El proceso electoral en los Estados Unidos

El lunes 1 de febrero se ha puesto en marcha formalmente el largo y complejo proceso electoral de los EEUU, considerado por muchos como el más transparente y equitativo existente, en la república democrática más antigua y continuada del mundo moderno.

El proceso electoral en los Estados Unidos

Antes del inicio formal, durante buena parte del año pasado, el proceso electoral estuvo funcionando a pleno con la decisión de líderes políticos y empresarios asumiendo postularse como candidatos a presidente. Tales los casos del empresario Donald Trump por el Partido Republicano y Hillary Clinton, de extensa trayectoria política por el Partido Demócrata. Este lunes se realizó la primera elección en el Estado de Iowa y el martes 9 seguirá en New Hampshire.

Concluirá a fines de julio con la Convención del partido Republicano en Cleveland el 18/21 de Julio y la del partido Demócrata el 25/28 del mismo mes en Filadelfia. Ahí quedarán consagrados los candidatos a presidente de ambos partidos y estos a su vez nominarán los candidatos a vice que los acompañaran, ésa es la tradición. Luego, el primer martes de noviembre, como viene ocurriendo desde el s. XVIII, se realizará la elección nacional.

Es obvio que el proceso electoral interesa y apasiona a buena parte de los estadounidenses, pero también -al ser EEUU primera potencia mundial- interesa en todo el mundo.

Un aspecto fundamental es tener en cuenta que en EEUU, tanto en las elecciones primarias como en las de legisladores nacionales y presidente, el voto es voluntario, no obligatorio como en nuestro país. Esa voluntariedad en todas las etapas debe manifestarse expresamente: el ciudadano que desea votar debe inscribirse en los registros pertinentes, no existe un padrón electoral predeterminado; surge de las inscripciones. Esto obliga a los candidatos a “ir a buscar a los electores”, a seducirlos para que quieran votar y que para que los voten a ellos. No hay clientela cautiva.

Otro aspecto muy importante del sistema electoral de EEUU, además de su regularidad por más de dos siglos, es que se trata de un sistema de elección indirecta. En las primarias, que tienen distintas características según los Estados y las reglamentaciones de los partidos, se eligen representantes a una convención nacional. En el caso de Iowa el Partido Republicano elegía los representantes mediante voto de los inscriptos, en tanto el Demócrata los elegía mediante un sistema de asambleas, denominadas “caucus”, a propuesta de los participantes.

En cada Estado los partidos eligen representantes en proporción a la población y los actos electorales se van haciendo por Estados o grupos de ellos. En todo este largo y complejo proceso, pero más simple y corto que el nuestro, el acto más importante es la Convención Nacional de cada partido.
Una primera aproximación a cómo está planteada la situación política muestra algunas singularidades interesantes.

Primero la aparición de Donald Trump, a quien nadie tomaba en serio, y llegó a la elección del lunes favorito, según las encuestas, pero perdió a manos de Ted Cruz del ala más conservadora de los republicanos.

Muy buena elección de Marco Rubio, de origen cubano. Por el lado de los demócratas también hay una gran sorpresa. Hasta hace unos meses se descontaba que Hillary Clinton ganaría sin oposición, pero surgió un candidato casi imprevisto, Bernie Sanders, de 74 años, autodenominado “socialista democrático” que parece cautivar a los electores jóvenes y el resultado en Iowa ha sido un empate. Quedan los candidatos independientes, donde podría aparecer el ex alcalde Nueva York, Michael Bloomberg. Un proceso apasionante.

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