Desde la ONU, expertos advirtieron que el planeta necesita que cambiemos urgentemente la manera de usar y cultivar las tierras y nuestra dieta -con más alimentos a base de plantas y menos carne - para garantizar a la vez la seguridad alimentaria de la humanidad y luchar contra el cambio climático.
El Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés), en su informe, aprobado tras cinco días de reuniones,destaca que "una mejor gestión del suelo puede contribuir a frenar el cambio climático, aunque no es la única solución", informó TN Noticias.
Según el informe ya no queda tiempo porque el calentamiento de las tierras emergentes alcanzó 1,53°C, el doble del aumento global de la temperatura (incluyendo los océanos). "A partir de 2°C de calentamiento global podríamos encontrarnos con crisis alimentarias de origen climático más severas y más numerosas", advirtió uno de los autores del informe, Jean-François Soussana.
Además, el IPCC pidió acciones "a corto plazo" contra la degradación de las tierras, el desperdicio de alimentos o las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola
En este sentido, en el documento se recomienda la puesta en marcha de "políticas que reduzcan el despilfarro de comida e influyan en la elección de determinadas opciones alimentarias", en alusión a dietas menos carnívoras y que reduzcan la población obesa o con sobrepeso, próxima a los 2.000 millones de personas.
Según el IPCC, una baja del consumo de carne reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero del ganado y liberaría la tierra para usos más sostenibles.
Actualmente entre "el 25 y el 30% de la producción total de comida se desperdicia", indica el informe, al tiempo que unas 820 millones de personas en el mundo siguen pasando hambre. Según los expertos, combatir el despilfarro puede rebajar las presiones por reducir bosques y aumentar el suelo agrícola, contribuyendo así a una reducción de las emisiones de CO2 (principal gas causante del efecto invernadero).
También se propone retomar prácticas agrícolas, ganaderas y silvícolas de las poblaciones indígenas tradicionales, ya que según el documento "su experiencia puede contribuir a los desafíos que presentan el cambio climático, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el combate de la desertización".
En el informe se fija, por primera vez, la relación directa entre el cambio climático y la degradación del suelo global (zonas más áridas, pérdida de biodiversidad, desertización) y se advierte sobre un aumento de las sequías en regiones como el Mediterráneo o África del Sur debido al calentamiento global.
En otras zonas, como los bosques boreales, los efectos del cambio climático podrían incluir mayor riesgo de incendios forestales o de plagas, según el texto del IPCC.
La conclusión principal es que "nuestro uso de las tierras [...] no es sostenible y contribuye al cambio climático", indicó la copresidenta del IPCC, Valérie Masson-Delmotte y apuntó que el informe "pone el acento en la importancia de actuar de inmediato".