Todo parece indicar que el Gobierno está dispuesto a recuperar económica y socialmente a gran parte del Norte del país. Está perfecto porque se trata de provincias que durante décadas quedaron relegadas y que resultaba necesario recuperar, pero también cabría advertir que otras zonas del país necesitan de obras o decisiones económicas, como sucede con gran parte de las economías regionales, a excepción de la Pampa Húmeda.
El Plan Belgrano tiene como objetivo el desarrollo social, productivo y de infraestructura, orientado al crecimiento productivo y de infraestructura para diez provincias del Norte. Contempla una inversión en infraestructura de 15 mil millones de dólares, en 10 años, con un fondo de 50 mil millones de pesos en los primeros cuatro, planeando una solución habitacional para 250 mil familias, atención inmediata a los afectados por la pobreza extrema y subsidios para las economías regionales para crear incentivos laborales estables y no parciales en el tiempo.
Se suman otros aspectos, como exención de los aportes para los primeros 60 meses de trabajo y un mínimo no imponible para las contribuciones patronales; afianzar el sistema de no trabas a las exportaciones y retenciones de las economías regionales, a excepción de la soja; fomentar la citricultura, la producción de bioetanol para la cota en combustibles; de forestación y turismo y aumentar la presencia de Gendarmería Nacional para la protección de fronteras y la lucha contra el narcotráfico.
Serán diez las provincias beneficiadas. En el noroeste, Jujuy (autovías y ramales ferroviarios); Salta (ramales ferroviarios, mejoras en el aeropuerto y una autovía con Tucumán); Tucumán (mejoras en el aeropuerto y reactivación del Ferrocarril Mitre); Santiago del Estero (aeropuerto de Río Hondo, autovías que conecten con Tucumán y con Córdoba y una nueva ruta con Rosario); Catamarca (ramales ferroviarios para conectar con el puerto de Rosario y una conexión ferroviaria con Chile) y La Rioja (conversión a autovía de la ruta 38).
En el noreste resultarán beneficiadas Misiones (autovía entre Posadas y Puerto Iguazú y mejoras en el aeropuerto); Chaco (mejoras en el aeropuerto, conversión en autovía de la ruta 11 Resistencia-Santa Fe y nuevo puente entre Resistencia y Corrientes), además de mejoras en Corrientes y en Formosa.
Es de esperar que la iniciativa llegue a buen puerto ya que permitirá poner de pie a una zona del país históricamente relegada. Pero la realidad indica también que el resto de las economías regionales necesitan de soluciones para, al menos, no perder los espacios ganados con el sacrificio y el trabajo de sus habitantes.
La Copal señaló recientemente que las economías que se encuentran a más de 500 kilómetros del puerto perdían competitividad como consecuencia de la falta de infraestructura ferroviaria y un costo en el transporte carretero que encarecía sustancialmente los productos.
Un aspecto que debería ser advertido y reclamado por los gobernadores de las provincias afectadas a los efectos de lograr algún tipo de solución, ya sea a través de obras o de decisiones económicas.