Higuaín tendrá un partido especial en los octavos de final del Mundial. Será ante el país donde nació y el que quiso ponerle la camiseta azul.
Este sábado, el partido entre Argentina y Francia, por un lugar en los cuartos de final del Mundial, tendrá un condimento especial.
Gonzalo Higuaín se enfrentará ante el país que lo vio nacer hace 30 años en la ciudad de Brest, donde jugaba su padre Jorge, en el Brest Armorique, antes de su retiro en River.
Higuaín llegó a Argentina con apenas unos meses de vida y vivió toda su infancia y juventud en nuestro país. En 2005 debutó en River y ya despertó el interés de grandes clubes europeos e incluso del entrenador de Francia en ese momento, Raymond Domenech.
A pesar del interés de los galos de vestir al Pipa con la camiseta Bleu (En ese momento Higuaín tenía documento francés), el Pipa se decidió por Argentina y tuvo que acelerar los procesos para tener todos los papeles en regla y jugar para la Selección.
Ya como jugador del Real Madrid (desde el 2006 hasta el 2013), el Pipita tuvo su documento y pasaporte argentino, para cumplir su deseo de jugar para el país que lo vio crecer futbolísticamente. “Fue una elección con el corazón. Mis amigos, mi familia y mi fútbol son de Argentina, no podía tomar otra decisión”, le dijo al diario L'Equipe en su momento.
Quizás la historia hubiese sido distinta para Higuaín si aceptaba representar a Francia, claro que tampoco hubiese llegado a tres finales con la camiseta Argentina. Lo cierto es que eso no pasó y el destino lo tendrá en Kazan intentando vencer al país que lo vio nacer.
Griezmann, el francés que tiene costumbres del Cono Sur
Fueron 100 los millones de euros que el Barcelona puso para ejecutar la cláusula de rescisión de Antoine Griezmann. Pero el francés es un bicho raro dentro del mundo del fútbol: rechazó la oferta de jugar con Messi y Suárez para quedarse en el Atlético de Madrid.
De no ser por sus ojos claros, pelo rubio y acento francés, este delantero de 27 años parecería argento. De hecho, adoptó muchas costumbres del Río de la Plata desde que llegó al primer equipo de la Real Sociedad, donde fue dirigido por el uruguayo Martín Lasarte y compartió plantel con Carlos Bueno, ex San Lorenzo, quien le enseñó a cabecear.
Sucede que Griezmann aprendió todo en el País Vasco. A los 13 años, y luego de ser rechazado por varios clubes franceses (entre ellos el Lyon, club del que es hincha) por su debilidad física, la Real Sociedad lo sumó a sus Inferiores.
Allí hizo toda su carrera, explotó en Primera y dio el gran salto al Atlético de Madrid, donde conoció a Diego Simeone. El Cholo lo pulió, lo hizo de élite y hoy en día es uno de los mejores delanteros del mundo. Polifuncional, es capaz de jugar de centrodelantero, mediapunta y extremo.
Es el emblema del Colchonero y figura en una selección de figuras. Tiene gambeta, buena pegada y, lo más llamativo, carácter sudamericano. Se lo escuchó gritar “la c..... de su madre” y “vamos, vamos”, al festejar un gol contra Albania, por Eurocopa, en un partido en el que lo había dejado en el banco de suplentes. También, gracias a sus amigos argentinos y uruguayos, se hizo fanático del mate.
Hoy los comparte con Angelito Correa, Diego Godín y José María Giménez. “Me da energías por la mañana y también por la tarde. Algunos tienen miedo que me salte un doping, pero ya les expliqué... Y he pasado más de 30”, supo decir.
