El año pasado ha transcurrido el orden internacional con más sombras que luces.
En cuanto a los planos de tinieblas, hacemos las siguientes consideraciones.
1) Se ha profundizado la guerra comercial entre EEUU y China, con consecuencias imprevisibles para el mundo. Uno de los sucesos fue el arresto en Canadá de una importante directiva china de una megaempresa de telecomunicaciones (la segunda en el orden mundial) por orden norteamericana en diciembre pasado, lo que ha producido una nueva grieta en materia de las relaciones entre ambas potencias.
2) Rusia, por su parte, ha reingresado en la escena internacional con varios hechos: uno de ellos, ha tensionado sus relaciones con Ucrania en el mar de Azov. A ello debe agregarse el envenenamiento del espía Serguéi que le dio vía libre a Putin para ser elegido "democráticamente", afirmándose en su popularidad.
3) La cuestión en Medio Oriente, y la continuación de la guerra en Siria y el aumento del número de víctimas inocentes. En Yemen, se han reanudado las relaciones, que estaban suspendidas desde hace dos años, para la búsqueda de la paz.
4) En cuanto a EEUU, el país del Norte ha consolidado su posición con Israel (apertura de la embajada en Jerusalén), Arabia Saudita y los Emiratos Árabes que se opone a Irán.
En América Latina ha convalidado el triunfo electoral de Jair Bolsonaro en Brasil en una clara demostración de que también existen "populismos" de derecha.
La "luz" ha sido la distención entre EEUU y Corea del Norte, que ha dado paso a una sustancial mejora entre ambas Coreas.
Mientras tanto, ¿qué ha ocurrido con nuestra política internacional? La cumbre del G-20 , realizada en Buenos Aires, permitió al presidente de la Nación, oxígeno de momento (pero el desproporcionado aumento tarifario de 55% en servicios públicos, nuevamente le hizo perder puntos, como en el juego de la oca). El G-20 si bien posicionó a nuestro país en la escena mundial, el aspecto positivo, fue una reunión de mandatarios con "buenos modales", sin voces altisonantes. Lo que no se ha dicho muchos es que Buenos Aires se convirtió en una ciudad "sitiada" (foto), con una vigilancia no sólo nacional, sino con el "auxilio" de personal de inteligencia extranjero a lo que se sumó la presencia de aviones y buques de guerra de potencias foráneas a nuestro territorio. El Congreso Nacional es responsable, junto con el Presidente, de que éste último no haya pedido la autorización para el ingreso de tropas extranjeros al país, como lo señala el artículo 75 de la Constitución Nacional, situación que una vez más ha implicado el silencio cómplice del oficialismo y de la oposición ante un episodio grave y lesivo para la soberanía nacional. Pero a ello debe sumarse el efecto Bolsonaro, quien anunció que su primera visita protocolar será a Chile, cuando la tradición entre Brasil y Argentina indica que siempre los presidentes brasileños primero visitaron nuestro país. También ha declarado que el Mercosur pasará a ser una pieza de anticuario y que el gigante vecino se abrirá a los países del Pacífico. Esto también es grave, pues nuestro principal apoyo en lo comercial nos abandona, sin que la Cancillería argentina haya realizado los actos útiles y necesarios para reestablecer los habituales vínculos con la nación limítrofe.
Por último, ¿qué hará el Poder Ejecutivo nacional y el Congreso con la relación "dual" con EEUU (por el financiamiento que nos proporciona) y con China al mismo tiempo, ya que se han anunciado contrataciones tecnológicas de todo tipo con esta potencia?
¿Permitirá el país del Norte esta relación a "dos puntas" de Argentina? Ya lo sabremos y por qué no, lo padeceremos.
En síntesis, el año pasado ha transcurrido para el mundo y nuestro país con más sombras que luces. Avizoramos que el año en curso todo quedará como está, con el consiguiente perjuicio para la paz internacional.
Para nosotros existe la posibilidad de continuar con la dependencia de los organismos internacionales de crédito que anulan nuestra soberanía nacional y profundiza la desigualdad ciudadana con la secuela de despidos de trabajadores y quiebras de las pequeñas y medianas empresas.
Espero que al final de 2019, sea yo el equivocado, pues en el triunfo del gobierno está el triunfo del país.