El criminal xenófobo y ultraderechista noruego Anders Behring Breivik, autor de los atentados de 2011 en Noruega que dejaron 77 muertos, acusó ayer al Estado de intentar asesinarlo con un régimen de aislamiento "inhumano" y equivalente a la tortura.
Breivik, que demandó al Estado por violar la Convención Europea de Derechos Humanos, dijo que las autoridades quisieron "vengarse" por haber atentado contra el complejo gubernamental de Oslo y realizar una masacre en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya.
"Durante cinco años el Estado ha intentado asesinarme con la ayuda de este método".
"Durante cinco años el Estado ha intentado asesinarme con la ayuda de este método", dijo Breivik en el segundo día de un juicio que le hace al Estado por sus condiciones de encarcelamiento, informó el canal público noruego NRK, que citó a fuentes judiciales.
"Si no logro convencer al tribunal hoy, tendrá éxito en matarme", agregó el extremista de derecha, siempre según NRK, ya que la audiencia no fue transmitida por TV por orden judicial.
El noruego, de 37 años, citó como ejemplos de trato inhumano los cientos de registros e inspecciones que le hacen desnudo y el uso continuo de esposas, sobre todo en el penal de Ila, al oeste de Oslo y donde estuvo hasta otoño de 2013-, lo que le llevó a no salir de su celda.
Breivik criticó que todas las visitas que recibió son de profesionales salvo las de su madre, la única persona con la que pudo conversar sin el vidrio de seguridad de por medio poco antes de su muerte hace tres años. También dijo estar frustrado porque no se le ha permitido responder a las peticiones de visita de los miles de simpatizantes que le han escrito, aunque asegura que en las cartas no había contenido político y que se trataba de conservadores, no de extremistas.
"Lo más insoportable y que le quita sentido a la vida es que se me niegue formar relaciones significativas, aunque me haya portado de forma ejemplar en prisión", dijo Breivik, que tampoco entiende por qué no le han dejado casarse con una nacionalsocialista, informó la agencia de noticias EFE.
Se quejó de que le sirven café frío y se refirió a los autoridades penitenciarias como "sádicos".
También denunció que no le hayan permitido publicar dos libros, se quejó de cuestiones como la calidad de la comida o que le sirvieran café frío, se refirió a los carceleros y autoridades penitenciarias como "sádicos" y calificó las prisiones noruegas como las "más inhumanas" de Europa por la dureza del aislamiento.
Breivik, que hoy no repitió el saludo nazi hecho ayer, mostró poca confianza en la imparcialidad del personal sanitario y del tribunal, y amenazó con que, si la justicia noruega rechaza sus demandas, iniciará una campaña de desobediencia civil similar a las de los presos del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
El noruego mató a ocho personas en un atentado con bomba en Oslo y a otras 69 personas, muchas de ellas adolescentes, en un ataque con fusiles de asalto en la isla de Utoya el 22 de julio de 2012. Breivik argumentó que cometió el ataque para frenar lo que describió como un proceso de islamización de Europa y de pérdida de su identidad cultural, y para vengarse de las políticas de los gobiernos de izquierda a favor de la inmigración en Noruega.
En la actualidad cumple una condena de 21 años de prisión, el máximo permitido por la legislación noruega, y su pena podría ser ampliada.
En prisión está en una celda con tres habitaciones, televisión y computadora sin acceso a Internet. Tiene permitido salir al patio para hacer ejercicio y sólo tiene contacto con guardias y con personal médico. Su abogado tiene que hablar con él a través de un cristal.