El Papa acepta la renuncia del arzobispo de Santiago

En un momento de descrédito en la comunidad eclesiástica chilena, Ricardo Ezzatti, involucrado en casos de abuso y encubrimiento, dimitió.

El Papa acepta la renuncia  del arzobispo de Santiago
El Papa acepta la renuncia del arzobispo de Santiago

El papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, y nombró a un sustituto temporal para gobernar la arquidiócesis más importante del país sudamericano después de que Ezzati se viera involucrado en varios escándalos de abuso sexual y encubrimiento en la nación.

Durante una conferencia ante los medios en Santiago, Ezzati afirmó ayer que está seguro de que la justicia determinará su inocencia y que se va "con la frente muy en alto".

“Toda denuncia ha sido enfrentada y por consiguiente habrá que esperar lo que la justicia diga de eso. No basta que a uno le digan que es encubridor. Hay que probarlo”, afirmó.

Sin duda alguna el escándalo de abusos sexuales “ha sido el dolor más grande de este tiempo”, agregó el cardenal y uno de los mayores jerarcas de la Iglesia chilena.

El papa nombró al actual obispo de Copiapó, monseñor Celestino Aós Braco, un fraile capuchino nacido en España, como reemplazo temporal de Ezzati. Aós Braco será administrador apostólico, a la espera de encontrar a otra persona que pueda cubrir esa vacante.

En un comunicado en el que solicitó oraciones por su nuevo trabajo, Aós reconoció las dificultades que le esperan, señalando la “luz y las tinieblas, los éxitos y las deficiencias, las heridas y los pecados” de la Iglesia de Santiago. Sin embargo, Aós también se enfrenta a acusaciones de encubrimiento después de que un exseminarista lo acusara de ayudar a demorar su caso hace años.

Foco de la ira

Ezzati, de 77 años, presentó su dimisión hace dos años, cuando alcanzó la edad de jubilación obligatoria de 75 años, pero Francisco lo mantuvo en su cargo. El prelado, sin embargo, se volvió el foco de la ira de las víctimas de abuso por haber manejado mal varios casos.

Justo el viernes un tribunal de apelaciones en Chile permitió a los fiscales continuar investigando a Ezzati por un supuesto encubrimiento, rechazando su solicitud de que se desestime el caso y sea retirado de la investigación, informaron los medios de comunicación chilenos.

Ezzati negó haber encubierto algún caso, pero reconoció el dolor de las víctimas y se comprometió a promover la transparencia.

El propio Francisco fue alcanzado por el escándalo después de desacreditar inicialmente a las víctimas durante su viaje a Chile en 2018, lo que desató una crisis de confianza en la jerarquía chilena y en su propio liderazgo.

Después de darse cuenta de su error, el papa convocó en mayo al Vaticano a todos los más de 30 obispos activos de Chile y les pidió sus renuncias. Hasta la fecha aceptó ocho de ellas.

Las víctimas chilenas de abusos acusaron desde hace mucho tiempo a Ezzati y a su predecesor en Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, de proteger a los sacerdotes depredadores y desacreditar a las víctimas.

El escándalo de Chile estalló por primera vez en 2010, cuando las víctimas acusaron públicamente a uno de los predicadores más prominentes del país, el sacerdote Fernando Karadima, de abusar de ellos durante años. Errázuriz inicialmente suspendió una investigación, pero luego el Vaticano finalmente condenó a Karadima en un tribunal eclesiástico.

Karadima fue expulsado por el papa Francisco de la iglesia en septiembre, en medio de una nueva erupción del escándalo el año pasado.

Francisco había desencadenado la crisis al defender fuertemente a uno de los protegidos de Karadima, el obispo Juan Barros, ante las denuncias de que había sido testigo de los abusos de Karadima y de que los había desatendido.

Después de darse cuenta de que algo andaba mal, Francisco ordenó una investigación del Vaticano que descubrió décadas de abuso y encubrimiento por parte de los líderes de la Iglesia chilena, entre ellos Barros y Ezzati.

Punto de inflexión

Los encuestadores han citado el escándalo de Karadima como el punto de inflexión en la progresiva pérdida de credibilidad de la Iglesia chilena entre los chilenos comunes y corrientes.

Ezzati también tiene pendiente una investigación fiscal por casos de pederastia confesados por el excanciller de la arquidiócesis de Santiago, Óscar Muñoz, denunciado también por violación. 

Paralelamente, el viernes el juzgado de garantía de Santiago rechazó en un fallo unánime la solicitud de sobreseimiento de este último caso interpuesta por la defensa del cardenal Ricardo Ezzati, “investigado por el Ministerio Público como encubridor en la causa que sigue en contra del excanciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz Toledo, por estupro y abuso sexual”, afirmó en Twitter el Poder Judicial en Chile.

Ezzati fue una de las figuras más controvertidas de la Iglesia católica chilena y la aceptación de su renuncia generó reacciones rápidamente.

“A Mons. Aós le deseo lo mejor en su gestión administrando el desastre que es Santiago. Que una al clero y colabore con la justicia. Cualquier cosa mejor que Ezzati y su banda, que ojalá responda ante la justicia chilena antes de escapar del país”, tuiteó Juan Carlos Cruz, una de las víctimas públicas de Karadima, el rostro más conocido de la pederastia de la Iglesia chilena y expulsado por Francisco en septiembre de la Iglesia.

Sin embargo, un exseminarista, Mauricio Pulgar, dijo que Aós no le permitió presentar pruebas ni testigos para respaldar sus afirmaciones de abuso por parte del reverendo Jaime Da Fonseca, cuando las presentó por primera vez en 2012.

Encubridor

En una entrevista, Pulgar dijo que Aós -quien había sido encargado de investigar el caso mientras se encontraba en Valparaíso- "encubrió a los abusadores y uno de ellos fue Jaime Da Fonseca y eso le permitió seguir abusando por seis años más".

Pulgar fue seminarista de la diócesis de Valparaíso y afirma que él denunció abusos sufridos por al menos dos sacerdotes ante Aós cuando éste estaba a cargo de la investigación canónica.

Da Fonseca fue finalmente expulsado el año pasado.

AP se puso en contacto con el arzobispado de Santiago para buscar comentarios sobre las acusaciones contra Aós en el caso Da Fonseca, pero no respondió de momento.

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