El Obelisco, ícono y postal, cumplió 80 años

Ayer se conmemoró un nuevo aniversario de la inauguración del monumento que se construyó en tiempo récord y que tuvo muchas críticas. Incluso el veto de una ordenanza lo salvó de la demolición.

El Obelisco, ícono y postal, cumplió 80 años

Testigo central e inmutable durante décadas de los momentos más felices y aciagos del país el Obelisco, símbolo indiscutible de Buenos Aires que ayer cumplió 80 años, fue construido en poco más de un mes y en medio de críticas que, sin embargo, no llegaban a las portadas de los diarios, dedicadas casi en exclusivo a una Europa que marchaba inexorablemente a la guerra.

A seis años del golpe que derrocó a Hipólito Yrigoyen, promediando la “década infame”, el parlamento porteño votó en 1936 erigir un monumento que reflejara el espíritu progresista para celebrar los 400 años de la fundación de Buenos Aires. Presidía el país Agustín P. Justo y el intendente era Mariano de Vedia y Mitre.

Las obras comenzaron en marzo. “Un gigantesco Obelisco recordará en la Plaza de la República el cuarto centenario de Bs. Aires”, publicó La Razón el 21 de ese mes, en la página 4 y acompañado por un gráfico.

También especulaban con quién se casaría el rey Eduardo VIII de Inglaterra (con dos nobles griegas como posibles candidatas y el escándalo por su amor a la divorciada Wallis Simpson como telón de fondo), se había declarado inconstitucional el impuesto al vino en Salta y anunciaban los estrenos de “Ana Karenina”, con Greta Garbo en el rol central; de “39 escalones”, de Alfred Hitchcock, y del film argentino “Canilllita”.

Durante la construcción del Obelisco, que un consorcio alemán con poco más de 150 operarios levantó en el cruce de 9 de Julio y la ampliada calle Corrientes, la portada de La Nación seguía paso a paso la situación europea. En esos días regresó del Vaticano el arzobispo porteño Santiago Copello, investido como primado de Argentina y primer cardenal hispanoamericano.

En varias provincias había complementarias de las elecciones legislativas. “Son excepción los comicios bonaerenses no impugnados”, destacaba un título interno. Otro recuadro abordaba la parálisis infantil. Y sobre el origen de la ciudad, analizaban “por qué triunfó Garay donde fracasó Mendoza”. “Está de parte del Reich la opinión pública británica”, decía la primera plana de La Nación el 20 de marzo.

Mientras las obras avanzaban en la ciudad, Hitler aseguraba que Alemania se armaba “para ser un país más fuerte”, obtenía un triunfo abrumador en las elecciones, varios países se preparaban contra un posible ataque y el Reino de Italia convocaba a millares de “súbditos” de las clases 1902 a 1906 para reforzar su aviación.

En tanto, los porteños ironizaban: “Pisapapeles de acero y cemento”; punzón, estaca y otros términos acompañados por duros calificativos eran comunes para burlarse del monumento.

Entre moldes de blusas de organdí, mantelería en encaje Richelieu, vestiditos en punto smock para las niñas, monogramas para blanquería y publicidad de pastillas azucaradas de aceite de hígado de bacalao para un “rápido aumento de peso”, con las que ya no gritarían “los pobrecitos niños débiles y delgados cuando su madre les muestre la botella”, hasta la revista Para Ti se sumaba con viñetas y chistes a las bromas sobre el Obelisco.

La obra continuó sin pausa, dando forma al proyecto del arquitecto tucumano Alberto Prebisch (1899-1970), difusor del racionalismo europeo y autor también del teatro Gran Rex, inaugurado al año siguiente en Corrientes al 800, y del cine Atlas, en Lavalle a la misma altura, además de varios edificios para el Banco Hipotecario y del cine Gran Rex de Rosario.

El Obelisco pesa 170 toneladas, mide 67,5 metros y tiene 206 escalones con 7 descansos hasta llegar a la cúspide, con cuatro ventanas.

Su costo fue de 200.000 pesos moneda nacional. Cada uno de sus lados rinde homenaje a un hecho histórico: las dos fundaciones de Buenos Aires (Pedro de Mendoza, 1536, y Juan de Garay, 1580), el primer izamiento de la bandera, en la iglesia de San Nicolás (que estuvo en ese predio) y la Constitución de 1880, que estableció la Capital Federal.

El sábado 16 de mayo, en la página 7, La Nación publicaba: “Quedó terminada ayer la construcción del Obelisco en la Plaza de la República”.

La inauguración fue el 23 y apareció en la página 9, al día siguiente. La Prensa le dedicó la página 8, ese domingo. En ningún caso fue portada.

En junio de 1938, después de un acto escolar por el Día de la Bandera al que había asistido el presidente Roberto Ortiz, se desprendieron algunas de las placas que recubrían el monumento.

El Concejo Deliberante dispuso demolerlo, por 23 votos a favor y tres en contra, pero la ordenanza la vetó el intendente, Arturo Goyeneche. Sacaron todas las placas, entre ellas las que tenía el nombre de Prebisch, pero resistió.

Y ahí está, 80 años después, para recibir a hinchadas futboleras, protestas políticas y sociales, intervenciones artísticas o ambientalistas, como supo ser punto de encuentro de muchachas llegadas de las provincias, de “colimbas”, cotidiano escenario para la foto turística y la postal que muestra Buenos Aires al mundo, otra vez en pie de guerra.

Otros hechos notables de 1936

El mismo año en que se inauguró el Obelisco, la ciudad vio nacer a uno de sus principales edificios, el Kavanagh, declarado “Patrimonio mundial de la arquitectura de la modernidad”, y Argentina incluyó por primera vez a una mujer en su equipo olímpico, la nadadora Jeanette Campbell, que llegó al podio en Berlín.

En Mendoza, vale recordar la institución de la Fiesta de la Vendimia.

Frente a la plaza San Martín, en el barrio de Retiro y sobre Florida al 1.000, se alza el Kavanagh, primer edificio de apartamentos con aire acondicionado central en Buenos Aires. Inaugurado el 3 de enero de 1936, con 120 metros de altura, tiene 105 departamentos y en 1994, la Asociación Estadounidense de Ingeniería Civil lo distinguió como hito histórico internacional de la ingeniería. En 1999, la Unesco lo incluyó en el Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad y fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Otro hecho notable fue la inclusión de una mujer en el equipo argentino para los Juegos Olímpicos, ese año en Berlín, donde el nazismo mostró al mundo su poderío y Campbell logró la medalla de plata en los 100 metros libre. Era la cuarta presentación del comité olímpico nacional y volvieron con otras medallas: una de oro en polo -que por última vez se incluyó en los juegos-, y una de oro, una de plata y dos de bronce en box.

Un día antes de la inauguración del Obelisco, un terremoto de 6° Richter sacudió a San Luis. El epicentro fue a 40 km de profundidad entre San Francisco del Monte de Oro y San Martín, donde causó varias muertes.

También hubo ese año elecciones legislativas que ganó la UCR con 44% de los votos, enfrentando a los partidos Socialista, Demócrata Nacional, Demócrata Progresista y a la UCR Antipersonalista.

Y ungido por el papa Pío XI como cardenal -el primero nacido en hispanoamérica- regresó del Vaticano como primado de Argentina el arzobispo de Buenos Aires, Santiago Copello.

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