El papa Francisco recibió ayer en el Vaticano a la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, que junto a sus pares de Bolivia y Uruguay le presentó un proyecto para extender a esos países sudamericanos el programa Atajo de acceso a la Justicia.
Acompañada por el fiscal de Corte de Uruguay Jorge Díaz y por el fiscal general de Bolivia Ramiro Guerrero, la procuradora argentina le presentó al Pontífice la idea, que ya le habían adelantado por carta, para replicar a nivel regional el programa impulsado por el Ministerio Público Fiscal, con la que Francisco se mostró “muy entusiasmado”.
“Fue una muy buena reunión de trabajo, durante 75 minutos le presentamos el programa y él se mostró muy interesado en conocer cómo funciona. Se preocupó por conocer el funcionamiento de Atajo y por conocer cuáles son los reclamos que se reciben”, afirmó Gils Carbó a Télam en Roma tras el encuentro con el Pontífice.
Luego de que le plantearan los detalles del programa que busca “facilitar el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad”, el Papa les compartió su preocupación por “las complicidades judiciales y policiales con el narcotráfico y sus reflexiones sobre el sistema carcelario”, añadieron Gils Carbó y Díaz a Télam.
“El tema se enmarca en la necesidad de descentralización de la Justicia. Más allá de que Uruguay tiene una realidad un poco distinta a la de Argentina, en mi país también decimos representar ala sociedad pero tenemos una distancia muy grande con la parte de la sociedad que aparece descartada. Y el único vínculo que tiene la Justicia es a través del aparato represivo”, reflexionó en tanto el fiscal de Corte de Uruguay.
“Debemos hacerle llegar el conjunto de derechos que tienen. Proyectos como el Atajo en definitiva lo que buscan es acercar la Justicia ala población, es un proceso totalmente necesario si queremos democratizar la Justicia”, agregó Díaz.
Tras el encuentro, Francisco entregó a cada uno de los tres fiscales una medalla conmemorativa del cuarto año de su Pontificado y los alentó “a seguir en esa línea”, describió Díaz.
“Le pedí que mandara un mensaje a los trabajadores de Atajo y me dijo que les dijera que sigan adelante. ‘Alguna paliza les pueden dar, pero ése es el rumbo’, transmitió”, señaló Gils Carbó, que luego de ver al Pontífice se entrevistó con el ministro de Justicia italiano, Andrea Orlando.
Por su parte, la procuradora le regaló al Pontífice un compilado de tangos hecho por el equipo de una FM de ese estilo musical y libros hechos por jóvenes de las villas 1-11-14 y 21.
“El Atajo es un proyecto que iniciamos en la Villa 31 y luego fuimos replicándolo en otras villas de la Ciudad y más allá. Nos dábamos cuenta que la institución más presente en las villas era la Iglesia, muy presente en el territorio escuchando a las personas y entendiendo sus circunstancias. En muchos lugares tenían una sola faz del sistema judicial, la de la persecución, y con Atajo quisimos llevarle la otra cara”, agregó Gils Carbó.