A principios de los '90, Enrique Argumedo, conocido como “El Oso” -por su porte importante de más de metro 80- comenzó a salir tímidamente en las páginas de policiales de los diarios.
Formaba parte -una suerte de tercera línea- de la banda de Sergio “El Nene” Sosa, una gavilla de las de antes, dedicada a los golpes a bancos, camiones, financieras.
“El grupo -recuerda un abogado penalista de aquellos años- estaba compuesto por gente del delito con los códigos intactos; siempre se jactaban de que en sus golpes las víctimas eran bien tratadas, que no usaban la violencia y que nunca mataban a nadie”.
“El Oso” hizo su última aparición en el delito vernáculo el 19 de noviembre de 1998, cuando con una banda cometió un golpe que se puede considerar de “clausura histórica”: participó del último atraco a una sucursal del Banco de Mendoza (de Medrano), poco antes de que la entidad desapareciera para siempre de la mano del entonces gobernador Arturo Lafalla.
Desde entonces, no se supo mucho más de “El Oso”. Hasta que en 2011 fue detenido en Chile con más de 600 kilos de marihuana en su poder. Ahora, la semana pasada, Argumedo volvió a los titulares de los medios cuando desde Chile se informó de un operativo antidrogas bautizado “Operación Formosa”.
A esa información, la PDI chilena le adjuntaba un cronograma de la banda narco internacional con células en Paraguay, Chile y Argentina.
¿Quién es el líder de esa estructura, según los detectives chilenos? El mismo “Oso”, hoy detenido en la cárcel de Santiago y purgando una pena de diez años.
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Argumedo nació en Villa Nueva, en 1964. Es el primer hijo de un matrimonio de clase media trabajadora que terminó sus estudios secundarios sin inconvenientes en la escuela Augusto Salinas del barrio Unimev.
Sus tres hermanos restantes -dos varones y una mujer- son personas de bien. “Al Oso siempre le gustaron los negocios; de hecho tuvo varios. Pero fueron las juntas las que le llevaron a tomar el mal camino. Fijate que el primer asalto registrado que tiene es cuando tenía 28 años”, rememora alguien que lo cuidó en la cárcel.
Con el tiempo, tuvo lugar la consabida lucha de “una familia de bien versus su hijo oveja negra”. Todos en su entorno recuerdan el afán que sus padres y hermanos le pusieron para tratar de desviar el camino delictivo que había tomado. Igual Argumedo comenzaba a acumular antecedentes varios. Sólo en parte de la década del 90, en Investigaciones de Mendoza le registran 20 hechos.
“Todos vinculados con robos agravados”, según cuenta un efectivo. Su golpe final, como se ha dicho, fue en el Banco de Mendoza sucursal Medrano de donde se llevaron 100 mil pesos (dólares para entonces).
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Por el asalto al Banco Mendoza, Argumedo fue condenado a 7 años de cárcel. En la prisión de Boulogne Sur Mer, -paradójicamente- “El Oso” y los suyos ocuparon el pabellón que habían dejado vacante los gerentes del Banco de Mendoza que estuvieron presos por defraudación; uno de los mejores lugares de la vieja cárcel.
“Con eso te das cuenta de lo que manejaban en la cárcel. De hecho, Argumedo y los suyos imponían sus leyes en su ranchada: buena conducta, nada de drogas, nada de homosexuales, ni nada de líos. Ese tipo de bandido tiene buena conducta carcelaria porque lo que quieren hacer es irse rápidamente del penal. En una de las paredes de donde estaba detenido junto con los otros condenados del robo, había un papel con la frase “Hay que ser duro para no sufrir”.
Incluso, algunos reclusos recuerdan a Argumedo en el medio del motín de la Vendimia, tratando de apaciguar los ánimos de los más revoltosos. “Era lo que se dice en la cárcel: un señor, de esos que ya no vienen”, rememora el mismo letrado.
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Entre 2004 y 2011, a Argumedo no se le registra delito alguno. Intervino en negocios como lo hacía siempre. Algunos indican que había comprado propiedades y camiones y que no era difícil verlo “cafetear” en la Peatonal Sarmiento. Siempre con un trato afable y bonachón.
Su nombre volvió a la crónica roja hacia setiembre de 2011, cuando fue detenido en Chile con más de 600 kilos de marihuana. Para esa época, Argumedo había conformado una sociedad con un empresario local, Carlos Fernández González (43, también detenido), que enviaba camiones con mercadería desde el Norte del país a Chile, camiones que pasaban por Mendoza.
Pero la Brico (Brigada contra el Crimen Organizado) chilena ya contaba con datos acerca de que en esos camiones con mercadería, cada tanto, pasaban grandes cantidades de marihuana. Para eso, se le dio intervención al Juzgado Federal 1 de Mendoza. Y se pusieron en marcha escuchas telefónicas que involucraban conversaciones en las que aparecía, entre otros, Argumedo.
A la hora de ser detenido, al “Oso” le tendieron una cama. Desde un móvil chileno, alguien a quien él le tenía confianza le llamó para decirle que Carlos (su socio) había sido atacado a balazos en Santiago de Chile y que la “mercadería” se había perdido.
