Suele ser el tema principal de la agenda cada vez que los presidentes -en este caso las presidentas- de la Argentina y de Chile realizan reuniones bilaterales. El hecho de compartir más de tres mil kilómetros de frontera determina que los pasos de comunicación entre los dos países resulte fundamental, esencialmente durante los últimos años, como consecuencia de la apertura del comercio hacia los países del Pacífico y el interés demostrado tanto desde la Argentina como de Brasil, Uruguay, Paraguay e inclusive Bolivia.
Pero el gran inconveniente que se plantea cada vez que el tema se pone en discusión es el de la visión estratégica que tiene uno y otro país. Sucede que Chile, con la mayor parte de su población desde Santiago hacia el Sur, intenta priorizar los pasos ubicados desde Mendoza hacia el sur, mientras en la Argentina la situación se da a la inversa, ya que la población se ha instalado desde nuestra provincia hacia el norte.
Otro de los inconvenientes que se plantea es el de la altura de cada uno de los pasos, que los hacen inviables durante la mayor parte del año.
Aspectos a los que debe sumarse otro no menos importante: la Argentina prioriza las inversiones esencialmente en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, que son los lugares donde se encuentran los votos y deriva a cuenta gotas fondos para inversiones importantes en lugares alejados, a excepción de lo que sucede con Santa Cruz.
Sin lugar a dudas, el paso más importante utilizado en la actualidad es el de Cristo Redentor, ubicado en nuestra provincia y que une a los dos países a una altura de 3.500 metros. Cuenta con la ventaja de que tiene acceso directo a Santiago de Chile y al puerto de Valparaíso, el de mayor infraestructura del vecino país.
El segundo paso importante es el de Jama, que une a Jujuy con Antofagasta, con una altura de 4.200 metros y el tercero el Cardenal Samoré, que une a Villa La Angostura con Osorno, en el sur del país, con una altura de 1.300 metros, que le permite permanecer abierto durante todo el año.
Quedan otros, menos utilizados, como sucede con el paso San Francisco, que une a Catamarca con Atacama, pero con una altura considerable, de poco más de 5 mil metros y otro tanto sucede con el de Agua Negra, entre San Juan y Coquimbo que, si bien tiene una salida a un puerto del Pacífico, también su altura genera inconvenientes porque alcanza los 5 mil metros. De allí que el gobernador sanjuanino insista en la construcción de un túnel que facilite su utilización, pero con un costo considerable.
En lo que hace específicamente a Mendoza, no han surgido mayores novedades, a pesar de que se dijo que formó parte de la agenda de trabajo, respecto del ferrocarril trasandino, mientras al paso de Las Leñas ha avanzado solo en las buenas intenciones de los sanrafaelinos y sus pares chilenos.
Donde sí aparecen, en un principio, avances concretos es en El Pehuenche, especialmente porque los directivos de Vialidad nacional han asegurado que el paso estará concluido, en lo que a pavimentación se refiere, para marzo del año próximo, advirtiendo además que, si las condiciones meteorológicas lo permiten, las tareas podrían concluir en diciembre de este año. Aseguran que restan sólo 34 kilómetros de asfalto y que ya se han concretado obras importantes, como los puentes sobre distintos arroyos y sobre el río Malargüe, además de trabajos en las laderas de los cerros con peligro de derrumbes.
A pesar de que la Argentina se encuentra atravesando una situación económica difícil, es hora de insistir ante las autoridades nacionales para que deriven los recursos necesarios y así solucionar de una buena vez los serios problemas que se plantean en el paso Cristo Redentor y, paralelamente, que el anuncio de Vialidad nacional sobre El Pehuenche se convierta en hechos concretos, esencialmente porque constituye un paso alterno y complementario del Cristo Redentor y que permitirá derivar la producción del sur provincial y de gran parte del sur del país, hacia puertos del Pacífico.