Por Rosendo Fraga - Analista político. Especial para Los Andes
El 7 de marzo - al día siguiente de la primera marcha docente que fue hacia el Ministerio de Educación- la central obrera realizó su marcha en el centro de Buenos Aires, con consignas que pueden sintetizarse en el cuestionamiento a la política económica de Macri.
Fue una movilización importante, de la cual participaron tanto los gremios que ya estaban decididos a ir al paro general, como aquellos que dudaban de ello.
Los incidentes que tuvieron lugar al finalizar el acto, cuando militantes de La Cámpora y de izquierda tomaron el palco, generaron una retirada rápida de los dirigentes de la CGT. Parecía una reedición de las imágenes de la primera mitad de los años setenta, cuando sindicalistas y la Juventud Peronista se enfrentaban violentamente por la ocupación de espacios y en las manifestaciones.
El hecho fue una manifestación del conflicto existente entre el Peronismo tradicional en el que se alinea decididamente el sindicalismo y el Kirchnerismo.
Ya en los días previos a la movilización, el secretario general de camineros, Pablo Moyano, había exigido públicamente que Cristina no participara en la marcha.
El hecho reveló que la capacidad de control en la calle, que tenían los secretarios generales de las tres centrales sindicales peronistas que se fusionaron (Moyano, Caló y Barrionuevo), es superior al que tiene el triunvirato que los ha sustituido en la central unificada (Schmid, Daer y Acuña).
Después de la movilización, el paro se hacía casi inevitable y fue convocado para el 6 de abril. Esta fecha cerrara un mes de fuertes protestas sociales, iniciadas el 6 de marzo con la primera marcha docente hacia el Ministerio de Educación, esta movilización de la CGT mencionada y al día siguiente la marcha contra la violencia de género, que pese a una convocatoria neutra terminó teniendo sesgo opositor. La Marcha Federal Docente, la que tuvo lugar con motivo del último aniversario del gobierno militar y la realizada por la CTA y otros sectores sindicales el 30 de marzo, completó este mes.
En una mirada retrospectiva, Alfonsín tuvo su primer paro general al mes de gobierno número nueve, antes de cumplir el año de gestión. Menem tuvo su primer paro general al mes numero cuarenta. De la Rúa lo tuvo en el tercero. En el caso de Duhalde, pese a ser un presidente peronista, lo tuvo al quinto mes, en el marco del la grave crisis social que vivía el país en ese momento. Néstor Kirchner, tuvo su primer paro general al mes número 47 de gobierno. No fue contra su gestión, sino en protesta contra un docente muerto por un policía en una protesta en Neuquén. Cristina Kirchner lo tuvo en el mes número 59, ya entrado su segundo mandato. En el caso de Macri, lo tendrá al finalizar el mes número dieciséis. Ello es más tiempo que los otros dos gobiernos no peronistas (Alfonsín y De la Rua), pero bastante antes que Menem, Néstor Kirchner y Cristina.
La imagen de Alfonsín debilitado por 13 paros generales en cinco años y medio de gobierno y De la Rúa por 8 en sólo dos años, es algo que Macri ha querido evitar, por eso negoció con los sindicalistas hasta último momento para lograrlo. Pero el sindicalismo quedó sin margen para postergarlo después de la movilización del 7 de marzo.
El gobierno por su parte utilizó todas las herramientas disponibles para lograrlo. Demoró el flujo de fondos para las obras sociales acordado con la CGT. El Ministerio de Trabajo reactivó la denuncia sobre supuestas irregularidades en el Congreso de la CGT que designó el nuevo triunvirato. Desde Cambiemos se intentó impulsar una norma para imponer el cupo femenino en las conducciones sindicales, para renovar por este medio a la actual dirigencia. Tras impulsar el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, que el paro general se realizara el 7 de marzo el día de la marcha, el gremio fue allanado por una denuncia de facturas falsas.
Con su estilo directo, Barrionuevo dijo el 11 de marzo: “Macri es un chico caprichoso que me llamó enojado” y que tuvieron una discusión muy dura. Peña “es como los chicos que no tienen noción del peligro”, después “me vinieron a allanar por facturas truchas”.
Pero si bien la CGT no cedió ni a pedidos ni a presiones para que no hubiera paro, sí aceptó que no fuera acompañado de otra movilización más.
Al mismo tiempo que tenían lugar estas tensiones y disidencias, Macri llegó en marzo a un acuerdo con Hugo Moyano en el ámbito del fútbol: la elección de su candidato (Tapia), al frente de la AFA el 29 de marzo, con el de Macri (Angelici) como segundo, relegando a Marcelo Tinelli en la conducción del fútbol, mostró la existencia de canales de diálogo abiertos más allá de la política.
En cuanto al paro general, el acatamiento será alto porque los gremios del transporte han decidido parar. Con paro del transporte, el acatamiento del primer paro nacional contra el gobierno de Macri será exitoso.
Ese mismo día, tiene lugar en el Centro Cultural Kirchner, la reunión del World Economic Forum para América Latina. No es el mejor momento para este tipo de reunión, ya que la incertidumbre política es uno de los argumentos utilizado para postergar inversiones en Argentina, como lo reconoció el Presidente en su reciente visita a Holanda.
Luego del paro general, la CGT decidirá un plan de lucha para dar continuidad al paro general. Por ahora no parece haber cohesión sobre como hacerlo, pero esto dominará la discusión entre los dirigentes sindicales y de ellos con el gobierno durante el mes de abril.