A casi 200 años de la campaña emancipadora realizada por el Ejército de los Andes, se sigue hablando acerca de algunos lugares y hechos sanmartinianos que, gracias al aporte de nuevas investigaciones, han revelado una historia diferente a la que siempre nos contaron en la escuela. Entre ellas se encuentra la capilla de El Plumerillo, que no tuvo vinculación con la gesta sanmartiniana.
Plumerillo vs. Campamento
Luego de la expulsión de los Jesuitas, el funcionario Manuel Segura tomó posesión de los terrenos y formó su hacienda.
Antiguamente, este paraje se distinguía como Alto Plumerillo y Bajo Plumerillo. El primero se ubicaba en lo que hoy es El Algarrobal y el segundo en donde actualmente se encuentra la capilla.
La zona en la que se estableció el campo de instrucción del ejército fue bautizada por los vecinos con el nombre de El Campamento. A partir de 1940 se llamó El Plumerillo.
El mito decía...
La leyenda decía que durante el comienzo de la campaña libertadora, allá por 1816, el General San Martín visitaba todos los domingos una capilla que quedaba en las inmediaciones del campo de instrucción. A ese lugar, denominado la capilla de los Segura, acudían a los oficio religioso que era realizados por el vicario castrense Lorenzo Güiraldes.
El Libertador y sus camaradas de armas, asistieron a la renombrada capilla hasta mediados de enero de 1817, cuando se puso en marcha el Ejército de los Andes.
Una carpa como templo
Las misas comenzaron a fines de 1816, en el campamento, bajo una gran carpa de color damasco carmesí con un altar móvil.
Durante la mañana, se iniciaba la ceremonia religiosa dirigida por el vicario general castrense llamado Lorenzo Güiraldes.
Además del altar principal, se colocaban otros más pequeños para los distintos batallones. Hoy se sabe que estos muebles habían sido construidos en la maestranza, por orden del padre Casimiro Albano.
La capilla antes de San Martín
Desde 1815 la familia Segura contaba con un pequeño oratorio particular. No existe evidencia documentada hasta la fecha que indique que San Martín haya estado en aquel sitio.
En 1823, Segura todavía no había terminado la construcción de la capilla. Esto consta en los expedientes sucesorios de don Clemente. Durante 1824, el canónigo Mastai Ferretti, quien más tarde sería el Papa Pío IX, llegó a nuestra provincia y ofreció un oficio religiosos en ese mencionado oratorio.El terremoto de 1861 destruyó totalmente esta capilla, reconstruida años después.
En 1899, el profesor del Colegio Nacional Julio Leónidas Aguirre, resaltó el lugar donde se ubicó el glorioso campamento con el objeto de erigir un monumento; basándose en la tradición oral, añadió la capilla de los Segura como lugar sanmartiniano, fomentándose así el mito de que San Martín participaba de los oficios religiosos en ese lugar.
No solamente se equivocó en propagar este mito sino, también, en la ubicación del actual campo histórico El Plumerillo.