El papa Francisco, recibido con regocijo en Washington, tocó temas espinosos al arrancar su primera visita a Estados Unidos, denunciando el abuso sexual en la Iglesia, la víspera de un histórico discurso en el Congreso.
El jesuita argentino de 78 años, que por primera vez pisa territorio estadounidense, abrió su visita marcando su proximidad con el presidente Barack Obama respecto a los grandes desafíos mundiales como la inmigración y el cambio climático.
"Como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias", dijo Francisco a Obama en un inglés fluido pero con acento, aludiendo a la polémica política hacia la migración latina en Estados Unidos.
En un país de 82 millones de católicos -un cuarto de la población- el papa Francisco denunció ante los obispos estadounidenses los "crímenes" de pederastia que sacudieron su Iglesia.
"Sé cuánto les ha hecho sufrir la herida de los últimos años, y he seguido de cerca su generoso esfuerzo por curar a las víctimas, (...) y por seguir trabajando para que esos crímenes no se repitan nunca más", dijo el pontífice en un corto pasaje de un largo discurso en la Catedral de San Mateo.
Unos 6.400 sacerdotes católicos han sido acusados de abusar a menores en Estados Unidos entre 1950 y 1980, y expertos creen que el número de víctimas puede rondar los 100.000.
Y a la Iglesia también le pidió acoger "sin miedo" la "larga ola" de migrantes de origen latinoamericano.
A bordo del papamóvil, un Jeep Wrangler blanco de techo transparente y aberturas laterales, el pontífice acudió luego a la basílica de Washington para oficiar la canonización de Junípero Serra, considerado el gran evangelizador del oeste estadounidense.
La figura de Serra es objeto de severos cuestionamientos por parte de grupos aborígenes locales, que creen que el monje es responsable de la desaparición de su cultura.
A las puertas del enorme edificio románico bizantino, y frente a 25.000 de fieles, sacerdotes y monjas -incluyendo el vicepresidente Joe Biden (de fe católica)-, Francisco ofició, en español y con gran fervor, su primera misa en Estados Unidos, en el curso de la cual declaró santo al fraile muerto en 1784.
Cuba y clima
El líder de la Iglesia Católica, el primero venido de América, había comenzado su visita con una emotiva recepción en los jardines de la Casa Blanca, bajo el auspicio de su anfitrión Barack Obama, y frente a unas 11.000 personas, bajo un inmenso cielo azul.
Obama elogió el "mensaje de amor y esperanza" del pontífice, fuente de inspiración para "muchas personas" en el mundo.
El presidente también alabó la "humildad" y "simpleza" del jesuita, así como la "gentileza de sus palabras".
El presidente agradeció a Francisco su "apoyo invalorable" en el histórico acercamiento iniciado en 2014 entre La Habana y Washington, subrayando que era portador de "una mejor vida para los cubanos".
Sobre la lucha contra el cambio climático, prioridad del gobierno de Obama, el pontífice insistió en un combate "que no se puede dejar a la próxima generación". Y celebró el plan de la Casa Blanca para reducir la contaminación ambiental.
Los dos líderes también tuvieron un encuentro privado en la oficina Oval, el segundo desde aquel en marzo de 2014 en El Vaticano.
Mensaje de los indocumentados
Luego el papa se paseó por la principal avenida de Washington, sonriendo a bordo del papamóvil y abrazando niños y bebés, bajo los "Viva el Papa" y el clamor de los miles de personas congregadas desde la madrugada para verlo.
Entre el gentío, una pequeña niña de cinco años tuvo el arrojo de entregar a las manos del pontífice un mensaje de parte de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos.
Sophía Cruz, de cinco años y padres mexicanos, saltó la verja y corrió directo hacia el papamóvil. Aunque fue detenida por los guardias, el pontífice ordenó que la dejaran pasar.
Y luego de recibir un abrazo y un beso del propio Francisco, la pequeña le entregó su carta: la multitud estalló de alegría.
"Fue fantástico. Creo que es muy diferente, como un papa futurístico. Con los pies en la tierra, tan humilde, tan amoroso, y simplemente liderando con el ejemplo", dijo Cristina Temboury, una funcionaria de 46 años.
Washington, usualmente indiferente a las caravanas de ilustres jerarcas que se desplazan por sus calles, vivió el embrujo de la "papamanía", que ambienta aprovecharon vendedores ambulantes de todo tipo de objetos alusivos a la visita.
En un hecho inusual, Obama, de fe protestante, recibió personalmente el martes en una base militar al jesuita argentino.
En el discurso que pronunciará hoy ante las dos cámaras del Congreso, hito en la historia estadounidense, Francisco deberá ahondar en el acercamiento entre Washington y La Habana y el ambiente: dos temas que causan alergia en los adversarios republicanos de Obama que controlan el parlamento.
Luego viajará a Nueva York para la Asamblea General de la ONU y a Filadelfia, donde presidirá este fin de semana un encuentro mundial de familias católicas, en presencia de un millón y medio de personas.