En el pensamiento del urbanista siempre este latente la cuestión del “qué pasaría si…” Hoy pasa. Una pandemia llego a Mendoza. Como hace 100 años y hace 137 años.
La Ley de OT 8051 del 2009 propone "conciliar el desarrollo económico y social con el uso racional de los recursos naturales; de las cuencas hídricas y del suelo; minimizando la degradación de las áreas urbanas y rurales; propiciando la reducción de la vulnerabilidad ante peligros naturales, ambientales y tecnológicos tanto en los oasis como en las zonas no irrigadas".
Este sabio objetivo es completado con otros, al parecer, declamativos, y, que se tornan notablemente eficaces a la hora de decidir como Estado, como accionar en pos de evitar que las situaciones conflictivas se vuelvan críticas.
El impacto del aislamiento de las ciudades expone la vulnerabilidad de cada sistema urbano y requiere de la puesta operativa y sin dilación de conceptos, tales como sostenibilidad, resiliencia y complejidad.
La sostenibilidad es el eje en la gran industria, exportación, turismo, energía, internet y transporte que sustentan a las grandes economías, que debe ser acompañado con desarrollo económico local y diversificado, enfocado en la provisión de alimentos e insumos de primera necesidad.
Estos últimos, que por su escala son los primeros afectados durante las crisis, deberían ser también, los más protegidos.
El Gobierno de Mendoza ha adoptado muchas medidas de ayuda a pymes para la presente crisis. Se observa que estos pequeños productores son un respaldo básico para la comunidad en caso de aislamiento.
Por ello, es necesario aplicar medidas de protección de las áreas rurales, las que al ser de bajo o negativo rendimiento económico son absorbidas por actividades inmobiliarias especulativas.
Se propone limitar el crecimiento urbano, así como la protección y estímulo de actividades rurales periurbanas con fondos que surjan de la plusvalía inmobiliaria.
La resiliencia en su forma coloquial implica la capacidad de sobreponerse a las crisis y que, en el caso de nuestras ciudades se ha demostrado que pueden garantizar su funcionamiento en el caso de aislamiento.
La resiliencia urbana ofrece oportunidades para hacer las urbes más resistentes a fenómenos extremos y otros peligros. Se requieren enfoques integrados que unan actores. Fortalecer ciudades con entornos rurales proveedores de alimentos, con robustos sistemas sanitarios y energéticos, más equipamientos de salud, seguridad y comercial, distribuidos a escala barrial y distrital.
La complejidad del territorio es intrínseca a la sociedad, y la zonificación es una propuesta antinatural de distribución de los espacios.
La pandemia expone que el desplazamiento físico incrementa el riesgo de contagio de la población. Los desplazamientos masivos se producen por la distancia entre el centro de servicios y las áreas residenciales.
El Gran Mendoza está perdiendo su mixtura o complejidad. Fenómeno que se observa en la afluencia de tránsito de acceso y egreso de la Ciudad de Mendoza en días laborales, en más de 154.000 vehículos al día que llegan al nudo vial de Av. Costanera. Esto se produce por el éxodo hacia zonas suburbanas residenciales, manteniendo a la Ciudad de Mendoza como centro productivo. Tal situación, en menor medida se está replicando en el Oasis Este y Sur.
La complejidad se puede alcanzar con la aplicación de técnicas más dinámicas como estudios de compatibilidad de usos o análisis de las particularidades del lugar.
Los municipios, en consonancia con estos postulados, han abordado los desafíos con diferentes estrategias: la Ciudad de Mendoza desarrollando equipamientos para consolidar su función de Ciudad Capital,; Guaymallén ha tomado muy en serio la protección del área rural; Luján está planificando en función del crecimiento participativo; Godoy cruz enfocado en la sustentabilidad; Malargüe pensando en la microrregión y de cuencas hídricas; y el Ministerio de Planificación e Infraestructura de la Provincia, implementando herramientas digitales de planificación y monitoreo de la obra pública.
¿Concentración o dispersión urbana?
La dispersión urbana en suburbios es negativa para la distribución de servicios y equipamientos, además de ser fuertemente dependientes de los centros urbanos. Lo que provee de beneficio ambiental aumentando la distancia social en grandes lotes, se confronta a la congestión de rutas y equipamientos del área central.
También es cierto que el postulado de concentración urbana como premisa tiene que ser revisado. La concentración deviene en ahorros en el consumo de agua y energía, así como el acceso eficiente a los equipamientos urbanos.
La situación originada al aumentar la cantidad de personas habitando en áreas reducidas, provoca la multiplicación de contactos interpersonales. Esto a los efectos de la diversificación y enriquecimiento cultural son, pero pueden ocasionar en situaciones como la actual la propagación de enfermedades.
Modelo Mendocino
Mendoza, históricamente ha diseñado el territorio mediante la manipulación del equilibrio. Densidad y dispersión. Urbanidad y ruralidad.
Las ciudades de Mendoza poseen, en general, una densidad que permite la interacción social y también permitir las distancias sanitarias.
Los grandes arquitectos urbanistas coinciden que las mejores ciudades serán aquellas que tengan entornos sostenibles, caminables, áreas verdes, relativamente compactas, no demasiado grandes.
Casi que describen a Mendoza. Abandonemos las ideas que nos desnaturalicen. De lo excesivo, evitemos pensar en subtes, en infinitas periferias suburbanas y en mega edificios. El mendocino sabe de construcción de parques y plazas, de casas con patio, de parrales y frutales, de veredas anchas y arboladas, sabe de riego y de tranvías.
Se me hincha el corazón diciendo que los mendocinos, saben de ciudades perfectas.