El peronismo volvió a tener dos bancadas. Después de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), la dispersión de bloques del PJ en ambas cámaras se terminó; esta semana abrocharon la unidad.
Justo con la flamante unificación, el Gobierno manda un proyecto que pondrá a prueba la nueva concordia interna: pide endeudamiento por 130 millones de dólares para hacer cuatro obras: la refuncionalización de la Panamericana, el acueducto ganadero La Paz, la doble vía de acceso a Junín y Rivadavia y la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (Girsu).
Es que el monto de la deuda provincial es eje de campaña del peronismo. Pero ayer hubo voces de los dos sectores del PJ que dieron una visión empática con los proyectos.
El senador Adolfo Bermejo (del sector de los intendentes) dijo en radio Mitre que "en lo personal, entiendo que es muy difícil decirle que no a este tipo de endeudamiento, porque para la provincia es una buena oportunidad".
El diputado Lucas Ilardo (del kirchnerismo) decía a Radio Universidad que "los endeudamientos razonables fueron acompañados, como la ayuda a los productores vitivinícolas. Hay que ver las tasas, años de plazo. En este caso está asignado a obras".
La pregunta que queda flotando es qué pensará el intendente de San Rafael Emir Félix.
Ninguna de las cuatro obras se realizarán en su departamento. Los Andes no pudo comunicarse con él.
El que si habló fue el intendente de San Martín Jorge Giménez y su opinión fue en sentido contrario a las de Ilardo y Bermejo: "Tenemos un gobernador que se va en 60 días y que pide un endeudamiento de 130 millones de dólares es un capricho pero también un peligro para las finanzas de la provincia. Las cosas no son así, no puede endeudar de esta manera a la provincia un gobierno que se está yendo".
Por lo pronto, ninguna de las fuentes consultadas quiere hablar más allá de lo ya dicho públicamente. Nadie quiere mezclar la autorización a tomar deuda a Alfredo Cornejo a horas del cierre de listas de candidatos a diputados nacionales. "La semana que viene se verá. No es urgente" dijo un operador del PJ.
La autorización legislativa para tomar deuda ha sido uno de los motivos de disputa interna del peronismo en los últimos dos años.
Para los presupuestos 2016 y 2017 no hubo diferencias. Las votaciones fueron casi unánimes ya que solo votaron en contra los bloques del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT). Para 2016 se autorizaron 5.023 millones de pesos de endeudamiento, mientras que para 2017 fueron 3.787 millones de pesos. Ese año, el único díscolo del PJ fue el diputado Gustavo Majstuk, que no votó varios artículos de la segunda pauta de gastos de Alfredo Cornejo.
En diciembre de 2017 se aprobó el presupuesto del año siguiente. Se autorizaron 1.918 millones para obra pública y 4.500 de "roll over", es decir para pagar deuda vieja con nueva, que no implica incremento del capital adeudado.
Ese año 12 diputados y 9 senadores le dieron a Cornejo los dos tercios de los votos de ambas cámaras que se requieren para autorizar deuda.
Ese fue el primer quiebre del peronismo en la Legislatura. A partir de ese momento se empezó a desarrollar un proceso que tenía más de interna partidaria que legislativa: los reacomodamientos entre el sector de los intendentes frente a los aliados del kirchnerismo y el ciurquismo, que terminaron por separar las aguas en los bloques.
Para la pauta de gastos de este año, el PJ se abroqueló y rechazó el pedido de Cornejo por 3.697 millones de pesos para roll over.
El otro momento de tensión en el PJ fue cuando la candidata a la gobernación Anabel Fernández Sagasti acordó con el oficialismo la aprobación del Fondo Anticíclico Vitivinícola, a principios de este año, que incluía una autorización a tomar deuda por 3.200 millones de pesos.
Ahora son 130 millones de dólares, es decir 5.680 millones en pesos.