¡Cómo le gustan las finales a Rivadavia! Y no es para menos: lleva once definiciones consecutivas. Por algo es el equipo multicampeón de los últimos años y tiene sed de revancha.
En esos corazones Naranjas aún duelen las derrotas con Atenas en la final del torneo anual de 2013 (perdió por una protesta de puntos el primer partido de la serie) y la caída ante Anzorena en el último Apertura. Por esta razón, sueñan con obtener el Clausura y llegar a la final anual contra el equipo de la Sexta. Quedó a un pasito nomás.
Rivadavia le dio una verdadera paliza a Capital en el inicio de las finales. El 75-63 mostró a dos equipos en diferente sintonía de cara a la definición. Los dirigidos por Eduardo Martín tendrán la chance de redimirse hoy, desde las 19, en la Federación de Box. Otro triunfo Naranja dará una nueva estrella a los del Este.
La precisión del local contra la mala puntería de la visita. Así se dio el primer parcial, donde Rivadavia sacó una diferencia notable (13 puntos) de la mano de Federico Pérez Da Rold. Los capitalinos cayeron en la repetición de movimientos y fallaron mucho desde el perímetro. Ni el ingreso del experimentado Leonardo Da Viá pudo cambiar esa impericia bajo el tablero rival.
En el segundo período, esa brecha se amplió aún más porque el Naranja hizo rápida y efectiva la transición ocupando los tres carriles del campo. Sin embargo, el quinteto de calle Alpatacal reaccionó con sendos triples de Daniel Delmonte y Nani Da Viá y se puso de nuevo en partido.
Tras el descanso largo, el conjunto del Este volvió a su mejor versión y a la que mejor le sienta: fuerte presión sobre la pelota, cortar línea de pases y desgastar al rival para que no tome lanzamientos a pie firme. Y lo logró. Como plus, la conducción de Federico Grenni fue la clave para volver a ampliar la diferencia y Abel “Chiquito” Trejo mostró sus virtudes bajo los tableros.
El equipo de la Ciudad de Mendoza tuvo algo en la potencia de Pablo Zogbe como para discutir el juego pero no fue argumento suficiente. Apurado, fue un equipo que acumuló voluntades sin mucho éxito y el cierre no sorprendió a nadie. Rivadavia ganó con autoridad, fiel a su costumbre y quedó a un pasito.