Ya fueron 25 los días, no consecutivos ni completos, en los que el paso internacional Cristo Redentor fue cerrado en lo que va de la temporada baja, es decir, desde el 1 de marzo.
Ya sean unas horas o días enteros, el cruce a Chile se ha visto interrumpido principalmente por fenómenos climáticos y en menor medida por obras en la ruta.
Si se hace la cuenta en horas, fueron 269 (11 días enteros) las que debió suspenderse el tráfico vehicular en la alta montaña. Y eso que todavía no empezó el invierno, por lo que el panorama no resulta alentador para quienes quieran movilizarse hacia el Pacífico o vengan a Mendoza.
En este contexto y sumadas a las tradicionales demoras aduaneras, la promesa de los gobiernos de ambos países de agilizar el traslado de personas entre los dos países encuentra grandes obstáculos.
Como condimento extra, este mes comenzó a regir el horario invernal del paso, hecho que es rechazado por los transportistas que transitan por la ruta internacional y por quienes viven en la alta montaña.
El 29 de abril, dos días antes que empezara el horario de invierno del paso fronterizo (de 8 a 20, ya no más las 24 horas), desde la Asociación de Propietarios de Camiones de Mendoza (Aprocam) reclamaron a las autoridades ya que según ellos “complica aún más el adecuado desempeño de la actividad”.
Nevadas anticipadas
Si se analizan los días en los que no pudo circularse a uno y otro lado del túnel internacional, se observa que los motivos de cierre en su mayoría fueron por nevadas y fuertes vientos.
“Estuvimos varados unos días por nieve en la ruta y cuando reabrieron, desde el lado chileno tuvimos que hacer cola unas 4 horas para poder cruzar. Todo se hacía más lento porque tardaban mucho en revisar los bolsos”, recordó Rodrigo, un mendocino que viajó al vecino país hace una semana.
Así, de los 25 cierres que hubo, 15 fueron por tormentas de nieve mientras que los restantes se debieron a obras en el camino (tres días, dos de ellos en la madrugada), un choque y voladuras programadas que se están realizando en la zona del complejo que está construyendo Chile en Los Libertadores.
Como se aclaró anteriormente, no todos los días hubo cierres de 24 horas. Pero vale decir que del 13 de abril al 19 el paso fronterizo estuvo cerrado ininterrumpidamente. Situación similar se dio del 22 al 25 del mismo mes y durante los dos primeros fines de semana de mayo (excepto ayer domingo).
“Por todos estos cortes es que no resulta adecuado que exista el horario invernal, excede el sentido común. Porque un paso abierto 24 horas, en invierno, puede ayudar a descomprimir el caos vehicular que se genera cuando se cierra el paso durante varios días. Hay días en que no cae un copo de nieve y no tiene sentido que esté cerrado”, reclamó Mario González, de la cámara de Turismo, Comercio e Industria de Uspallata, coincidiendo con Aprocam.
Desde Migraciones admitieron que las nevadas reducen la cantidad de gente que queda a la espera de poder cruzar, sobre todo si los fenómenos climáticos suceden viernes y sábados, que es cuando más movimiento hay en la ruta 7.
Más movimiento
Más allá de las contingencias climáticas, tanto autoridades como operadores turísticos de la alta montaña admitieron que este año se ha incrementado el flujo vehicular post vacaciones de verano.
Alejandro Diumenjo, delegado en Mendoza de la Dirección Nacional de Migraciones, explicó que viernes y sábado están cruzando a Chile 3.500 personas por día, una cifra no muy lejana de las 6 mil diarias que cruzan en enero y febrero, temporada alta. Y aclaró que durante la semana la cantidad de vehículos disminuye drásticamente.
En el mismo sentido, Mario González admitió que la cantidad de gente que circula en la alta montaña, pese a las condiciones climáticas, se ha sostenido desde que finalizaron las vacaciones de verano. De todas formas, advirtió que el turismo ha bajado. “Sí, es cierto, más gente viaja. Pero el turismo en la zona ha disminuido 30% porque la gente que pasa está de paso. Nos estamos quedando sin turismo interno”, advirtió.
La promesa de acelerar los trámites aduaneros
Hace casi dos meses, la canciller argentina, Susana Malcorra, anunció junto a y su par chileno, Heraldo Muñoz, que en mayo se agilizarían los controles migratorios de ambos países, reduciendo el trámite de 5 a 4 pasos y, de cara al futuro, a solo 3 unificando sistemas informáticos.
Respecto de esa promesa, el delegado de Migraciones, Alejandro Diumenjo, explicó que la semana pasada se capacitó en Mendoza a personal de la Policía de Investigaciones chilena (PDI) y que en Santiago, Valparaíso y Los Andes se harán reuniones informativas sobre leyes migratorias.
“Ojalá todo esto que se está haciendo sirva como disparador. Pero falta la parte de los que controlan la mercancía para que los trámites sean más rápidos”, admitió el funcionario.