Tras un auto se encierran tantas historias como kilómetros pueda haber recorrido. No es de extrañar entonces que sean varias en autos deportivos de más de 50 años y que además compiten en un rally entre viñedos.
Ayer se presentaron los 75 vehículos clásicos que participarán del Rally de las Bodegas (RDLB) 2015. Frente al hotel Hyatt disputaron el Desafío Sprint Pulenta Estate y luego la Copa Damas Bodega Norton. Y hoy comenzará la tradicional competencia en un recorrido junto a viñedos y montañas.
El rally es organizado por el Club Mendoza Clásicos y Sport, junto a Claramunt Garage y se relaciona con dos de las carreras más importantes de Argentina, como son el Rally de la Montaña y las 1.000 Millas Sports. Quien mejor puntaje obtenga de las tres ganará la Triple Corona.
Aclaración importante: la competencia -en la que pueden verse reliquias en movimiento como una Bugatti de 1926 y un AC de 1938- no es sólo para argentinos.
Así, los brasileños Carlos Alberto Costa y Eric Roorda se sumaron con sus mujeres. Roorda contó a Los Andes que ellos se habían conocido por sus nietas y que tras correr en Italia los invitaron a Mendoza. Atraído por la combinación de autos más buen vino, viajó desde San Pablo con Verónica, su esposa chilena.
Costa tiene una historia más larga. Su primer auto deportivo (de 1928) lo compró en 1970 y cinco años después se casaba con su mujer Solange. Mostrando fotos en su tablet, señaló cómo en ese auto había llegado a su boda, pero no sólo eso: cuando sus dos hijas se casaron, él las llevó en ese mismo auto antiguo.
Un mismo camino
A partir de las 18, muchos mendocinos llegaron para curiosear el ambiente. Mientras algunos autos competían en un circuito sobre calle Sarmiento, otros esperaban su turno sobre calle Chile. Fue un momento ideal para tomarse fotos con los vehículos y para conocer varias historias compartidas.
Una de ellas es la de Máximo Baccarelli, dueño hace dos años de un Bentley de 1924, la reliquia más antigua de la competencia.
“Lo saqué a pasear con mi mujer”, bromeó señalando a su copiloto Paula Baccarelli. Ella también siente gusto por los autos, aunque con una sonrisa dijo que el vehículo era muy difícil de manejar. Según contó Máximo, no tuvo que arreglarlo sino “darle un poquito de cariño; es muy sólido”.
Otra pareja que comparte el camino en un MG B del ‘79 es la de Miguel Cileta y Felisa Justo, unidos desde hace 50 años. Venidos desde Buenos Aires, contaron que han participado en otras carreras importantes y que empezaron en 2006 con un Peugeot 404. “Hacemos juntos si podemos. Si se puede con la familia, mejor”, consideró Miguel.
Una familia de corredores son los Argüelles, competidores en tres autos distintos. El padre, Marcelo, contó que empezó como coleccionista y que sus hijos, Lucas y Federico, lo acompañaron desde que tenían 13 y 14 años.
“Los copilotos más jóvenes del país”, dijo el padre con orgullo. Ellos siguieron la tradición y también se sumó su sobrino Matías. Lucas, al mando de un Fiat Baquete, confirmó la historia. Agustín Martínez, su copiloto, agregó que ya han participado de las 1.000 Millas y del Rally de las Montañas, siendo su primera vez aquí en Mendoza.
Mujeres al volante
La novedad de este año fue la Copa Damas Bodega Norton, impulsada por la bodega en su aniversario 120 y establecida para que siga otros años. Si bien en el rally general pueden participar mujeres, esta otra copa fue sólo para ellas, también en el circuito armado junto al hotel.
Una que se animó a participar de ambas competencias fue Katia Sielecki en su Mercedes 280 SL. “Es una pasión familiar. Mi viejo corre y colecciona”, contó la joven.
Si bien le ha tocado escuchar chistes machistas sobre las mujeres y su manejo, ella no les da importancia y afirmó que andar en ese Mercedes es un placer. La competencia general la hace con su copiloto Pablo Grzmot y la de damas “con una mujer que todavía no conozco bien”, sostuvo entre risas.
Pero una dupla enteramente femenina y que compite en las dos es la que forman Margarita Tonconogy con Malena Verny. Para Margarita había mucha presión por ser la primera vez y por tener un apellido conocido en el ambiente (es hermana del último campeón). “Ha sido una preparación intensa”, contó.
La nota de color la dieron las flamantes Reina y Virreina de la Vendimia 2015. Mientras Rocío Tonini controlaba el tiempo, Camila Morales se hizo cargo del volante. “Es simbólico pero también vamos a competir”, bromeó la conductora antes de salir.