Algunas sorpresas han sido las noticias que han recorrido el mundo básquet. Primero la rápida eliminación de Puerto Rico en ronda clasificatoria, luego la propia selección Argentina en una derrota histórica, más tarde sería el turno en cuartos de final de la selección anfitriona. Unos españoles desconcertados y un público que aún no puede entender que después de haber tenido todo a su favor, háblese de localia y fixture, hayan perdido contra una Francia muy disminuida debido a sus grandes ausencias (Parker, Noha y De Colo).
Los cuatro justos semifinalistas se veían las caras. En primera instancia desde la preciosa ciudad de Barcelona, se enfrentaban Estados Unidos y Lituania donde los americanos superarían ampliamente y dejando en claro a que vinieron.
Desde Madrid la otra semi tenía a Serbia y a Francia. Los serbios, que venían de florearse frente a un desconocido Brasil dirigido por el Argentino Rubén Magnano. Mientras que los galos rompieron las casas de apuestas y derrotaron a su par de España en un partido que dejó en evidencia que el básquet FIBA está cada día más parejo y por ende muy competitivo.
Ambos equipos tendrían que luchar arduamente para poder llegar a la final frente a los NBA que los esperaban. Los de la ex Yugoslavia tomaron ventaja en el marcador desde comienzos del primer cuarto y la mantuvieron hasta los 5 minutos finales donde los comandados por un inspirado Nicholas Batum se acercaron y llegaron a estar solo dos puntos quedando tan solo 16 segundos para finalizar el cotejo.
Sin dudas una semifinal muy digna de lo que se esperaba de ambos equipos. Pero el básquet tiene eso tan lindo, donde el empate no tiene lugar. Solo uno tendría la chance de pasar, fueron los Serbios que con el corazón en la boca tendrán la posibilidad de alzar la preciada Copa del Mundo FIBA.
Una final que verá a dos equipos de altísimo nivel, pero los americanos son los únicos invictos y si hablamos desde los papeles no deberían sufrir sobresaltos para quedarse con el oro una vez más. Serbia, por su parte, deberá demostrar todo su potencial para una vez más romper con la hegemonía que han impuesto los estadounidenses a lo largo de la historia del básquetbol.
