El papa Francisco aceptó hoy la renuncia de tres obispos chilenos, entre ellos Juan Barros, una figura clave en el escándalo de abusos sexuales que sacudió a la Iglesia católica del país vecino, informó el Vaticano.
Los 33 obispos de la Conferencia Episcopal de Chile habían ofrecido en mayo su renuncia en bloque al pontífice tras una reunión de tres días y tras pedir perdón a las víctimas por el escándalo centrado en los abusos a menores cometidos por el sacerdote Fernando Karadima y su presunto encubrimiento por parte de otros miembros del clero.
Por ese presunto encubrimiento se vio especialmente afectado Juan Barros, actualmente el obispo de la diócesis de Osorno, a quienes las víctimas acusan de haber ocultado los abusos e incluso de haberlos presenciado.
Los otros obispos cuya renuncia fue aceptada por el Vaticano son Cristián Caro Cordero, arzobispo de Puerto Montt, y el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar.
Karadima, de 81 años, fue sancionado en 2011 por la Santa Sede y condenado a un retiro de por vida de sus funciones por delitos cometidos entre 1980 y 1995, según acreditó más tarde la Justicia chilena, que no pudo aplicarle ningún castigo porque los hechos ya habían prescrito.
El caso sin embargo volvió a la palestra tras la indignación causada por la detacada presencia de Juan Barros durante una visita del papa a Chile en enero.
El pontífice envió entonces una delegación en febrero para investigar la presunta complicidad de Barros y otros miembros de la Iglesia en los abusos de Karadima y tras conocer los informes elaborados por los expertos, invitó al Vaticano a tres de las víctimas y a los obispos chilenos, que esperaban un pronunciamiento del papa sobre su renuncia.