Ciertos teóricos de las ciencias sociales determinan al menos cuatro grandes momentos históricos que transformaron la circulación de mensajes entre los hombres y las mujeres: el surgimiento del lenguaje oral, la aparición de la escritura, la invención de la imprenta y la irrupción de la llamada “cibercultura”.
Cada una de estas etapas -con sus múltiples versiones de tiempo, lugar y contexto socio-político, cultural y ambiental- modificaron de modo sustancial la comunicación humana, que hoy va, viene y se vuelve a ir por la red digital en sus distintas plataformas.
En esa maraña de datos, escritos, imágenes, códigos, aplicaciones, algoritmos, robots, softwares, que componen el planeta virtual, navega el periodismo, como una neurona más en el complejo tejido nervioso del conocimiento, el entretenimiento, las relaciones afectivas, las transacciones comerciales, la automatización de “las cosas” e infinidad de intercambios más.
Ya no es el periodismo la única fuente de la información ni de las noticias; ahora compite con una multitud de personas y comunidades que producen y editan imágenes y novedades de su entorno en tiempo real, desde cualquier celular “inteligente”.
Sin embargo, es acaso ese presente el que le otorga un potencial de enorme valor y relevancia.
Meses atrás, cuando compró la mayoría accionaria del diario The Washington Post, el millonario emprendedor Jeffrey Bezos reflexionó en una entrevista: “Todos quieren saber qué cosas voy a cambiar del periódico, pero nadie me pregunta qué cosas voy a mantener”.
Entre otras cosas, Bezos es el fundador y director de la tienda digital de libros Amazon, y aparece en los rankings como una de las cinco personas más ricas del mundo.
Por provenir de uno de las más exitosos innovadores del siglo XXI, sus palabras generan un eco que retumba en una Redacción centenaria como la de Los Andes:
¿Qué periodismo queremos para Mendoza? ¿Qué principios, prácticas e ideales se deben mantener, si queremos adaptarnos a las nuevas dinámicas y formatos, sin perder la esencia y el compromiso con los mendocinos?
No vamos a escribir las respuestas aquí, sino en el diario y los productos impresos y digitales de cada día. Los mendocinos, las nuevas audiencias, nos dirán después si hicimos bien nuestro trabajo.