El peligro de acostumbrarse a perder

Los equipos mendocinos están teniendo una mediocre campaña en todas las categorías.

El peligro de acostumbrarse a perder

Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar

Hubo un tiempo que fue hermoso... No hace mucho tiempo atrás, el fútbol de Mendoza asomaba como una plaza importante del interior del país y los hinchas estaban exultantes.

La llegada de Gimnasia a la B Nacional y la posibilidad de reeditar el viejo clásico con la Lepra, como así también el ascenso de Gutiérrez al federal A -que permitió revivir los viejos clásicos con Maipú- eran excelentes noticias para el futbolero de ley.

Esto sin olvidar que Godoy Cruz seguía siendo un animador de la Primera División.

Cambia todo cambia. Hoy, el momento de los clubes de la provincia en sus respectivos torneos es preocupante.

Mientras, el Tomba no consigue despegarse de las últimas posiciones y arrastra una pobre campaña como visitante. De hecho de los nueve partidos que disputó fuera de la provincia, sólo ganó uno, empató dos y cayó en seis oportunidades.

Algo similar pasa con la Lepra, que jugó 13 encuentros, de los cuales perdió 8, empató 2 y perdió 3 con apenas 11 puntos de los 39 posibles.

Ni qué hablar del Lobo. El equipo de Toti Arias ha sumado sólo cuatro unidades fuera del Legrotaglie. Jugó 13 partidos y sólo tiene un triunfo y un empate. En los 11 restantes se volvió con las manos vacías.

Si todavía no está en zona de descenso es porque como local está en la cuarta posición con 26 puntos. Es que allí perdió sólo 3, empató dos y ganó 8.

En el mismo sentido, están la Lepra (octavo en esa tabla) y el Tomba (noveno).

Y si hablamos del Federal A, encontramos a dos equipos que están jugando la fase reválida. Aunque es real que Maipú tiene un poco más de aire que Gutiérrez que saca cuentas en cada jornada.

Perder es una consecuencia del juego, por lo cual está bien aprender a convivir con ello, pero lo que no está bien es acostumbrarse a ello.

Y hoy por hoy, esto parece estar pasando con los mendocinos. Los equipos a los que le duele las derrotas, demuestran una rebeldía para luchar contra ello y sacan fuerzas de allí para revertir la situación. De lo contrario, estamos frente a un caso de diván.

Sobre esto se ha hablado mucho en la psicología deportiva. 
Cuando las derrotas se suceden, los deportistas entran en un círculo vicioso en el que los pensamientos derrotistas lo llevan a una crisis de confianza.

Entonces los delanteros se pierden goles imposibles, los defensores no cierran como deben y hasta los técnicos terminan errando en los planteos o en los cambios dentro de un partido.

Si no hay un replanteo de lo que uno hace y, por el contrario, se termina poniendo siempre en el afuera. Que el árbitro, que la fortuna, que la cancha. Allí es cuando se empieza a perder y donde debemos darnos cuenta que estamos frente a un problema.

Michael Jordan, quien es sindicado como un ganador en el deporte, alguna vez dijo: "He fallado más de 9.000 tiros a lo largo de mi carrera, he perdido casi 300 juegos, 26 veces me han confiado el tiro para ganar un partido y lo he fallado. He fracasado una y otra vez durante mi vida y esa es, precisamente, la razón por la que he sido exitoso".

Falta mucho y todos todavía pueden cambiar la situación, que es lo que todos esperamos, pero deben ir convenciéndose de que este no es el camino.

Creo firmemente que es hora de meter un correctivo. Como están, hay pocas chances de que las cosas cambien. Es hora de que los dirigentes hagan su aparición. Mendoza espera mucho más de sus representantes y todos esperamos que se mantengan los laureles que supieron conseguir.

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