El problema de los perros abandonados y la escasez de refugios

El Estado debe hacer más para solucionar la cuestión y asistir a las protectoras, que están en crisis por la cantidad de canes sin dueños.

El problema de los perros abandonados y la escasez de refugios
El problema de los perros abandonados y la escasez de refugios

Es difícil calcular qué pasaría si de golpe colapsaran las protectoras de animales y dejaran de prestar sus  valiosos servicios. Seguramente la situación de perros y gatos librados a su suerte en la calle y recogidos por estas esforzadas organizaciones, alcanzaría situación de catástrofe sanitaria.

No está pasando, pero podría ocurrir  porque las protectoras están desbordadas y no pueden hacerse cargo de tantos animales desamparados.

Se observa que el tiempo transcurre y no se arriba a una solución de este delicado problema sanitario.

El Estado toma algunas previsiones, pero no son suficientes porque el problema tiene una dimensión mucho más grande que los paliativos que se ponen en ejecución.

Las castraciones que realizan los municipios no alcanzan y cada vez son más los ciudadanos que se desentienden de mascotas y los lanzan a la calle, especialmente si son grandes de edad o están enfermas. En ocasiones, inclusive, abandonan crías recién nacidas.

Para los médicos veterinarios consultados la solución está en las esterilizaciones masivas y simultáneas, lo que contribuiría a que el número de perros callejeros disminuya.

La experta Jennifer Ibarra agrega que la castración no sirve de gran cosa si no se acompaña de educación en las escuelas sobre estos temas.

"Estoy Aquí Mendoza", asociación civil con personería jurídica, aborda la problemática con conocimiento de causa y valentía. Está conformada por un grupo de protectoras mendocinas independientes  (rescatistas, colaboradores y hogares de tránsito). Además de ayudar a los refugios, su objetivo primario es visibilizar a los perros callejeros y no ignorarlos. Por eso fomenta la empatía por estos animales entre la población y de esa manera intenta disminuir el maltrato animal, a la vez que machaca sobre la importancia de las esterilizaciones de mascotas a fin de detener el constante crecimiento de la población callejera.

En general, son los municipios los que encaran la castración de animales con dueños y de los que deambulan por la vía pública. Pero, como hemos dicho, no alcanza. El Estado -la administración provincial y las municipalidades- zafan en parte de esta delicada realidad porque en muchos departamentos hay grupos de personas que salen a auxiliar los canes sin propietario y se encargan, como pueden, de su alimentación, atención sanitaria y castración. También los contienen en predios acondicionados a tal fin. Pero, en los últimos tiempos no pocos  militantes del bienestar animal están desbordados porque para hacer frente a su tarea se necesitan medios económicos que estos servidores no disponen en abundancia.

Un muestrario de esta lucha desigual y en ocasiones frustrante que libran los responsables de los refugios, fue descripta en una nota de este diario llamada: "Por la crisis, los refugios de animales están desbordados". Apenas un caso para comprender cómo en cualquier momento el tema puede quedar fuera de control. Un hombre de mediana edad, de nombre Diego, atiende un refugio ubicado en Corralitos donde permanecen nada menos que 100 perros. Dar alimentación a cuatro o cinco ya es todo un desafío, es de imaginar lo que significa comida para un centenar. La bolsa más económica de alimento (de 25 kg) cuesta aproximadamente $350. Es verdad que este proteccionista recibe donaciones, pero nunca alcanzan para tantas bocas.

Atendiendo a las sugerencias de la organización "Estoy…  ", se debería castrar como mínimo el 10% anual de la población durante siete años de manera ininterrumpida, implementando el sistema TNR (siglas en inglés que significan: atrapar, esterilizar, devolver); promover fuertes campañas de educación y concientización; implementar programa de "Perros protegidos" con proteccionistas y apoyo municipal y propiciar el programa "Hogares de tránsito" para facilitar las castraciones y adopciones.

Igualmente no deben desatenderse acciones destinadas a los ciudadanos. Si el vecino no coopera y se siguen gestando perros callejeros, el Estado no puede cumplir su misión.

Finalmente, hay que efectuar un eficaz auxilio a los protectores de animales, ofreciendo el Estado apoyo logístico para su manutención, toda vez que se compruebe la existencia real y efectiva de las protectoras, dispersas en barrios y distritos.

Hay que intentar estas medidas porque el problema va creciendo en proporciones inabarcables.

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