El otro Dylan

El otro Dylan

Ante los cacareos conservadores que critican el Nobel a Dylan, las grupies del viejo Bob, felices, increpan: ¿Es menos poeta que Dylan Thomas de quien se robó el nombre? Claro que no. El debate sigue: ¿es literatura? ¿cuándo han nominado a un poeta para un Grammy?

Como sea, para el trovador estas aguas (la literatura y la música) siempre fueron confluencia. ¿Cómo tejer en líneas a este personaje evasivo y espontáneo que tomó un folclore del delta del Mississippi y lo convirtió en la banda sonora del universo?

Hay, claro, varios textos sobre Dylan: su autobiografía "Crónicas", su grueso "Letras 1962-2001", de Miquel Izquierdo y José Moreno, en ilustrada edición bilingüe. Y también  películas, como el documental de Martin Scorsese "No Direction Home" o "I'm Not There" de Tod Haynes.

En todo caso, aquí se retoma la polifonía textual, para intentar abarcar un personaje mutante que, a su vez, resignificó un lenguaje.

La poesía dylaniana (que abreva en el movimiento beatnik y tributa al simbolismo de Rimbaud y Verlaine) se puede ilustrar en fotos. En una, Bob con Benny Goodman; en otra, tapas de la influyente revista folk de los 60 Sing Out!; en otra, reproducciones de tickets y fotos de los bares del Greenwich Village, donde la contracultura agitaba su interpretación de los Estados Unidos.

Hallazgos documentales: las fotos de los héroes del blues de preguerra y acústicos, como Blind Lemon Jefferson o Ma Rainey, que tanto escucahaba Dylan, o la crónica ilustrada de cuatro páginas que se le dedica a "Just Like a Rolling Stone".

¿Influencias? Creció amando el blues, pero quien verdaderamente le partió la cabeza fue Picasso. En "Crónicas" escribió: "Él partió por la mitad el mundo del arte y lo abrió como si fuera un huevo".

Pero otros dylanianos se atreven a argumentar, además, la influencia de Joseph Conrad en una canción como "Black Diamond Baby", del disco Desire. Y la comparación del clásico "Just Like Tom Thumb's Blues" -una canción que relata un infame viaje de Dylan a Ciudad Juárez, México- con Sed de mal , de Orson Welles, y Bajo el volcán , de Malcom Lowry.

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