Si bien no se trata de nada nuevo -puesto que cada vez que llega el verano y comienzan los problemas con el suministro de agua, las consecuencias se sienten con más fuerza siempre en estos lugares-, la atípica cantidad de tormentas que trajo El Niño con la llegada del 2016 volvió a afectar a zonas del oeste de Godoy Cruz, de la Ciudad de Mendoza, de Las Heras y a la zona más occidental de Dorrego (Guaymallén).
No únicamente de forma directa -con calles y viviendas anegadas-, sino también de forma indirecta. Es que durante los últimos cortes de agua programados por Aysam a raíz de estas precipitaciones y sus consecuencias en la producción de agua potable, fueron estos sectores los primeros en comenzar a sentir la falta de agua y los últimos en recuperarla con normalidad.
"Ya se ha vuelto como una tradición. Todos los fines se semana tenemos un corte de agua. Si bien es un tema de siempre, en lo que va de este año se hicieron más comunes. Ya llevamos dos grandes cortes, uno que incluyó viernes, sábado y domingo", indicó Ariel, vecino de la calle Huarpes (en la Sexta Sección).
Desde Aysam, en tanto, destacaron que son siempre las zonas que más próximas se encuentran a las plantas potabilizadoras las más afectadas por los distintos cortes.
"Este es un año atípico porque llueve todos los días y en gran medida. El día que cayeron 12 aludes en Alta Montaña, uno cayó sobre la ruta y los otros 11 al río. Esto deja altísima turbiedad en el cauce y no se puede producir agua si no se garantiza que se va a poder limpiar la totalidad de la turbiedad", destacó el gerente general de Aysam, Raúl Cicero.
Asimismo, desde el organismo estatal destacaron que las condiciones topográficas del Gran Mendoza -se encuentra en una "inclinación"- inciden en el hecho de que las áreas ubicadas al oeste y más próximas a las plantas potabilizadoras sean las que se llevan la peor parte ante estas emergencias.
Sin una gota
El sábado pasado, a raíz de una intensa tormenta registrada en la zona de cordillera y precordillera mendocina, varios hogares del Gran Mendoza se vieron perjudicados con cortes de agua.
"No salía ni una sola gota. No puede ser que caigan 3 gotas y ya corten el agua. No pudimos consumirla, ir al baño ni lavar. ¡Nada!. Hace tres semanas también ocurrió, y estuvimos más de dos días sin agua", se quejó a su turno Mabel, otra vecina de la Sexta Sección.
En Dorrego y Alto Dorrego, el fin de semana también fue complicado. "Cada vez que pasa algo, mi casa es el primer lugar donde deja de salir agua. Y cuando vuelve, sale turbia. El problema es que todo el sistema de producción y transporte de agua está pensado para hace 50 años, pero ahora hay más gente y más viviendas", continuó Sergio, quien vive en las inmediaciones del Bulevar Dorrego.
"Por suerte, cuando se corta en agua en la zona, sigue saliendo aunque muy poquito. Pero en las casas que están más cerca de Boulogne Sur Mer, hacia el oeste. se corta de un momento para el otro. Tengo parientes que viven ahí y estuvieron sin agua desde el viernes a la noche hasta el domingo a la madrugada", destacó por su parte Antonio, quien vive en la calle Rodríguez de la Quinta Sección.
"No le encuentro sentido a los casi 400 pesos que estamos pagando por el servicio de agua, si fin de semana por medio nos quedamos secos", acotó indignado a su turno Mario, de Dorrego.
Falta de inversión
La primera explicación para entender por qué los vecinos de estos barrios siempre son los más afectados radica en las condiciones topográficas del suelo mendocino. Al encontrarse en una pendiente, en el oeste están la mayoría de las zonas más altas y también donde se encuentran algunas de las plantas potabilizadoras. Y es aquí donde primero se evidencian los problemas de escasez, así como también el último lugar que se recupera. Se trata de un problema de presión.
"Son zonas que históricamente han tenido problemas, independientemente de las tormentas y de este año atípico. Lo mismo que ocurre con Las Heras, de la plaza departamental hacia el norte. Esa es siempre la última zona en que se restituye el servicio y que puede tomar un día y medio o dos en recuperarse. Mendoza tiene cuatro plantas potabilizadoras (Potrerillos, Luján I y II, Alto Godoy y Benegas) que son las que hacen la macrodistribución y están todas unidas por acueductos considerables", destacó Cicero, quien destacó que el problema que tiene la provincia no está centrado en la producción (se hace en estas plantas que integran la red macro) sino en la distribución (es decir, en cómo llega el agua a las distintas zonas y casas).
A ello se le suman las tormentas y aludes en la precordillera -especialmente en la zona de Agua de las Avispas y dique abajo-. Allí los ríos secos se convierten en transportadores de barro y piedra y este material llega crudo a la planta. Para evitar que ese material llegue a las cañerías, cuando esto ocurre se suspende la producción de agua y los mendocinos quedamos en manos de las reservas.
"Hace más de una semana tuvimos tres acontecimientos que llevaron a frenar la producción en simultáneo. La limpieza en el Dique Potrerillos, las tormentas y la decisión de corte de la Central Términa Mendoza (CTM). Fue lapidaria esa semana. Y ayer la CTM decidió cortar el agua porque venía con mucho material en suspensión durante 4 horas", indicó Cicero.
Además del problema territorial y de las inclemencias climáticas, sobresale también la falta de inversión en infraestructura, una vieja deuda que ha servido como argumento durante las últimas décadas para explicar los problemas, y que tuvo una olvidable privatización en el medio (a juzgar por la poca inversión que se hizo en esos años y los paupérrimos resultados).
"Hace más de 20 años que no se hace nada y eso se nota. La privatización no fue benigna, todo lo contrario. En 1986 ya se hablaba de aterrazar las zonas, de hacer grandes obras y mejorar manejo de la red para dar un servicio de forma más eficaz. Pero para ello se requerían inversiones que nunca se hicieron. La privatización pasó con la excusa de renovar las redes, pero eso nunca ocurrió y ya tienen más de 50 años", destacó Cicero. Además, el funcionario se refirió a las urgencias de la actual gestión para mejorar la red -incluyendo los problemas de presión mencionados-.
"Estamos aspirando a terminar las obras iniciadas. Además hemos multiplicado por diez los tratamientos, precisamente por el tema de las turbiedades. La inversión prioritaria es la ampliación de la Planta Benegas, que permitirá que ingrese medio metro cúbico de agua más por segundo y mejoraría el abastecimiento. Esa obra está parada porque falta la obra de aducción, que es el caño que trae el agua cruda para ser tratada, y tiene un presupuesto de 30 millones de pesos. Estamos viendo cómo conseguimos financiamiento", sentenció el gerente general de Aysam.