El obispo de San Rafael, Eduardo María Taussig, admitió a su regreso de Roma las denuncias por abuso sexual conocidas en los últimos días contra religiosos que cumplían funciones en esa diócesis del sur mendocino como el fundador del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), Carlos Buela, y el presbítero Fernando Yáñez, ambos ya alejados de esa orden.
Monseñor Taussig difundió en conferencia de prensa un comunicado donde señaló que “no se han constatado casos de abusos de menores atribuibles al padre Carlos Miguel Buela, fundador del IVE”, aunque “han surgido otras denuncias contra él, sobre acciones en materia sexual que afectaron a religiosos y a seminaristas del Instituto”.
“La Congregación competente de la Santa Sede habiendo garantizado el ejercicio del legítimo derecho de defensa del afectado determinó, conforme a procedimientos canónicos vigentes, la veracidad de las denuncias y la imputabilidad al padre Buela de comportamientos impropios con mayores de edad”, agrega el escrito que también publica la agencia católica AICA.
Tras haberse confirmado la veracidad de las acusaciones, el sacerdote Buela tuvo que renunciar al cargo de superior general del IVE y fue recluido en Italia luego de una larga investigación realizada por el Vaticano.
Respecto al seminarista que denunció haber sido víctima de Buela hace ya varios años y reflotó las acusaciones en los medios hace dos semanas, el Obispado dijo que “apenas tuvo noticia, por parte del damnificado, procedió a la debida investigación previa con responsabilidad y rapidez, y la elevó a la autoridad competente de la Santa Sede”.
“Está esperando sus decisiones y mantiene un diálogo cordial con Luis (supuesto nombre del damnificado)”, indica el escrito que también fue difundido ayer por agencia católica AICA.
El comunicado fue leído por el vocero del Obispado, padre José Antonio Álvarez, quien acompañó a Taussig en la rueda de prensa en la que se refirieron a las acusaciones contra el presbítero Yáñez, tras el audio divulgado la semana pasada y que fuera pericia clave para su procesamiento y alejamiento de la diócesis.
“Uno está con varones y necesita cariño”, admite en ese audio Yáñez, ex sacerdote de San Rafael procesado en agosto pasado por “abuso sexual” a dos chicos que residían en un hogar de niños y adolescentes que él dirigía.
El religioso “tiene prohibido cualquier ejercicio ministerial y cualquier acto sacerdotal en público o en privado; sus reiteradas declaraciones públicas acerca de que continúa celebrando la eucaristía y otros sacramentos manifiesta la pertinaz actitud de desobediencia a todas las autoridades de la Iglesia”, señaló el Obispado.
Desde que se iniciaron en el fuero penal civil acciones contra el padre Yáñez por presuntos abusos de menores judicializados a su cargo, el Obispado estuvo a disposición de las autoridades judiciales y brindó su plena colaboración para todo lo que le fue requerido”, aseveró Monseñor Taussig.
En el documento difundido ayer, la diócesis del sur mendocino aseguró que estaba “a la mejor disposición de las víctimas”, a las que expresó su “solidaridad y dolor”, y alentó “a tantos buenos sacerdotes y religiosos ejemplares a perseverar en testimonio cotidiano de entrega limpia y generosa a Dios y los hombres”.
El obispo se manifestó “profundamente dolido” por lo ocurrido y aclaró a quienes ven en los votos de castidad responsabilidad en los abusos, que se trata de “una opción de amor, una entrega a Dios, que tiene muchas otras gratificaciones”.