El mito de la jura de la Bandera de Los Andes

¿Qué sabemos del estandarte que acompañó al Ejército Libertador? ¿Por qué manos fue bordado? Distintas versiones en torno al símbolo patrio.

El mito de la jura de la Bandera de Los Andes
El mito de la jura de la Bandera de Los Andes

El 5 de enero de 1917, el gobernador de Cuyo, Toribio Luzuriaga, junto al General en Jefe del Ejército de los Andes, jefes, oficiales, tropas y parte del pueblo de Mendoza, se reunieron para proclamar a la Virgen del Carmen de Cuyo patrona de ese ejército y sellar el juramento de la bandera.

En aquella ocasión, muchos se congregaron en la plaza principal y la iglesia Matriz de Mendoza. Días después de la ceremonia, el ejército libertador partió rumbo a Chile.

Desde hace muchos años, autores nacionales y locales aseguran que aquel juramento de fidelidad que hicieron las tropas y los ciudadanos mendocinos fue a la Bandera de los Andes. Hoy, intentaremos explicar otra versión en torno a su jura.

Una leyenda de 200 años

Varios historiadores afirmaban que las Patricias Mendocinas habían confeccionado y bordado la gloriosa Bandera de los Andes.

La tradición - según la carta de Laureana Ferrari- dice que nació como una propuesta durante la cena de Navidad de 1816. El General San Martín desafió a su mujer, junto a sus cuatro amigas, a confeccionar una bandera antes del 5 de enero de 1817.

El ferviente patriotismo de aquellas damas fue más allá de la propuesta y, sin vacilar, aceptaron el reto. Tanto Remedios Escalada de San Martín como las otras damas, estuvieron diseñando el modelo y, al día siguiente, recorrieron la ciudad en busca de la tela para su confección. Por milagro la encontraron en un comercio de las inmediaciones de la ciudad, en una calle que llamaban “Del Cariño Botao”, en el actual departamento de Godoy Cruz.

Con la sarga blanca y azul cielo se confeccionó la enseña en dos fajas unidas verticalmente. La blanca hacia adentro y la azul cielo hacia afuera.

El escudo central fue un bello testimonio que encerraba los emblemas de las manos unidas, la pica y el gorro de la libertad, coronado por un sol en la parte superior y orlado el conjunto con ramas de laureles, muchas de ellas bordadas por doña Remedios. Pasaron varios días y, cuando faltaban pocas horas para finalizar el plazo dado, las damas pudieron terminar con la tarea de madrugada.

Ese mismo día, agotadas por el cansancio de aquella labor y casi sin dormir, las Patricias acudieron a la ceremonia de la jura y proclamación de la bandera.

Hace unos  meses los investigadores Adolfo Golman y Francisco Gregoric, luego de años de investigar este tema, dieron una versión diferente a los hechos que relató en 1856 Laureana Ferrari, esposa del coronel Manuel de Olazábal.

Estos historiadores comprobaron varias falencias en la carta de Ferrari. Ciertos datos no coincidían con lo que ocurrió en aquel tiempo. Por ejemplo, la tela original no es sarga - como dice en su nota la Patricia Mendocina- sino raso. Tampoco coincidía la edad y el estado civil de

Dolores Prats, entre otras investigaciones. Finalmente, estos profesionales concluyeron que se trata de una carta apócrifa.

Por otra parte, cabe destacar que la Bandera de los Andes,  por sus dimensiones y características, es en realidad un estandarte.
Hace varios años, el recordado profesor Fontana, aseguró a través de una prolija investigación que las Patricias no participaron activamente en la confección de la misma, acreditando esa labor a las monjas de la Compañía de María.

Además de estas nuevas versiones que derriban la hipótesis tradicional, vale decir que este estandarte fue creado por una resolución del Gobierno de las Provincias Unidas del Sud, cuando se formaron los dos ejércitos del Norte y de los Andes, el 1 de agosto de 1816, y no por una iniciativa del General San Martín. Recordemos que las ordenanzas militares eran estrictas en esa materia.

Existe, además, documentación que reglamentaba el uso de estandartes de los batallones y regimientos que estuvieron o fueron creados en Cuyo desde 1814 hasta 1817. Es muy probable que además existieran varias banderas o, mejor dicho, estandartes del Ejército de los Andes.

Durante una exhaustiva investigación realizada en libros contables (y en otros documentos de aquella época que se encuentran en el Archivo General de la Nación y  de nuestra provincia) no existen datos concretos sobre la compra de telas de esos colores y otros accesorios. Lo que indica que estos estandartes fueron confeccionados en Buenos Aires y sin la participación de las Patricias Mendocinas.

Fiesta patriótica

El día 3 de enero, el gobernador Luzuriaga emitió un bando en donde invitó al pueblo de Mendoza a participar del solemne acto de la jura de la Patrona del Ejército de los Andes Nuestra Señora del Carmen y la bendición de la Bandera Nacional. Entre otras cosas, señalaba que se adornaría la calle principal de la Cañada -hoy Ituzaingó- y los cuatro ángulos de la plaza. Por la noche, en vísperas de aquella ceremonia, se iluminarían las portadas y casas.

Todo el pueblo quedaba invitado   a esta solemne ceremonia.

La jura de una bandera equivocada

En la mañana del 5 de enero de 1817,  se proclamó a la Virgen del Carmen de Cuyo como Patrona del Ejército de los Andes y se bendijo la Bandera.

El acto se llevó a cabo en la Iglesia Matriz de la Ciudad de Mendoza, actual calle Alberdi e Ituzaingó. La ceremonia comenzó antes de las 10 de la mañana. Las tropas patriotas bajaron por la calle de la Cañada hasta llegar al convento de San Francisco (ex-Jesuitas) luego de que los jefes del Ejército de los Andes se pararan en la puerta. Un grupo de escoltas trajo la imagen y la colocó a la cabeza de la columna; así se inició la procesión.

Detrás de la misma, el General San Martín,el gobernador Toribio Luzuriaga y otras autoridades marcharon hacia el altar que estaba en el templo. Antes de la misa se consagró la Bandera Nacional y el bastón de mando militar del General Don José de San Martín. Después del Evangelio, el vicario general castrense, José Lorenzo Güiraldes, dirigió unas palabras a los asistentes, instando a defender la Patria.

Concluida esta ceremonia, las tropas libertadoras marcharon al campo de instrucción con el pabellón nacional y, a las 16 horas, formaron en orden de parada. Allí se realizó el histórico juramento.

Aquel día no se bendijo la bandera de los Andes, como se creyó por mucho tiempo, sino el pabellón de la entonces Provincias Unidas del Sud y la jura de fidelidad a Nuestra Señora del Carmen de Cuyo como patrona del Ejército Libertador.

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