Probablemente en tu biblioteca tengas una larga colección de recopilados de Mafalda. O quizás, todos los domingos veas la nueva tira que publica Chanti. Lo cierto es que la historieta se ha mantenido en nuestra provincia, en varios espacios a los que por lo general, no accede cualquiera. Con nuevas reglas de juego ya instaladas, donde la divulgación empieza a ser más fuerte en las redes sociales, ilustradores de nuestra provincia se animan a compartir sus ideas por el sencillo hecho de dar un mensaje, robar una sonrisa o inclusivo abrir paso a la reflexión.
Hay una consigna que se repite entre los dedicados al rubro: faltan espacios. Lugares de exposición, de trabajo, de coparticipación. Por lo tanto el desafío está puesto en generarlo. La primera opción suele ser la red social, muchos dibujantes ven en sus cuentas personales de la web la ventana más cómoda no sólo a la provincia, sino al mundo entero.
Por otro lado, el despegue de los medios alternativos ha hecho su tarea también. En ánimos de extender una oferta que pueda captar los gustos de más lectores muchos portales incluyen en sus ediciones los trabajos de historietistas independientes.
Lucila es ilustradora y hace historietas hace año y medio. Tiene una tira llamada Miss Polainas! que publica en el diario local El Otro. Su primer acercamiento fue con la consagrada obra de Quino.
La dibujante comenzó en la comodidad del dibujo, hasta que descubrió lo agradable de contar historias desde la gráfica utilizando guiones. La historieta en sí es la combinación justa entre lo literario y el dibujo, y ella rescata el ánimo de escribir un guión y traspolarlo a la ilustración. Si bien no se dedicaba plenamente a la historieta, el proceso de publicar continuamente le ofreció la oportunidad de dominar el arte y aprender en el camino.
La clave, según Lu Libertina (@lulibertina_ilustradora en Instagram) es el mensaje que se entrega. Su comunicación tiene una fuerte carga política, que va desde cuestiones más íntimas que tienen que ver con el amor y la resistencia; hasta trabajos que van más "al hueso", infiriendo directamente con la realidad y las cosas que molestan. Con una temática feminista, Lucila fortalece la imagen de la mujer no desde el dolor y la pérdida, sin verlas como mártires o víctimas, sino como una forma aguerrida y empoderada de representación.
El arte del dibujo, en este sentido, va más allá los simples trazos y los globos de diálogo. Muchos dedicados vienen de trabajar en otras áreas de la expresión gráfica y se animan a conjugar esos conocimientos con la esencia social de la tira cómica.
Ilustrador, artista plástico y más ligado a la escultura, Juan Gavras empezó bocetando sus dibujos para llevarlos al formato 3D.
Nacido en Buenos Aires e instalado en Mendoza, recuerda su acercamiento al mundo del cómic por aquellos años ochenta. En otra suerte de realidad, el cómic impone su propio juego.
Las clásicas historias de superhéroes importadas de Estados Unidos, por ejemplo, dieron origen a todo un público súper fanatizado, como el que se reunirá este domingo en una nueva edición de "Mundo Comic" en la Nave Cultural.
Juan ve tan enorme legión de la mano de estrategias artísticas, como lo es la utilización de colores fuertes, complementarios y agradables a la vista. Eso, además de su masividad servida en la mesa. Lo que sí deja entrever es que existe, por debajo de todo eso, un universo de creadores que se animan a sus propios diseños.
"Hay mucha gente que es muy profesional, que se copa con cuestiones del under ofreciendo otra filosofía. Hay gente muy grosa que ni te enterás. Rescato mucho el trabajo que hay detrás de los grupos que hacen fanzines", cuenta Juan. Ahora, el ilustrador está detrás de un nuevo proyecto de dibujo a estrenar: un relato de un joven que mantiene una relación analógica a la clásica construcción de la oveja negra familiar, criticando u opinando sobre cuestiones sociales actuales discordantes con lo regular.
Gavras encuentra en el mundo de las tiras cómicas la posibilidad de mantenerse "aceitado" en un sentido periodístico: "Estás atento a todo lo que pasa. Me gusta mucho tratar cuestiones políticas, llevarlas a mi mundo y siempre buscar caminos para llevar el mensaje, algo que siempre está escondido en el dibujo, donde cada uno tiene su propio modo".
Otro factor que se repite es el del consumo de estas expresiones. Desde grandes exponentes a quienes hacen sus primeros pasos, las redes sociales y los blogs son un terreno para explorar e indagar. Pero por suerte, el papel resiste.
El fanzine
Para quienes no saben, un fanzine es una tira de edición reducida hecha con pocos recursos, sobre temáticas especializadas. Suelen realizarse en formato de hojas A4, dobladas y editadas por sus propios realizadores. Los temas que abordan son tan amplios como ediciones existan: política, poesía, ilustración, feminismo, humor, etc.
Desde abajo, con el puño y el sudor, los fanzines van ganando y generando sus propios espacios. Con una gran experiencia en el medio, Gonzalo Varas es el organizador de "Fanzifiera": una muestra colectiva que en el próximo mes de abril tendrá su quinta edición.
El trabajo arduo de escritura, ilustración, distribución y venta por lo general recae sobre la misma persona: "La edición de un fanzine es la respuesta a la falta de espacios para mostrar lo que hacés y pensás. Hay mucha gente haciendo esto", afirma Gonza.
Varas comenzó con ilustraciones propias hasta que logró armar su propio espacio: Mabel, una editorial de fanzines que apunta a la divulgación del trabajo de muchos autogestores. Ha tenido alcance internacional y sus productos pueden conseguirse tanto acá, como en Buenos Aires o Barcelona.
La idea de realizar una feria surge de la necesidad rescatar el trabajo de muchos artistas del under: "El espacio de la feria sirvió también para los que no tenían idea de cómo hacer estas cosas. Por eso, en la última edición le sumamos charlas y talleres para que la gente se fuera interiorizando", festeja Gonzalo.