El partido que se firmó en una cárcel

El presidente de la Federación Boliviana, quien está preso por el FIFA Gate cerró el acuerdo más allá de que nadie quería jugar este amistoso.

El partido que se firmó en una cárcel

El ex titular de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Carlos Chávez, preso por una investigación por corrupción, firmó desde una cárcel de su país el acuerdo para que Bolivia juegue un amistoso con Argentina, un partido que otras selecciones rechazaron, según un dirigente. Marco Ortega, elegido recién presidente interino de la FBF, aunque desconocido por la Conmebol, dijo al programa de televisión Futbolmanía que Chávez "sigue manipulando todo" desde la cárcel, donde está recluido desde julio por una investigación por corrupción.

Respecto al fogueo en Houston, el tesorero de la FBF, Walter Zuleta, declaró el fin de semana al portal deportivo Late que “Carlos Chávez firmó ese convenio que nos compromete como Federación, lo hizo desde la cárcel y nosotros nos enteramos después”. Según la versión de Zuleta, el partido, que fue anunciado en Buenos Aires, fue pactado por Chávez el 4 de agosto, dos semanas después de haber sido detenido a causa de una investigación judicial por corrupción.

De acuerdo a versiones locales de prensa, 13 países, entre ellos Brasil, habrían rechazado jugar contra Argentina para no verse involucrados en el escándalo por corrupción que rodea a la FIFA y a empresas de marketing. En esa línea, Ortega se quejó porque pese a estar preso y destituido de la presidencia, "Chávez sigue mandando cartas a la FIFA y sigue manipulando todo, haciendo que la Conmebol no pueda cumplir con los pagos, afirmando que hay injerencia del Estado”.

A causa de la suspensión unilateral de un amistoso contra Nigeria en marzo, la Federación Boliviana está demandada por un millón de dólares. Bolivia tomó la decisión de suspenderlo ante el conflicto armado en desarrollo en el país africano y la presencia de los islamistas de Boko Haram.

El abogado de la Federación, Víctor Hugo Pérez, criticó a Chávez “por boicotear al fútbol nacional” al haber enviado desde la cárcel una carta al TAS (Tribunal de Arbitraje del Deporte), que funciona en Suiza, renunciando a los plazos fijados para la defensa boliviana en ese caso. A causa de la crisis federativa, hasta el capitán del seleccionado, Ronald Raldes, tuvo que dar prestado dinero para los visados y los billetes de avión a Houston. “Él fue quien más nos ayudó para salvar el momento y que se pueda viajar”, dijo Ortega.

Raldes prestó unos 21.000 dólares, que ya le fueron devueltos, según un twitter del programa televisivo Deporte Total. El jugador es zaguero central de la Verde que esta semana apenas tuvo una jornada de entrenamiento con plantel completo a cargo del nuevo seleccionador Julio César Baldivieso, que firmó su contrato el pasado lunes.

Cuatro técnicos en quince días

Desde dirigentes presos, hasta el nombramiento de cuatro entrenadores diferentes en apenas quince días y amenazas de que no iban a viajar a Houston para disputar el amistoso. Por un lado, la Federación Boliviana de Fútbol se encuentra acéfala como consecuencia de que su presidente Carlos Chávez (también tesorero de la Conmebol) se encuentra preso en Santa Cruz desde el 21 de julio por estar involucrado en una investigación sobre supuestos actos de corrupción. Él y otros tres ex dirigentes de la FBF están investigados por los delitos de organización criminal, legitimación de ganancias ilícitas, uso indebido de influencias, beneficios en razón del cargo, delitos tributarios y estafa con víctimas múltiples.

Mientras se resolvió que el vicepresidente primero, Marco Ortega, asuma el cargo de forma interina; la Selección padece los coletazos de tan complicado presente. Es que Mauricio Soria, el entrenador que asumió en enero y dirigió la Copa América, renunció el pasado 12 de agosto y el combinado nacional quedó literalmente a la deriva.

¿Qué sucedió? Cuatro reemplazantes se nombraron en apenas quince días. Dos días después de la dimisión, se eligió a Néstor Clausen como seleccionador interino, pero apenas un día más tarde decidieron que sea nombrado en su lugar el español Miguel Angel Portugal. Tan sólo una semana después se reunió el Consejo Superior de la Liga y tomaron la decisión de rechazar el nombramiento de Portugal por considerar apropiado que el elegido fuera alguien más conocedor del fútbol boliviano. Pero los papelones no terminaron allí.

Es que entonces se eligió a Eduardo Villegas como el nuevo director técnico y siete horas después del anuncio se terminó nombrando a Julio César Baldivieso como el seleccionador.

Quedando Baldivieso finalmente a cargo del puesto, y asumiendo hace menos de una semana, se comenzó a preparar sobre la marcha un amistoso que se rehusaban a jugar y para el que ni siquiera pudo elegir los futbolistas.

Inicialmente el cotejo estuvo en duda por amenazas de Bolivia de no querer disputar el compromiso si no recibían el pago con anticipación (esto debido a los mantos de dudas que estaban instalados sobre Torneos, la empresa organizador del partido y que está involucrada en el FIFA-Gate). Luego, el propio entrenador supo reconocer que no hubiese sido lo ideal iniciar su ciclo enfrentando a la Selección subcampeona del mundo.

Para colmo, Baldivieso también despotrico al afirmar que el 80 por ciento de los citados no los había elegido y por los grandes inconvenientes que se presentaron como consecuencia de que varios jugadores no contaban con la visa necesaria para ingresar a suelo norteamericano.

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