Saber cambiar a tiempo. Tomar una decisión importante en cierto momento puede ser el puntapié inicial para lograr el éxito.
Esto ocurrió en el Tomba ya con el campeonato dando sus primero pasos. Por ahora el camino elegido es acertado, habrá que ver cómo termina la novela dentro de ocho fechas.
¿Cómo es la historia? Después de tener a todos los refuerzos disponibles, y con varios días al frente del plantel en plena pretemporada, el Gallego Méndez se decidió por el esquema que más le seducía: un 4-5-1 bien marcado.
La idea era tener la pelota con varios volantes de buen pie, pero que además llegaran con mucha frecuencia al área contraria para acompañara a Jaime Ayoví.
Por eso en el debut ante Rosario Central (no estuvo Fernando Zuqui por suspensión) aparecieron Carabajal, Godoy, Fernández, Giménez y Angileri en la mitad de la cancha.
El rendimiento no fue el esperado y a Sebastián Méndez no le tembló el pulso para modificar el sistema táctico, siempre con la misión de mejorar el nivel colectivo de su elenco.
Más allá de una excepción ante Independiente( apostó por tres delanteros: Garro, Ayoví, García), estaba claro que el DT tenía otra cosa en mente para el Expreso.
Fue ordenando las piezas y el equipo comenzó a tomar forma dando buenas señales desde el juego.
El capitán Zuqui empezó a mostrar su mejor versión, crecieron Godoy y Pol Fernández, mientras que Gabriel Carabajal fue determinante entrando desde el banco. Pero la mayor parte de la transformación fue en ataque...
Los tanques juntos. Bien desde lo físico, Méndez sabía que el Morro García podía ser una opción de extrema jerarquía a la hora de diseñar el dibujo ofensivo.
Y no se equivocó el adiestrador en su decisión. Le dio rodaje al uruguayo para ser el socio de La Yoya. Dos puntas definidos, algo que no tenía en la cabeza al principio cuando armó el conjunto.
¿Cómo respondió el delantero ante tamaña confianza? Con buenas actuaciones y goles de todos los colores.
Hoy ambos expresan una dupla temible que le da más de un dolor de cabeza a las defensas contrarias.
El Morro y Ayoví parecen conocerse de toda la vida. Se entienden a la perfección y se potencian. En ellos descansa el modelo ganador.
