La cultura del rap gana cada vez más espacio entre los jóvenes, y de esto no se quedan afuera los chicos que se encuentran privados de su libertad. Para muchos de ellos es una forma de expresarse, de contar sus experiencias y sus anhelos en un contexto difícil. Este es el caso de los internos de la Unidad VI de Jóvenes Adultos, que ayer se batieron en el torneo de freestyle "D-rimando muros".
El encargado de Cultura del establecimiento, Bruno Fabri, explicó, en la previa del evento que "se trata de una competencia en parejas, donde los chicos improvisan y después un jurado decide quién es el ganador de cada 'batalla'. Se tocan temas de lo que sea, uno de los chicos rima y su oponente responde".
En el penal la 'batalla' se llevó a cabo en uno de los playones deportivos. Allí se montó un ring, que donó el boxeador mendocino Pablo Chacón, y algunas sillas rodeando el cuadrilátero. El clima festivo y el entusiasmo de los participantes e invitados, contrastó con las paredes grises del establecimiento.
Así y al menos durante algunas horas los participantes del torneo se olvidaron del encierro y disfrutaron de la actividad junto con compañeros y familiares, que tuvieron un permiso especial para asistir. Con mucho talento y rapidez, los raperos se "enfrentaron" sobre el ring y despertaron gritos de asombro y aplausos entre el público.
La Unidad VI de Jóvenes Adultos, donde están alojados unos 200 chicos de 18 a 21 años, es un establecimiento de tránsito en el que conviven personas procesadas y condenadas. En este lugar, según su Director Marcelo García, se busca "generarles hábitos y valores que les permitan poder lograr o aprender algo que quizás nunca tuvieron". Con esta intención, parte del tratamiento de los chicos allí detenidos consiste en diferentes talleres laborales, educativos y culturales, que contribuyen a disminuir la ociosidad y a evitar la violencia.
Para subir al ring a improvisar los internos se prepararon durante meses en un taller de freestyle. Gama Beta y Vid, dos chicas raperas, formaron parte de los invitados a compartir el taller con los internos. "Después de venir por primera vez quedamos tan encantadas con lo que se estaba formando aquí adentro que empezamos a venir cada dos semanas", cuenta Gama, y agrega: "Para nosotras no es un taller y más que a enseñar, venimos a aprender, es como ir a la plaza a estar con tus amigos".
Uno de los participantes es Franco Lucero (20), detenido hace once meses. Antes de que empiece la competencia "calentó" el escenario rimando micrófono en mano y ante la mirada del jurado, compuesto por los raperos locales Minni, Zair y Marlon.
Cuando estaba en libertad, a Franco le gustaba el rap, pero no se había animado a practicarlo hasta que un compañero del penal se lo propuso. Allí empezó a participar de los talleres y a practicar "de lunes a lunes sin parar". En cuanto a la inspiración para sus versos, no duda: "Me inspiro en mi familia, siempre", incluso, su hermana vino al evento. El anhelo de Franco es "salir a la calle y seguir rimando".
"Los chicos tienen muchísima pasión, calor e interés por el rap. Ellos hacen sus letras, además de improvisar. Eso es amor", relata Sullca, otro de los organizadores extramuros. Además, el rapero describe cómo se desarrollan los encuentros: "Para los talleres se empieza a improvisar con rimas. Se comienza a enseñar los tempos, y las cuestiones técnicas de las bases del rap, pero lo mejor es arrancar con la práctica, porque el freestyle es práctica".
José Luis, otro de los jóvenes privados de libertad también se lanzó al escenario. Tiene 20 años y es peruano. "Llegué al taller hace dos meses, por medio del subdirector de la Unidad", cuenta el muchacho y sigue: "Una vez me escuchó cantar en 'shipibo', que es una lengua originaria del Perú que hablan mis padres y le gustó la canción que hice. Por eso me empezó a invitar a los talleres de rap".
Sobre el evento comenta con entusiasmo que "es algo sensacional, algo único que nos está pasando a todos nosotros", más allá de que "quisiera que esto pasara en la calle, no aquí dentro de un penal. Quiero demostrar lo que sé y lo que aprendí en todo este tiempo", anuncia, unos minutos antes de que sea su turno de subir al ring y comenzar con la improvisación.
CCQ, la revista que busca romper estigmas
"Contala Como Querás" (CCQ), es el nombre del proyecto de difusión cultural de los chicos de la Unidad VI de Jóvenes Adultos. "Esta revista, al igual que el taller de freestyle, comenzó a principios de este año, con la idea de mostrar las actividades que hacen los jóvenes acá", comentó Bruno Fabri, encargado de Cultura dentro del penal y coordinador de CCQ.
La revista, que está por presentar su quinta edición, nació con la idea de ser una herramienta de comunicación con la sociedad. Esta publicación también busca "romper con los estigmas, con las representaciones sociales y con el imaginario colectivo que la sociedad tiene sobre los contextos de encierro", según Fabri.
Para el funcionario es importante que la sociedad se aleje de los prejuicios sobre las personas que se encuentran privadas de su libertad. Sostiene que, en muchos casos, la gente se imagina estos lugares a partir de las representaciones que hacen series como "El marginal". Por lo que, según Fabri, terminan creyendo "que acá los pibes no hacen nada o que cosas como este torneo no existen".
La producción de CCQ la llevan adelante los internos del penal, junto con un grupo interdisciplinario que los acompaña. Son los chicos quienes redactan, hacen entrevistas, tipean, escriben notas, hacen crónicas y dibujan.
Sobre el futuro de la publicación, esperan poder aumentar la cantidad de ejemplares, y, además, extender la difusión en los barrios, en facultades y en escuelas.