El reto de Francisco a obispos colombianos: "No son políticos, son pastores"

En su primer discurso oficial en ese país, el Papa alentó a continuar con el proceso de paz entre el gobierno y la ex guerrilla FARC.

El reto de Francisco a obispos colombianos: "No son políticos, son pastores"

En su primer discurso oficial en Colombia, el papa Francisco convocó hoy al país a "huir de toda tentación de venganza", les pidió "construir la unidad de la nación" y los animó a continuar con el proceso de paz:  les dijo, antes de pedir a los jóvenes del país que "miren adelante sin el lastre del odio".

"Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses sólo particulares y a corto plazo", animó el Pontífice a los colombianos a continuar con el proceso de paz tras la firma de acuerdos el año pasado entre el gobierno y la ex guerrilla FARC, que se extiende actualmente en negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en un discurso de frente a las autoridades políticas del país, incluido el presidente Juan Manuel Santos. 

"Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar lazos y ayudarnos mutuamente", aseveró Jorge Bergoglio en el segundo día de una visita de cinco días a Colombia que inició ayer con el lema "Demos el primer paso" para ayudar al país "a recorrer el camino de paz".

"Es mucho el tiempo pasado en el odio y la venganza... La soledad de estar siempre enfrentados ya se cuenta por décadas y huele a cien años; no queremos que cualquier tipo de violencia restrinja o anule ni una vida más", parafraseó Francisco al escritor colombiano Gabriel García Márquez, a quien luego citó explícitamente durante un discurso al que faltó el ex mandatario Álvaro Uribe, contrario a los acuerdos de paz impulsados por su sucesor Santos.

El Sumo Pontífice también dedicó palabras a los obispos colombianos. "No son técnicos ni políticos, son pastores", sentenció Francisco al convocarlos a "contribuir al desafío" de la pacificación y reconciliación en su país, y les recordó que, en un país polarizado tras los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC, "no sirven alianzas con una parte u otra".

"Cristo es la palabra de reconciliación escrita en sus corazones y tienen la fuerza de poder pronunciarla no solamente en los púlpitos, en los documentos eclesiales o en los artículos de periódicos, sino más bien en el corazón de las personas, en el secreto sagrario de sus conciencias, en el calor esperanzado que los atrae a la escucha de la voz del cielo que proclama 'paz a los hombres amados por Dios'", les dijo el Pontífice a 130 obispos colombianos.

El ex mandatario y Santos se han enfrentado públicamente por sus posturas en torno a los acuerdos que pusieron fin a 53 años de un conflicto armado que involucró a más de 8.000.000 de colombianos, especialmente luego de la activa militancia de Uribe por el voto contrario a la ratificación de los acuerdos en el referéndum del año pasado que ratificaron en las urnas la polarización política del país.

"Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz", dijo Francisco ante las autoridades civiles y políticas.

"Este encuentro me ofrece la oportunidad para expresar el aprecio por los esfuerzos que se hacen, a lo largo de las últimas décadas, para poner fin a la violencia armada y encontrar caminos de reconciliación", aseveró Francisco.

En ese marco, puso de relieve la importancia de los acuerdos firmados y afirmó que "en el último año ciertamente se ha avanzado de modo particular; los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción de que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos".

"Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común", agregó Francisco, que tras el discurso mantuvo una reunión privada de veinte minutos con Santos.

Además, tras recibir las llaves de la ciudad, el Pontífice pidió explícitamente a los jóvenes del país que sean actores del proceso de pacificación y los animó a "perdonar".

"También vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido; es notable ver cómo no se dejan enredar por historias viejas, cómo miran con extrañeza cuando los adultos repetimos acontecimientos de división simplemente por estar atados a rencores", les dijo a 22.000 jóvenes que lo escucharon frente a la Catedral metropolitana, en la que rezó en soledad frente a la Virgen de Chiquinquirá.

"Ustedes nos ayudan en este intento de dejar atrás lo que nos ofendió, de mirar adelante sin el lastre del odio, porque nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose; esa Colombia que nos necesita a todos y que los mayores le debemos a ustedes", los arengó, de visible buen humor, luego de haber pedido ayer en sus primeras palabras improvisadas que la juventud "no se deje vencer ni engañar".

"Esta es la juventud del Papa", lo saludaba la multitud juvenil. "Está bien", les agradeció antes de pedirles: "Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Los necesitamos".

Además de las referencias al proceso de paz y sus pedidos a la reconciliación que acentuará mañana durante su visita a Villavicencio, Francisco se refirió a las desigualdades sociales que aún enfrenta Colombia.

"Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de ordenar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia", pidió Francisco para la etapa del posconflicto.

"Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y la deja siempre a las puertas de nuevas crisis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales", finalizó Bergoglio.

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