Mario Bravo, el nieto 119 recuperado, se reencontró con su madre, quien lo dio a luz en cautiverio, contó que fue una reunión "muy emotiva" y llamó a tener fe a aquellos que están en la búsqueda de su identidad.
"He podido estar. Es hermosa como yo -dijo entre risas, durante un conferencia de prensa que se dio en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo-. Dicen que soy igual, con peluca".
Mario afirmó que "el encuentro fue muy lindo, me revivió todo" y volvió a bromear: "Ahora tengo seis hermanos y un montón de gastos para Navidad".
Reveló que su madre le contó de su cautiverio y le confió que le hablaba "mucho a la panza", pero no quiso entrar en detalles al señalar que ella prefiere preservarse porque aún está con miedo y conmocionada por esta situación.
"No pudimos hablar mucho. Solo abrazo y llorar" -le dijo a los periodistas cuando insistieron en conocer detalles-. Le dije que había hecho mucho. Faltó un ratito nomás, pero hizo lo más importante: buscarme".
El joven de 38 años, que viajó a Buenos Aires desde el pueblo santafesino de Las Rosas junto a su mujer, afirmó que al ver a su madre su vida pasó frente a él "en blanco y negro". Durante su testimonio, Mario Bravo aclaró que no sabe si quiere cambiar su nombre e insistió en defender a sus padres de crianza, ya fallecidos.
"No reniego de mi pasado. Mis padres de crianza no están, esto no se lo hubieran esperando en la vida -señaló-. En mi pueblo nos conocemos todos y saben quién es fulano y quién es fulano. Ellos venían de perder una hija de 6 años, le traían un hijo adoptado. En esa época no se sabía lo que pasaba, era un pueblo. Era todo un engaño". El joven afirmó que, mientras estaba en su pueblo, veía noticias de nietos encontrados y pensaba "'hoy me toca a mí'", por eso añadió: "Hay que tener fe que todo llega, pero hay que tener mucha fe. Se pide, se pide mucho, y hay que animarse".
Durante la conferencia de prensa, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, oficializó la historia del joven, aunque no quiso dar a conocer la identidad de su madre, a quien solo llamó "Sara".
"Hoy nuestro nieto se encontró por primera vez con su madre, y es un hecho extraordinario que queremos celebrar. Es la quinta mamá que pudo recuperar a su hijo apropiado por la dictadura Sara, cuyo apellido preferimos preservar", dijo.
Precisó que Sara trabajaba en un hotel en la provincia de Tucumán, donde vivía con otros dos hijos menores, y en 1975 al regresar una madrugada de su empleo fue interceptada por un auto en la puerta de la vivienda. Los sujetos la llevaron a una comisaría, luego a la jefatura y a la cárcel de Villa Urquiza donde permaneció en condiciones de detenida ilegal, hasta que dio a luz a su bebé, el cual le fue arrebatado por un enfermero.
De acuerdo al relato, "Sara jamás lo volvió a ver. Fue liberada y vivió atemorizada. Treinta años más tarde, a través de una conocida y acompañada por Hijos-Tucumán, se puso en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos" provincial y luego con ese área de La Nación para someterse a estudios de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, donde ya estaban los datos de su hijo.
Se sabía antes del balotaje
La presidenta Cristina Fernández sabía del hallazgo del nieto 119 antes de las elecciones del último balotaje pero dio la orden de no darlo a publicidad, según aseguró el secretario de Derechos Humanos Juan Martín Fresneda, quién afirmó que la presidenta le enviaba al joven Mario Bravo "un abrazo con mucho amor".
" Hemos tomado la decisión junto con la presidenta de no anunciarlo previo a las elecciones, para el cuidado y la preservación y evitar cualquier tipo de suspicacia. Es parte de los actos públicos que nosotros tenemos la responsabilidad de informar", afirmó.