Cuarta de este tipo contra la política económica y social durante el gobierno del presidente Mauricio Macri y segunda en lo que va del año, la huelga general convocada para el martes próximo por la CGT tiene, sin embargo, diferencias respecto de las anteriores por el momento en que se produce y por los posicionamientos distintos dentro del sindicalismo.
El paro en reclamo de "rectificaciones" en la política económica fue convocado por la conducción de la CGT en la que predominan los dialoguistas con el Gobierno nacional: los llamados "gordos" de los sindicatos de servicios y los "independientes" de habitual oficialismo con la administración de turno.
La decisión se adoptó semanas atrás horas después de que la "mesa chica" cegetista se reunió con la delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezada por Roberto Cardarelli que monitorea in situ el cumplimiento del acuerdo por el que el Gobierno accedió hace tres meses a un crédito stand by por 50 mil millones de dólares hoy en renegociación.
Precisamente el paro del martes encontrará al Presidente fuera del país, en Nueva York, donde asistirá a la asamblea anual de la ONU, aunque fuentes gubernamentales no descartaron ante este diario que se reúna con la titular del FMI, Christine Lagarde, en lo que sería una buscada señal de confianza hacia los mercados financieros.
La protesta coincide además con un creciente malestar social y sindical a raíz del aumento del desempleo en el segundo trimestre del año (llegó a 9,6 del 9,15 en el primero; 56 mil desempleados nuevos) y la pérdida creciente del poder adquisitivo de los salarios ante una inflación que supera los incrementos paritarios (cálculos privados estiman que el desfasaje será este año de 10 puntos).
También con el inicio del debate parlamentario del proyecto de ley de Presupuesto para 2019, que aun con matices el conjunto de la oposición coincide en su carácter fuertemente recesivo, dado el severo ajuste fiscal previsto equivalente a 15 mil millones de dólares para llegar al equilibrio fiscal comprometido con el FMI.
La paralización podría ser total. Es que los sindicatos del transporte público confirmaron su adhesión. El secretario general de Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, confirmó que pararán los servicios de transporte de corta, media y larga distancia, y el subterráneo porteño. "Cada vez hay más fábricas cerradas y falta trabajo. La situación cada vez se complica más. No hay dialogo y eso nos lleva a una medida de fuerza", sostuvo Fernández. Los sindicatos ferroviarios y aeronáuticos, por su parte, anticiparon que también adherirán a la protesta.
Marcha a Plaza de Mayo
La huelga empalmará con la de 36 horas que desde el mediodía del lunes, con una marcha y un acto en la Plaza de Mayo, convocaron las dos CTA que dirigen Hugo Yasky y Pablo Micheli, junto con las varias agrupaciones de trabajadores informales ("piqueteros"), que reclamarán por la declaración de una emergencia alimentaria.
A esta movilización del día anterior comprometió su apoyo el sector combativo de la CGT que encabezan Hugo y Pablo Moyano, el bancario Sergio Palazzo (Corriente Sindical Federal) y mecánico Ricardo Pignanelli (Smata) y que el jueves en el estadio de Ferro lanzaron el Frente Sindical para un Modelo Nacional (Fsmn), dispuesto a disputarle la conducción de la CGT al triunvirato dialoguista de Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Schmid.
La particularidad de ese frente heterogéneo con fuerte respaldo en las regionales de la CGT (sobre 76, hubo representantes de 71, según los organizadores) es que en el acto de presentación no sólo respaldó la convocatoria al paro del martes: también planteó un "plan de lucha" basado en un auténtico programa de medidas urgentes de cambio en la política económica y social. Es la p´rimera vez que ello sucede en los tres años y medio de gobierno de Cambiemos.
De cara a la interna cegetista, retó a la conducción a convocar a un Comité Central Confederal para fijar fecha de elección de autoridades, así como a un plenario de secretarios generales de todas las regionales. Y para el 20 de octubre, como parte de la movilización callejera que impulsa, una marcha a Luján; un convocatoria a un destino emblemático, que tendría el visto bueno del episcopado.