Si vamos a hacer el pesebre pongámosle un poco de rigor histórico al asunto, si no aparece como bastardeado el endiosado lugar. Belén queda 9 kilómetros al sur de Jerusalén, en la actual Cisjordania que pertenece a la administración palestina. Lugar que ahora se debate ante la incertidumbre por los desatinos de Donald Trump.
Su nombre quiere decir varias cosas en varios idiomas. Por ejemplo, en hebreo es derivación de los vocablos ‘Bet Lehem’, que quiere decir ‘Casa del Pan"’; en árabe ‘Beth Lahm’, es decir ‘Casa de la Carne’. Al parecer había mucho comercio en aquel tiempo en aquel lugar y entonces se lo liga a un sitio donde hay mucha confusión.
En la época del nacimiento de Jesús, Belén era pobre del verbo pobre y la pobreza fue el signo de ese acontecimiento tan venerado por la grey católica, así que no me va a poner al niño adentro de una de las casitas que se construyen en los barrios privados porque va a estar cometiendo una aberración histórica.
El pesebre era en realidad una gruta donde estaban los animales. Una gruta, un hueco dentro de una enorme piedra, más simple que un fósforo, así que en el pesebre nada de alfombras, ni piso de madera, ni salpicré en las paredes.
Los animales que fueron registrados en aquel momento por Lucas fueron una mula y un buey. Entonces, por favor, sáqueme las llamas y los guanacos, que serán muy de nuestra fauna pero por entonces en Belén eran muy raros; y también sáqueme el pitbull a ver si lo muerde al querubín, por favor.
El niño debe estar sobre una cuna hecha con paja, nada de babysit de color celeste con depósito para mamaderas porque no es cierto. Tampoco le ponga sillitas con sujetador al mular que habrá de transportarlo, porque en aquellos tiempos la nueva ley de tránsito no regía.
También el pesebre admite a visitantes, como ser pastores y ángeles. Nada tienen que ver los superhéroes, así que ya mismo me retira a Batman, Superman, el Hombre Araña, Capitán América y el Increíble Hulk del lugar, por favor, porque está cometiendo una falta de respeto.
Y también está permitido, quiero decir corresponde, la estrella que guió a los Reyes Magos sobre el cielo del pesebre, no me ponga parapentes, ni alas delta, y mucho menos drones porque es todo un anacronismo.
Sabido es que por los lados de Belén, estos tiempos son tiempos de invierno, así que el niño puede estar bien arropado con mantas muy humildes, nada de colchas de Duvet ni calefacción central, no corresponde.
Los Reyes Magos son los reyes magos de entonces, ni se le vaya a ocurrir poner a la Reina Isabel o a Máxima Zorreguieta porque no tienen nada que ver con el asunto.
Y por último, acuérdese de lo que está celebrando: la Navidad cristiana, así que saque de la cunita de paja ese Papá Noel, porque entonces no había gaseosas, y ponga al niñito donde corresponde. Si el gordo colorado quiere dormir que duerma entre los renos, qué embromar.
Tengamos un poquito de fidelidad con la representación del pesebre y no mezclemos el tema con la política, así que ese afiche con la imagen de Macri y el lema “Pobreza cero” sáquelo por favor, sáquelo que quema.