El Mundial 2030 se reflota y Mendoza tendrá la posibilidad de recibir sus beneficios

El Mundial 2030 se reflota  y Mendoza tendrá la posibilidad  de recibir sus beneficios

Por Por Fabián Galdi - fgaldi @losandes.com.ar

La reactualización de la información sobre la organización conjunta del Mundial 2030 reabrió un frente de gestión que ya lleva alrededor de siete años en pugna para que la FIFA, como entidad madre del fútbol mundial, conceda a la Argentina y Uruguay la sede conjunta de la cuarta Copa del Mundo por venir. Los tiempos de la alta dirigencia futbolistica nunca fueron de la mano con la urgencia, sino que responden a leyes propias del status quo a escala planetaria. Es tal el avance futbolístico sostenido de las grandes potencias de Europa occidental más América del Norte, como asimismo del surgente mundo árabe en el Golfo Pérsico o del mismo continente asiático en el Lejano Oriente, que la posibilidad en suelo sudamericano asoma como única e irrepetible en la primera mitad de este siglo, al menos. Es dentro de trece años o no será por muchas décadas más en la más popular disciplina deportiva, quizás. Verbigracia: es ahora o nunca para ésta y la generación venidera.

Como en una versión de analogía con la esfera de la alta política, los vínculos entre intereses corporativos y personales traccionaron para que recobrara estado público un proyecto que se hallaba en un estado virtual de amesetamiento desde hace casi tres años, más específicamente desde el fallecimiento de Julio Humberto Grondona en agosto de 2014. El cambio de gobierno trajo aparejado que la cuestión cediera el protagonismo que había cobrado desde fines de 2012 en adelante. Una nota publicada en Los Andes a principios de 2013 ('Mundial 2030, la gran oportunidad') había puesto énfasis en la gran oportunidad que se le abría a Mendoza, ya que el estadio mundialista Malvinas Argentinas estaba considerado como una de las cabezas de sede y hasta se proyectaba una refacción para ampliar su capacidad. Ahora, los anuncios que tomaron consideración pública para una reunión entre los presidentes Mauricio Macri y Tabaré Vázquez permiten reabrir el espacio de diálogo que se había registrado al respecto entre sus respectivos antecesores, Cristina Fernández de Kirchner y José Mujica.

Se está frente a otro hecho de alcance histórico, puesto que el pedido entre ambas naciones obedece a que en 2030 se cumplirá el centenario de la primera Copa del Mundo, la cual se disputó en Montevideo y cuya final se decidió a favor de los uruguayos frente al seleccionado argentino. Casi un siglo después, la idea se expande a que la capital uruguaya vuelva a ser el epicentro del certamen, pero que éste se prolongue en territorio de nuestro país. Aquí es donde talla Mendoza como una de las más que seguras subsedes del máximo torneo de selecciones del mundo. Máxime cuando los proyectos de la FIFA remiten a ampliar el cupo de participantes para ampliarlo de los actuales 32 competidores a 40 selecciones.

Ya en los albores de la Copa América 2011, disputada en nuestro país, el asunto había cobrado fuerza a partir del convencimiento de Grondona. El por entonces presidente de la AFA mantenía un poder de decisión fenomenal sobre asuntos internos del fútbol nacional pero también internacional, ya que también era uno de los vicepresidentes del máximo organismo futbolístico mundial. Inclusive, tenía a su cargo la estratégica comisión de mercadotecnia, la cual tenía ingerencia directa con el mercado de las transmisiones televisivas y de los nuevos formatos que seguían creciendo en la actividad. Bastaba que Don Julio levantara el pulgar para que la maquinaria se pusiera en funcionamiento, y lo hizo. La vinculación aceitada con el uruguayo Eugenio Figueredo, en ese momento hombre clave en la Conmebol (confederación sudamericana), facilitó la comunicación entre sendas partes, a ambas márgenes del Río de la Plata.

Nuestra provincia se halla frente a una oportunidad histórica, beneficiada por el contexto y por sus antecedentes como organizadora de competiciones internacionales oficiales. Más allá de su debut en el Mundial 1978 como subsede, más el Mundial Sub20 2001, en igual jerarquía, los puntos más cercanos en el tiempo fueron los de la cabeza de la región Cuyo en la Copa América 2011, las posteriores organizaciones del campeonato Sudamericano Sub20 y el torneo Sudamericano Sub17, además de los partidos contra Uruguay en 2012 y 2016 por las eliminatorias sudamericanas para los mundiales de Brasil y de Rusia, respectivamente. En todos los casos se sortearon con éxitos las pruebas y así se fue instalando definitivamente la plaza como una de las de mejor puntaje en todo el territorio nacional.

Si es auspicioso, de por sí, que existan espacios de complementación entre naciones hermanas, la mirada sobre los alcances de un Mundial de fútbol debieran ser considerados con una visión estratégica a mediano y largo plazo. Los beneficios se multiplicarán a partir de los réditos económicos que dejarán el turismo internacional, las transmisiones televisivas, el merchandising y otros tipos de posibilidades para fortalecer el crecimiento. El momento es éste y no habrá que desaprovecharlo. Que así sea.

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