El perfil productivo de Mendoza

El mundo moderno, hipertecnológico, nos exige a los mendocinos redefinir integralmente nuestro perfil productivo.

El perfil productivo de Mendoza
El perfil productivo de Mendoza

El próximo 26 de julio se desarrollará el Foro Anual de Valos, bajo la temática de El Futuro del Trabajo, y durante el mismo se desarrollará un panel analizando el perfil productivo de Mendoza, un tema sobre el que se viene hablando mucho en el último tiempo y sobre lo cual hay demasiadas teorías.

Mendoza, por ser un desierto, debe cuidar mucho sus oasis productivos, no solo por el valor económico sino por razones de salud pública.

No obstante, los oasis deben ser defendidos del avance de la urbanización y, a su vez, deben ser reencauzados a sistemas productivos más eficientes y mayores índices de productividad que los actuales.

Es muy difícil determinar en forma teórica cuál "debe" ser el perfil productivo de nuestra provincia toda vez que cualquier actividad depende del impulso de la iniciativa y la inversión privada, y para ello deben primar, en principio, condiciones de confianza que alienten a los emprendedores.

No obstante, debe requerirse a los gobernantes establecer reglas de juego claras que faciliten las inversiones, que alienten nuevos emprendimientos o la ampliación de los existentes, para que cada empresario decida asumir los riesgos propios de la actividad teniendo en claro que si el gobierno no molesta debe dedicarse a atender al mercado y a competir.

En la modernidad actual, cuando el avance tecnológico va aportando nuevas herramientas, el mayor aporte del Estado debe estar puesto en mejorar la calidad educativa, teniendo en cuenta que los aprendizajes necesarios, más allá de los básicos y formativos, deben encauzarse a brindar a niños y jóvenes herramientas que les permitan adaptarse rápidamente a un escenario de cambio permanente.

En otra instancia, debe encararse una tarea de recalificación de muchos trabajadores que podrían padecer los riesgos de la modernidad.

Esta tarea debe ser responsabilidad de las entidades empresarias y de los sindicatos, porque está claro que, más allá de los perfiles, habrá cambios en las modalidades de trabajo y los servicios serán los mayores empleadores.

En una tercera etapa, serán los institutos de formación terciaria y las universidades los que deberán orientar la oferta de carreras hacia aquellas que abran posibilidades ciertas de salida laboral y acordes a los nuevos desafíos que la modernidad plantea.

Está claro que Mendoza debe ir actualizando su perfil productivo hacia bienes de alto valor agregado, sobre todo el valor inteligente.

Los intangibles son los bienes que más valor agregan en los nuevos sistemas productivos, como el software, el diseño y todo lo relativo a tecnologías blandas de gestión.

Pero para adaptarse a estos tiempos también se requiere de empresarios flexibles, con alta capacidad de liderazgo y compromiso social. Pero también es necesario que desde los gobiernos se faciliten estas actividades bajando cargas impositivas y eliminando barreras de ingreso que no contribuyen a seguir el ritmo del sistema de cambio.

Las empresas y los gobiernos, junto con los sindicatos, deberían formar una alianza productiva que favorezca a todos. Hoy ya no se trata de una utopía, sino de una necesidad vital para evitar el retraso productivo que la provincia experimentó en los últimos 30 años.

De la historia de nuestros abuelos no podemos tomar ni los modelos productivos ni los organizacionales, pero sí debemos rescatar el coraje que tuvieron.

Tomado a la distancia, el desafío de domar un desierto, que nuestros antepasados enfrentaron, fue mucho más difícil que el que se les presenta a las nuevas generaciones.

Es cuestión de empezar y tener inteligencia y constancia.

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