En la conversación, grabada por la PDI chilena, se escucha a Argumedo que pregunta, además de por la suerte de Carlos, por la suerte del cargamento. Le contestaron: “Está todo mal, venite”. El domingo 11 de setiembre de 2011 Argumedo viajó a Chile y fue capturado en la zona de Santo Tomás de la Pintada cuando iba en su auto particular: llevaba, además, 600 kilos de droga consigo. Había sido groseramente entregado.
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Para muchos de los investigadores, Argumedo, como muchos otros bandidos de “caño” (especialistas en asaltos a mano armada), cambió de rubro: pasó de los atracos al narcotráfico.
Una vez detenido en Santiago, la pesquisa desde ambos lados de la cordillera continuó su marcha. En 2013 se comenzó con una investigación que denominaron “Operación Formosa”.
De ese modo, el jueves de la semana pasada, la Policía de Mendoza dio a conocer que “otra banda de narcotraficantes recibió el embate de la Policía”, tal cual titularon en su comunicado de prensa.
Los efectivos indicaron que en esa operación “se incautaron casi dos toneladas de marihuana, 91 kilos de cocaína y 72 kilos de pasta base. Además se secuestraron 24 vehículos, 13 armas de fuego y hubo 53 personas detenidas”.
En ese mismo comunicado, los pesquisas aseguran que “se logró dar con el líder de la organización identificado como 'El Oso' Argumedo, quien comandaba a los otros miembros de la banda desde el interior de la Penitenciaría de Santiago de Chile”.
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Siempre de acuerdo con la investigación, en Mendoza se detuvo a siete sujetos. “Tres de ellos -uno es mendocino residente en Buenos Aires, otro correntino y el restante de Misiones- tenían la labor de ingresar la droga a Mendoza desde el Litoral argentino”, de allí el nombre de “Operación Formosa”, provincia que limita con Paraguay, de donde se cree venía la droga.
En el operativo conjunto también se detuvo a otros cuatro involucrados -entre ellos una mujer- que acopiaban la sustancia en Mendoza y la enviaban a Chile.
En Chile fueron detenidas otras quince personas -tres argentinos, un boliviano y once chilenos, entre ellos dos carabineros- quienes estaban destinados al financiamiento, transporte y distribución final de la droga”. Para los pesquisas, quien ordenaba todo eso desde la cárcel era “El Oso”.
Del operativo, comandado entre las distintas fuerzas, intervino el Juzgado Federal 1 de Mendoza, a cargo de juez Walter Bento, y la Fiscalía Local de Los Andes (Chile), representada por el fiscal Ricardo Reynoso.
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Cuando Argumedo estuvo preso en Boulogne Sur Mer odiaba a los narcos. “Él y los suyos decían que, por esas épocas, los pequeños narcos que operaban en los barrios contaban con el apoyo policial. Aseguraba que los policías les permitían hacer sus ventas tranquilos a cambio de que ellos (los pequeños vendedores de droga) hicieran las veces de buchones de los agentes”, recuerda uno de los penalistas que asistió a “El Oso”.
El viernes, fue trasladado a la fiscalía de Los Andes por esta nueva causa. “Nos da risa cuando nos dicen que es millonario”, cuenta uno de sus hermanos. “Si hace poco le tuvimos que enviar dinero, ¿a vos te parece que un capo narco necesite plata de su familia?”.
Después de declarar, fue enviado nuevamente a la cárcel de Santiago, donde purga su pena de 10 años. Y donde es factible que tenga pegado en la pared el cartelito: “Hay que ser duro para no sufrir”.
"No somos delincuentes"
La familia de Argumedo estaba al tanto de esta nota. Uno de sus familiares directos se comunicó con este diario y, de modo amable, solicitó que la nota no fuera condenatoria “para los demás integrantes de la familia”.
“Nosotros entendemos el periodismo pero a diferencia de otras familias en donde hay una secuencia delictiva generacional, la nuestra es una familia de trabajo y honesta. Este tipo de artículos no nos sirve y en algunos casos nos estigmatiza”, pidieron aclarar los allegados del protagonista de esta nota.
Lavado de activos
Los informes aportados a la causa por la Unidad de Información Financiera (UIF), que interviene en lo referido a lavado de activos, dan a conocer que “hay una notoria inconsistencia entre el perfil patrimonial y la actividad formal registrada por los imputados”.
También hace referencia a que la Dirección de Migraciones “detectó multiplicidad de cruces transfronterizos realizados por los integrantes de la organización desde Mendoza hacia Chile. En setiembre de 2011, Carlos Fernández -socio de Argumedo-, cruzó a Chile en un BMW registrado a nombre de Alfredo Horacio Olmedo, ex diputado nacional por la provincia de Salta”.
A partir de esto, la fiscal federal de Mendoza, María Alejandra Obregón, amplió el requerimiento de instrucción y solicitó se investigue a Argumedo y a Olmedo por lavado de activos.
Prontuario abreviado
1988. Ese año se cometió un espectacular asalto contra la sucursal Medrano del Banco de Mendoza.
100.000 pesos (U$S) fue el botín que se llevaron, dinero que nunca fue recuperado.
2001. Se realizó el juicio y "El Oso" Argumedo terminó condenado a siete años de prisión.
2011. Detenido en Chile.