"El pastor mentiroso" Alberto Ceferino Rodríguez (62) -acusado de estafar a unas 100 personas a las que les prometió casas y les sacó ínfimas sumas de dinero- recuperó la libertad.
Así lo decidió el martes la jueza del Primer Juzgado de Garantías, Cristina Pietrasanta, tras evaluar el estado de salud del imputado que ingresó al penal a principios de agosto caminando y se tendrá que retirar en silla de ruedas por el deterioro sufrido en su estado de salud.
La jueza Pietrasanta ordenó la prisión domiciliaria y el pago de una caución de 100.000 pesos que, ayer aportaron sus familiares.
Durante la audiencia Sergio Carreño, abogado del pastor, aportó documentación médica que sostiene que el hombre tiene problemas respiratorios que lo llevan a recurrir a un tubo de oxígeno. Además tiene algunas enfermedades de tipo neurológico.
La fiscal de Delitos económicos y Cibernéticos, Susana Muscianisi imputó a Rodríguez en 45 causas de estafa que habrían afectado a 100 personas.
Del papa Francisco
Según los denunciantes, el pastor prometía la edificación de viviendas en terrenos cerca de Palmares y los Caracoles de Chacras, que "supuestamente eran del papa Francisco".
La "milagrosa" promesa de tener la casa propia arrancó el año pasado, cuando desde la fundación cristiana "Tomados de la mano de Jesús", se proponía soluciones habitacionales en apenas ocho meses. Los interesados debían inscribirse, aportando sus datos personales, y abonar la módica suma de 200 pesos.
En el documento, que tiene el sello y la firma del presidente de la fundación, Alberto Rodríguez, se especificaba que la organización se comprometía a solucionar la demanda habitacional en ocho meses. Cumplido el plazo, los beneficiarios comenzaron a exigir respuestas y al no obtenerlas recurrieron a la Justicia.
¿Estafador o mitómano?
Durante la audiencia en que se decidió la prisión domiciliaria del pastor Alberto Rodríguez, su abogado defensor planteó que su cliente es un mitómano.
Para el abogado Sergio Carreño, Rodríguez es inimputable porque la primera víctima de sus presuntas estafas es él mismo.
Según el abogado, el pastor contrató a algunas personas como personal de seguridad del "futuro barrio", les dio uniformes y les pagó y los reunía en su templo para indicarles cómo debían cuidar el lugar, remarcándoles que el papa Francisco era quien había donado el terreno.
