En ocasiones, vale la pena retroceder y ver el panorama completo.
El presidente Donald Trump ha presionado a un mandatario extranjero para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020.
Instó a una nación extranjera a intervenir en las elecciones presidenciales de 2016.
Desveló información clasificada a funcionarios extranjeros.
Desestimó públicamente la palabra de los agentes de inteligencia estadounidenses mientras estaba al lado de un autócrata extranjero hostil.
Contrató a un asesor de seguridad nacional a sabiendas de que había trabajado en secreto como cabildero para naciones extranjeras.
Exhorta a los dirigentes extranjeros a que aumenten su riqueza y la de su familia hospedándose en sus hoteles.
Reverencia a dictadores asesinos.
Ha alejado a los aliados más cercanos de Estados Unidos.
Le mintió al pueblo estadounidense acerca de los negocios de su empresa en Rusia.
Dice una nueva mentira prácticamente cada semana (sobre la economía, fraudes electorales, incluso el clima).
Pasa horas enteras viendo televisión y días enteros en centros vacacionales.
A menudo se rehúsa a leer los informes o a llevar a cabo otras funciones laborales básicas de un presidente.
Algunos de sus asesores, así como miembros de su propio partido en el Congreso, se burlan de él a sus espaldas porque no lo consideran apto para el cargo.
En repetidas ocasiones ha denigrado a un difunto senador estadounidense que fue un héroe de guerra.
Ha insultado a una familia Estrella de Oro (los familiares sobrevivientes de soldados estadounidenses caídos en combate).
Describió a una ex primera dama como “desagradable” poco después de su muerte.
Describió a supremacistas blancos como “gente muy buena”.
Les dijo a cuatro mujeres de color, ciudadanas de Estados Unidos y miembros del Congreso, que “regresaran a ayudar a arreglar los lugares totalmente corruptos e infestados de crimen de los que vinieron”.
Contó un chiste sobre Pocahontas durante una ceremonia de homenaje a los veteranos indígenas estadounidenses que lucharon en la Segunda Guerra Mundial.
Lanzó su carrera política al afirmar falsamente que el primer presidente negro del país en realidad no era estadounidense.
Inició su campaña presidencial describiendo a los mexicanos como “violadores”.
Ha descrito a las mujeres de varias formas, como “una perra”, “una cerda” y “cara de caballo”, además de decir cosas como “estaba sangrando mucho por una cirugía estética” y “le salía sangre de todas partes”.
Varias mujeres lo han acusado de agresión sexual o conducta inapropiada.
Hizo campaña de manera entusiasta a favor de un candidato al Senado que fue acusado de abusar sexualmente de varias adolescentes.
Mientras daba un discurso, agitó los brazos para ridiculizar a una persona con una discapacidad física.
Ha motivado a sus simpatizantes a cometer actos de violencia en contra de sus adversarios políticos.
Ha solicitado que sus oponentes y detractores sean investigados y encarcelados.
Utiliza una frase popular entre los dictadores -“los enemigos del pueblo”- para describir a los periodistas.
Intenta socavar cualquier fuente independiente de información que no le gusta, incluyendo a jueces, científicos, periodistas, funcionarios electorales, el FBI, la CIA, la Oficina de Presupuesto del Congreso y el Servicio Meteorológico Nacional.
Ha hostigado al presidente de la Reserva Federal para que baje las tasas de interés.
Afirmó que un juez no podía ser objetivo debido a su ascendencia mexicana.
Incurrió en obstrucción de la justicia al intentar influir en una investigación sobre su campaña presidencial.
Violó la ley federal al ordenarle a su abogado que pagara 280.000 dólares para comprar el silencio de dos mujeres con quienes aparentemente sostuvo relaciones extramaritales.
Amasó parte de su fortuna mediante fraudes financieros a gran escala.
Se ha rehusado a publicar sus declaraciones de impuestos.
Acusó falsamente a su predecesor de monitorear sus llamadas telefónicas.
Aseveró que agentes de seguridad y fiscales federales fabricaban evidencia con regularidad, con lo que dañó la credibilidad de las investigaciones penales en todo el país.
Ha dado la orden de separar a niños físicamente de sus padres.
Ha sugerido que Estados Unidos no es diferente ni mejor que la Rusia de Vladimir Putin.
Se ha referido a Estados Unidos como un “infierno”.
Él es el presidente de Estados Unidos, y es una amenaza para prácticamente todo lo que Estados Unidos debería representar.