Debilitado por la recesión económica y la crisis política que acorrala al gobierno de Brasil, el real anotó ayer una página negra al caer a cuatro unidades por dólar, el menor valor en su historia.
A minutos de su apertura la divisa brasileña se derrumbó a 4,03 unidades por billete verde y cumplió así el pronóstico del mercado y analistas, que durante días anticiparon que franquearía la barrera de los cuatro reales por dólar en un contexto de fuerte deterioro de la séptima economía del mundo.
A su cierre el real cayó a su mínimo histórico 4,054 por dólar, anotando una pérdida de 1,78% respecto al cierre del lunes (3,982 por dólar) y de más de 33% en lo que va del año, según la consultora de mercado CMA en San Pablo.
Su declive arrastraba asimismo a la Bolsa de San Pablo a la baja: el Ibovespa, su principal indicador, caía un 2,30%, a 45.518 puntos.
“Esta fuerte desvalorización no sólo se debe a la situación económica que Brasil está enfrentando, sino también a la inmovilidad del gobierno. Desde mi punto de vista, parece que el gobierno está perdido, que no dialoga con el Congreso, que llega y envía cosas sin planificar”, comentó Angelo Larozi, analista de la corredora Walpires en San Pablo.
“Esa falta de diálogo y de planificación está generando esta crisis y presionando el mercado financiero, porque además se perdió el grado de inversión. Todas esas son cosas que se van acumulando como en una bola de nieve que presiona nuestra economía y mercado”, añadió. La presidenta Dilma Rousseff enfrenta un complejo cóctel que mezcla recesión económica, elevada inflación y alza del desempleo.
Su popularidad está por el suelo, la oposición pide su juicio político y el Congreso, en rebeldía, cuestiona su crucial plan de austeridad.
A la inmensa corrupción destapada en la estatal Petrobras, que ha golpeado la economía y llevado a la cárcel a grandes figuras del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), se sumó la reciente decisión de la agencia Standard and Poor's de retirar el grado inversor al país.
Luego de presentar al Congreso un presupuesto en rojo para 2016, el gobierno se arrepintió, dio marcha atrás y ahora defiende la postergación de ajustes salariales y contrataciones del sector público, la eliminación de empleos públicos y ministerios para intentar alcanzar un superávit fiscal primario de 0,7%.
El paquete también contempla reactivar impuestos que ya habían muerto -como uno a todas las transacciones financieras, que enfrenta una gran resistencia- y hacer recortes en el sensible terreno de los programas sociales, una bandera de los gobiernos del PT de Rousseff y su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-10).
“Esas dificultades que el gobierno enfrenta en el Congreso dejan al país casi ingobernable desde el punto de vista fiscal”, estimó el operador de la consultora SLW, João Paulo de Gracia Correa, en declaraciones al portal G1.
Para muchos expertos, además, las medidas han llegado muy tarde. El gobierno prevé este año una contracción de la economía de 1,49% -aunque el mercado cree que puede llegar a 3%- mientras la inflación se aproxima a dos dígitos, más del doble de la meta oficial; el desempleo sigue subiendo y también ha caído el consumo, gran motor de la economía en la última década.
Las bolsas europeas cayeron por Volkswagen y China
Las grandes bolsas europeas cerraron la sesión de ayer con pérdidas en torno al 3% por el escándalo de Volkswagen y las peores perspectivas de la economía china, que afectaron particularmente a las mineras.
Fráncfort perdió 3,80% arrastrado por la caída de un 19,82% de las acciones de Volkswagen; Londres cayó un 2,83%, París un 3,42%, Milán un 3,33% y Madrid un 3,11%.
Dos noticias lastraron a las bolsas: la admisión de la empresa alemana Volkswagen de que 11 millones de sus coches llevaban un mecanismo para hacer trampa en los controles de emisiones contaminantes y el recorte de las previsiones de crecimiento de la economía china por el Banco de Desarrollo Asiático (BDA).
Las acciones del constructor automovilístico alemán llegaron a caer más de 20% en la bolsa de Fráncfort. El descubrimiento de sus trampas podría costarle miles y miles de millones a la empresa alemana en multas y juicios, y sus pérdidas del martes se suman al casi 18% que cedieron sus acciones la víspera.
VW advirtió que sus beneficios no serán los previstos y separó 6.500 millones de euros (7.300 de dólares) para afrontar el escándalo, pero Hawson destacó que sus problemas “podrían sugerir que existen malas prácticas generalizadas en el resto de la industria”.