El domingo se entrega en Oslo, la capital de Noruega, el Premio Nobel de la Paz de 2017 a la Campaña Internacional por la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés).
La historia de ICAN empieza con la historia de su fundadora, la International Phisicians Prevention Nuclear War, IPPNW (Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear), que en la Argentina la hemos extendido a todos los profesionales de la salud. La IPPNW fue fundada en 1980, como una inspiración nacida de la Guerra Fría. Con el mundo dividido en dos campos militarizados al borde de la guerra nuclear, un pequeño grupo de médicos soviéticos y estadounidenses dio un salto de fe. Ellos razonaron que su interés común en la supervivencia era más poderoso que las divisiones ideológicas entre ellos. Creían que su obligación como médicos y profesionales de la salud incluía un compromiso común para la prevención de la guerra nuclear.
Los cofundadores de la organización fueron los doctores Bernard Lown (eminente cardiólogo de los EEUU) y Evgueni Chazov, de la Unión Soviética.
Crearon un equipo para llevar a cabo meticulosas investigaciones científicas basadas en datos recopilados por colegas japoneses que estudiaron los efectos de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki y recurrieron a su conocimiento de los efectos médicos de quemaduras, explosiones y lesiones por radiación.
Los médicos hicieron sonar una advertencia médica a la humanidad: la guerra nuclear sería la epidemia final; que no habría cura ni respuesta médica significativa. Su mensaje llegó a millones de personas en todo el mundo.
En sus primeros cinco años, IPPNW, trabajando intensamente, educó a profesionales de la salud, líderes políticos y al público sobre las consecuencias médicas y ambientales del colapso nuclear. Por este esfuerzo, que unió a los médicos a través de la división de la Guerra Fría, IPPNW recibió el Premio Unesco de Educación para la Paz en 1984 y el Premio Nobel de la Paz en 1985.
Durante los años ochenta y noventa, IPPNW documentó exhaustivamente los efectos sobre la salud y el medio ambiente de la producción, las pruebas y el uso de armas nucleares. En una serie de libros bien documentados, autorizados y numerosos artículos de opinión en revistas médicas y la prensa popular, IPPNW explicó el tremendo precio que pagan los Estados nucleares en su búsqueda de armas nucleares.
En setiembre de 2006, la IPPNW adoptó una propuesta en su congreso bienal en Helsinki, (Finlandia), para lanzar ICAN globalmente.
ICAN fue lanzado públicamente en dos eventos: el primero, el 23 de abril de 2007 en Melbourne, (Australia); el segundo, el 30 de abril de 2007 en Viena, en una reunión de Estados parte en el Tratado de No-Proliferación de Armas Nucleares.
Qué es ICAN: La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) es una coalición global que trabaja para movilizar a las personas de todos los países para inspirar, persuadir y presionar a sus gobiernos y que estos inicien y apoyen las negociaciones: conseguir la firma de un tratado que prohíba las armas nucleares. El llamado era para los Estados, las organizaciones internacionales, las entidades de la sociedad civil y los demás actores a que se comprometan y reafirmen que cualquier uso de armas nucleares causaría un daño humanitario y ambiental catastrófico. Y además: existe un imperativo humanitario universal de prohibir las armas nucleares; incluso, para los Estados que no las posean.
Los Estados que tienen armas nucleares tienen la obligación de eliminarlas por completo. Deben actuar inmediatamente para impulsar y apoyar un proceso multilateral de negociaciones para conseguir la firma de un tratado que prohíba las armas nucleares.
Nuestra campaña reúne a organizaciones humanitarias, medioambientales, de derechos humanos, de desarrollo y a favor de la paz, ubicadas en más de 70 países, con el fin de aprovechar la oportunidad histórica que existe para declarar ilegal y eliminar las armas nucleares. Personas destacadas, tales como el líder antirracista Desmond Tutu, el Dalai Lama, Yoko Ono y el actor Martin Sheen, han brindado su apoyo.
En conjunto, nueve países poseen más de 17.000 armas nucleares. Los Estados Unidos y Rusia mantienen aproximadamente 2.000 de sus armas nucleares en estado de alta alerta, ya que están listas para lanzarse a los pocos minutos después de una advertencia. La mayor parte de las armas nucleares es mucho más poderosa que las bombas atómicas que cayeron sobre Japón en 1945. Si sólo se detonara una cabeza nuclear sobre una gran ciudad, podría matar a millones de personas y provocar efectos que persistirían durante décadas.
La única garantía contra la proliferación y el uso de las armas nucleares es eliminarlas cuanto antes. Si bien los líderes de algunas naciones que poseen armas nucleares han expresado su visión acerca de un mundo libre de armas nucleares, ellos han fracasado en desarrollar un plan para eliminar sus arsenales y los están modernizando.