mejor convivencia civilizada entre los argentinos, como el propio Balbín solía decir. Espero que los verdaderos radicales, en toda la dimensión de la palabra, lo recuerden en todos los sitios de la República que infatigablemente recorrió por más de cincuenta años.
Juan F. Armagnague
Convencional Nac. UCR
