El presunto caso de gatillo fácil que es de realismo mágico

La semana pasada, por tercera vez, un policía fue absuelto de la muerte de un joven al que había detenido. El hecho ocurrió hace casi 11 años y las pruebas más importantes desaparecieron. La defensa piensa apelar.

El presunto caso de gatillo fácil que es de realismo mágico

El 12 de abril de 2006, un grupo especial de policías estaba tras los pasos de seis presos que se habían fugado días antes de la cárcel de Boulogne Sur Mer.

La comisión de búsqueda dio la novedad a dos policías de Luján: el oficial Juan Asila y el ayudante Mario Biasiori, quienes llegaron al lugar y procedieron a esposar a Reyes para llevarlo a la seccional 11 de Luján. Reyes, quien contaba con varios antecedentes pero para entonces se encontraba en libertad, nunca llegaría a la comisaría. 

“Antes de que se subiera al móvil, el hombre zafó de sus esposas y salió corriendo hacia la lateral del Acceso Sur. Luego le di alcance, me golpeó en la cara y comenzamos a forcejear, entonces se me escapó un disparo”.

Esa fue, a grandes rasgos, la declaración que siempre dio Biasiori hasta el día de la fecha. La bala le había dado en el rostro a Reyes, que fue enviado al hospital Central. Desde el Ministerio de Seguridad se dijo que al día siguiente había sido dado de alta. No era así, ese día el joven había fallecido.

Primer juicio

El fiscal de entonces, Luis Correa Llano, creyó en la versión policial, que estaba reforzada por la de un testigo civil de apellido Poquet, quien dijo haber visto la pelea y escuchar el disparo.

Correa Llano entendió que la investigación estaba completa y quiso archivar el caso. Pero los abogados de Reyes lograron que la muerte del joven fuera llevada a debate como “homicidio culposo”.

El policía Biasiori estuvo pocos días detenido y fue apartado de la fuerza.

Dos años más tarde el juicio llegó a la Cámara del juez Rafael Escot. Aunque cuando iba a empezar, el defensor de Biasiori solicitó la suspensión del juicio a prueba, algo a lo que Escot accedió.

Los defensores de la familia Reyes indicaron que la suspensión no correspondía porque el imputado era un funcionario público. Esos argumentos no fueron escuchados y el juicio se dio por cerrado.

La familia Reyes apeló a la Suprema Corte y la Corte le dio la razón y apartó a Escot del debate. Había que hacerse un juicio nuevo. Pero eso ocurriría en 2011 en la Quinta Cámara del Crimen a cargo de Laura Gil de Chales.

Segundo juicio

El nuevo debate se desarrolló con varios incidentes pero el más extraño fue cuando le tocó declarar al testigo clave, Poquet, quien había visto todo lo ocurrido en 2006. Sin embargo, Poquet dijo que no se acordaba de nada. Entonces se decidió leerle lo que él mismo había relatado ante Correa Llano pocas horas después del hecho, en 2006.

Con ese ayuda-memoria, Poquet relató pormenorizadamente el incidente. ¿Conclusión? Gil de Chales absolvió a Biasiori, ordenó que fuera reincorporado a la fuerza y que se le pagaran todos los sueldos atrasados desde que comenzó el proceso.

La defensa de la familia Reyes apeló porque cuando se le leyó la declaración a Poquet, el tribunal había incurrido en un error técnico.

Entonces la Suprema Corte local dictaminó que durante el debate se produjo ese “error técnico” ya que se incorporó por lectura una testimonial tomada durante la instrucción del caso (la de Poquet), algo que se puede hacer -según indica la ley- de forma excepcional.

Es para no atentar contra los principios de inmediatez y oralidad que exige un debate oral y público.

De ese modo, en 2014 la Corte anuló el segundo juicio y dio orden de hacer un tercero. Pero había que esperar hasta fines de 2016.

Tercer juicio

A fines del año pasado tuvo lugar el tercer debate. El tiempo transcurrido y la informalidad hicieron su trabajo. Cuando se pidieron dos elementos imprescindibles para el juicio como eran el arma y las esposas usadas el día del hecho (2006), salió a la luz que ambas “habían sido donadas al Servicio Penitenciario”, por más extraño que suene.

La fiscal del debate, Laura Rousselle, solicitó que "se investigara qué pasó con eso".

Además, cuando se pidió que declarara el perito balístico que trabajó en el caso, en el tribunal se dieron cuenta de que el tiempo pasa y que algunos procesos judiciales son muy largos: ese perito había fallecido. Su lugar fue ocupado por un especialista en armas.

Mientras, Poquet, el testigo clave del suceso, no había sido hallado por nadie: ni Gendarmería ni la Policía de Mendoza ni la Federal ni Migraciones, lo ubicaban. Pero fue un allegado a la Cámara el que dio con él.

Y lo hizo al buscarlo en Facebook. Allí salió que Poquet se había ido a vivir a Buenos Aires y que viajaba continuamente a Colombia “porque tiene una novia colombiana”.

La Justicia de la provincia se lo hizo traer y llegó de Colombia Poquet, con su bronceado caribeño, para repetir lo que había dicho siempre (aun cuando en el segundo juicio aseguró que se había olvidado de todo). “Para mí fue un accidente”, concluyó.

Ante la mirada del juez Gonzalo Guiñazú ese fue un testimonio importante y Biasiori, que nunca declaró en los tres juicios, resultó absuelto por tercera vez.

Aparentemente no será su última participación ante un tribunal porque la defensa de Reyes quiere llevar el caso a la Corte Suprema de la Nación o bien a tribunales internacionales.

O sea, puede haber un cuarto juicio.

"Malos padres"

En referencia a la parte civil del juicio, en la que los padres de Reyes reclamaban 350 mil pesos por daño moral, el juez Guiñazú, en sus fundamentos, se ocupó de “regañarlos” por no haber sido “buenos padres”.

“Ellos (por los padres) no debían desconocer el accionar delictual de de su hijo ya que poesía antecedentes policiales. Y no se ha demostrado en el expediente preocupación porque esto no continuase (....) para poder reclamar el total del daño moral (...) y no venir luego de su muerte a realizar planteos económicos que resultan alejados a la realidad vivida”.

De todos modos, el magistrado decidió que el padre y la madre de Reyes fueran resarcidos con 87.500 pesos cada uno. Un cuarto del total que pedían.

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