Ellos dicen que merecían ser distrito porque viven allí unas 2.500 familias, porque administran eficazmente su propia red de agua potable, porque su club vecinal es el más antiguo de San Carlos, porque tienen un corredor productivo y una historia larga y bien contada... Pero basta caminar Tres Esquinas para entender que este ‘ascenso de categoría’ no fue otra cosa que el resultado merecido de un pueblo que no se resigna, que pelea todo el tiempo por hacer crecer su lugar.
Después de décadas de golpear puertas, juntar firmas y presentar notas en oficinas públicas; el 18 de diciembre pasado consiguieron que los concejales sancarlinos aprobaran la ordenanza 1512/14, que resuelve que Tres Esquinas deja de ser paraje y se convierte en distrito. El gran anuncio se hizo días después en un festival de alto nivel de convocatoria que realiza todos los años esta comunidad.
“No lo podíamos creer, nos abrazábamos, llorábamos de la alegría”, comenta Leonor Videla, una mujer que nació y se crió en este territorio.
La alegría fue mayor cuando en la vendimia ‘Hijos del agua y de la tierra’, de fines de enero, obtuvieron su primera corona departamental de la mano de Evelyn Neyla. “Y mire que siempre habíamos presentado lindas chicas”, acota el Ernesto ‘Tito’ López. Era un buen augurio. Lo celebraron con una caravana de kilómetros por la ruta 40 y una fiesta que duró hasta el amanecer, donde no faltaron los brindis y las lágrimas.
“Ése fue nuestro primer logro como distrito. Así empezamos y no vamos a parar de crecer”, anuncia Yésica, la hermana de la reina. Sucede que las expectativas de los vecinos frente al nuevo ‘rango’ son muchas.
“Ahora nos deben integrar al presupuesto. Estamos peleando por una delegación municipal, una salita de primeros auxilios, la red de gas natural que ya está por salir. No tenemos plaza ni polideportivo... y queremos que nos techen nuestra antigua pista de baile popular. Todo eso vamos a conseguir”, sostiene confiado Héctor López, el actual presidente de la unión vecinal.
Lo que sí ya obtuvieron es ser el primer distrito sancarlino con sus límites fijados por ley. Una comisión de vecinos mantuvo largas reuniones con los cartógrafos del municipio para negociar los márgenes de su territorio. “Nos querían dar hasta la ruta 40, pero nos dejaban mucha gente afuera y se iban a enojar, porque se sienten parte de esta comunidad”, apunta López.
Así fue que el discutido límite se corrió como un kilómetro hacia el oeste, rigiéndose por el recorrido del arroyo Yaucha hasta la calle Cobos al norte y al sur desde la calle Puerta. Dentro de Tres Esquinas quedaron las dos escuelitas donde siempre ha ido la gente de la zona: la Vicente Ortiz y Antonio Olivares.
Esta lucha viene de larga data. Los lugareños creyeron haber conseguido su cometido en 2006, cuando el entonces intendente Mario Guiñazú presentó un decreto para que el lugar fuera declarado como el “sexto distrito” de San Carlos. El anuncio salió en los medios, los vecinos prepararon el gran festejo, pero los ediles se negaron a aprobar la norma alegando “discusiones internas”.
“Éramos distrito de palabra, pero a nosotros nos servían los papeles”, dicen. Lo cierto es que aquel hecho sembró la confusión. En textos educativos, legales o informativos posteriores a esa fecha aparece con tal rango, pero no lo tenía. Incluso, el debate sacó a la luz la problemática de límites distritales que padece el departamento.
Perfil de paraje unido
Tres Esquinas se encuentra a medio camino de la ruta 40, entre Eugenio Bustos y Chilecito. Dicen que debe su nombre al cruce que hoy marca el centro geográfico del distrito: el ex carril nacional (Pascual Segura) y la calle La Cancha. “Aquí había una huella y tres casonas grandes. Hace muchísimos años, a los que preguntaban para llegar a las carreras de caballo, les señalaban ‘donde están las tres esquinas’. Y ahí quedó”, cuenta Tito.
El pueblo llegó a ser muy famoso por sus bailes antes de la década del ‘70. Hace cuatro años que organizan festivales para rescatar esa vieja costumbre y -aseguran que- se han hecho muy famosos. Por eso piden que el municipio les ayude a techar su pista y escenario. “Viene gente de todas partes y músicos importantes que no nos cobran tanto porque les gusta la movida”, cuenta Teresita López.
Es gente que vive del agro, mayoritariamente. Desperdigados entre los cuadros verdes de cultivos, se pueden ver algunos comercios. Resaltan los viejos almacenes, como el “pool-bar El Chueco” y todos recuerdan el emblemático bar Esquivel, que constituía una de las famosas ‘tres esquinas’.
El programa nacional ‘Banquito de la buena fe’ ha sido un éxito en el lugar, gracias a sus altísimos niveles de recupero. Estos microcréditos les permitieron a muchos pobladores -sobre todo a mujeres- generar sus propias salidas laborales. “Panaderías, negocios, maquinaria agrícola, artesanías y hasta barbechos de nogal han sido métodos de progreso para estas familias”, contó Nancy Fornés, referente del programa en la zona.
Similar cumplimiento en el pago ostenta el servicio local de agua potable. Antes, la gente bebía el agua de los canales de riego o de pozos particulares. En el ‘89 se inauguró una parte de la red y luego se fue extendiendo. En 2005, la planta potabilizadora. La gestión y calidad de agua les ha merecido premios del EPAS. “Tenemos 512 usuarios, que vienen a pagar a la sede de la Unión Vecinal. La mayoría responde, son muy pocos los que tengo que traer de las orejas”, se ríe Ernesto, el tesorero que define a su comunidad como una “gran familia”.
Peleándola día a día
Los habitantes del flamante distrito no se quedan con sus luchas cotidianas, están dispuestas a sumarse a las de su grupo. Así fue siempre. Así lograron el tendido de luz eléctrica. Así consiguieron terrenos, recursos y mano de obra para construir las instalaciones de la unión vecinal y el club. Así consiguieron un Jardín Maternal para sus niños y un menú de talleres para el resto de la familia.
Ahora, ya cuentan con el terreno donado para la salita (gracias a Sebastián Caminito) y para la estación de rebaje de gas en la ruta 40 (gracias a Antonio Granado). Éste es el nuevo desafío: encarar una red que harán junto el municipio con un sistema de reembolso.